Por Aldo Battisacco – Enviado especial a Buenos Aires

Con el nacimiento del Mercosur se fundó una nueva estrategia de integración de la que participaron, Raúl Alfonsín, José Sarney y Julio María Sanguinetti. Después, los años noventa trajeron un ciclo de integración commodytizado, esta integración resultó ser una subordinación a los intereses transnacionales.

En diálogo con Conclusión el diputado del Parlasur, Gastón Harispe, expresó que «La hidrovía es hija de este tipo de integración, que tenía eje en el agro negocio y la producción de materias primas para la exportación», precisó.

En la misma línea explicó que «un commodity, básicamente es una mercancía, si nos preguntamos si un alimento lo es, no, un tomate no es una mercancía. Pero cuando hablamos de soja y de trigo para hacer harina para vender al exterior, hablamos de precios dolarizados, lo mismo sucede con los minerales o el petróleo si son commodity».

El legislador señaló que cuando se habla de hidrovía, que es pagada por los cargadores, es decir que la pagan los argentinos, «está hecha por la multinacional Jan de Nul, la empresa de origen belga que trajo la draga más importante de la región».

Argentina necesita controlar el comercio exterior

Y disparó sobre el drama nacional: «La dependencia de un modelo de comercio exterior extractivista, está hecha por los intereses del capital global que decidió que Argentina, Uruguay y Paraguay serían los exportadores de commodity para abastecer sus mercados internos, por oposición ellos producen investigación y tecnología, sin embargo nosotros les producimos los alimentos para sus animales».

Según Harispe, si se exporta el producto del campo, «no como excedente sino como commodity, se trata de un producto de los flujos financieros puesto al servicio de la producción. El precio no lo ponen los argentinos exportando, eso lo establecen los mercados donde se establece un valor en una pizarra, y allí se conforma el precio internacional.

Vicentin es importante porque es una exportadora, pero en sí misma no resuelve todos los problemas, porque Argentina necesita controlar el comercio exterior. Porque si no lo hacemos es difícil que los precios internos sean los adecuados.

«Argentina es un país inflacionario en el rubro alimentos, porque los exporta y porque tienen valor internacional. Los productos que tienen que ir a la mesa de los argentinos, tienen valor local, si se pagan salarios bajos, insumos y otros elementos, veremos que los costos de producción son menores que lo que se pueden vender en el exterior, esto es imposible sostenerlo», analizó el parlamentario.

El presidente Alberto Fernández, habló de soberanía alimentaria, esto significa, dijo Harispe, «romper las cadenas de comercialización extranjerizadas que atan el producto de nuestro campo a las pizarras de las bolsas del mundo y a las estrategias del capital global  que ubican sus productos en el lugar que quieren».

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