Para el rabino Tawil, estos son tiempos premesiánicos
El religioso, estudioso de la Torá y de los principios jasídicos, no dudó en definir estos tiempos como el de “los talones del Mesías", y que el cambio de era es "inminente".
- Info general
- Abr 13, 2016
Por Carlos Duclos
Actos terroristas, enfermedades, violencia física y moral, guerras, persecuciones y torturas a seres humanos, condiciones indignas de vida para cientos de millones de personas, formas de esclavitud enmascaradas o disimuladas y permanentes atentados contra el ecosistema, son algunos de los dramas que padece la humanidad en estos días.
Paradójicamente, todo esto sucede en el marco de un avance tecnológico y científico como jamás ocurrió ¿Son los tiempos premesiánicos? ¿Está la humanidad en el umbral de un cambio de orden? A esto responde a Conclusión el rabino de Jabad Shlomó Tawil, quien durante la entrevista no dudó en definir estos tiempos como el de “los talones del Mesías”. El religioso, estudioso de la Torá y de los principios jasídicos, no duda en asegurar que el cambio de era es “inminente”.
–Rabino, la humanidad el hombre de hoy está mal, y no sólo por atentados terroristas. Basta salir a la calle para observar a la gente alterada, a veces enojada y haciendo cosas que no son buenas. Hay violencia, hay injusticias y hay también un alejamiento del ser humano de Dios. Da la impresión de que hoy en general se adora al Dios dinero, al ídolo que es el materialismo y aquello de orden espiritual la gente tiende a rechazarlo o a pensar que no sirve para nada ¿Qué es lo que está pasando?
-Hay dos caras de una misma moneda y hay que saber discernir y no confundir. Esta confusión, esta pérdida de valores, esta actitud de mucha gente está profetizada. Ya los profetas y los sabios del Talmud predecían que se iba a vivir una época llamada pre mesiánica o también se llama “los talones del Mesías”, es decir que ya se escuchan las pisadas de lo que está llegando. La era mesiánica es la era en que se espera paz universal, paz interior, armonía, convivencia. Entonces: ¿cómo se explica que estemos viviendo todo lo contrario? La respuesta que dan nuestros sabios es algo similar a lo que ocurrió cuando los judíos salieron de Egipto, estuvieron muchos años esclavizados, afligidos, oprimidos y en un momento, según cuenta la Biblia, Dios llama a Moisés y le encomienda liberar al pueblo judío de la esclavitud egipcia: “Andad, decid al faraón, envía a tu pueblo, envía al pueblo judío a la tierra que Dios le prometió a los patriarcas”. Moisés va a Egipto para hacer la maravillosa tarea que Dios le encomienda, convencer al pueblo que los viene a liberar y al faraón para que se asuste y los libere, pero no pasa nada de eso sino que empeora la situación y hay más esclavitud, se empeora el trabajo, hay más aflicción y la gente pierde la fe. Cada vez peor, al punto que hasta Moisés le dice a Dios: ¿Qué pasa, me mandás y la cosa está peor? Pasó un año hasta que recién los pudo liberar, todo tenía que llegar a una situación terrible, un punto máximo.
–Se ve en un principio como una decepción.
– Sin embargo, de un segundo al otro todo se produjo y la liberación se realizó en una noche. El éxodo de Egipto está comparado por el profeta Ezequiel como un parto, los momentos previos donde empiezan las contracciones, los dolores. Más allá de que el embarazo no es algo fácil y simple, cada vez que se acerca más el nacimiento de una nueva vida, peor se ponen las cosas, hay más riesgos y más sufrimientos, rotura de bolsa, correr al sanatorio, más dolores tiene la mujer en la sala de preparto y el parto mismo es lo más difícil y doloroso hasta que nace la criatura, la nueva vida. Las cosas se van después normalizando y volviendo a aguas más tranquilas. En invierno, antes de que salga el sol, el momento más frío es la noche; la oscuridad se hace más fuerte justo antes que irrumpa la claridad del alba. Por eso, no tenemos que asustarnos de esta situación. Estamos viviendo en épocas inigualables. En el último siglo, en las últimas décadas, la confusión es total, pero no hay que asustarse estamos en la parte más oscura de la noche.
–¿Usted dice que estamos ya en los tiempos pre mesiánicos?
-No lo digo yo, lo ha dicho gente más sabia, como el rebe de Lubavitch. Y vemos como se cumplen cada una de las profecías, el Talmud dice: “la herejía llegará al gobierno”. Es decir, la corrupción llegará a los gobiernos y si bien siempre hubo hoy lo vemos como algo muy generalizado universalmente. La falta de respeto de los hijos hacia los padres, la violencia sexual, la inseguridad, estamos en momentos muy feos. Cada lugar tiene sus cosas, pero todo es producto de la confusión espiritual. En todo lo atinente al orden espiritual estamos bajo cero. Es la falta de fe, el no tener en cuenta que hay un juez, un regente, un creador del mundo y que uno debe cuidar sus acciones porque tarde o temprano va a tener que rendir cuentas. Por supuesto hay gente que hace buenas acciones, pero hay un espíritu generalizado del “sálvese quien pueda”.
–¿Cree que este tiempo pre mesiánico está llegando a su fin o será extenso?
-Desde el punto de vista judaico ya lleva 2.000 años, así que nuestros sabios dijeron con el exilio que el pueblo judío no está donde tiene que estar. Y estamos cerca ya, sólo es cuestión de segundos, vamos a decirlo. Todas las profecías se cumplieron. El Rebe (el Gran Rabino sabio y justo Menajem Mendel Schneerson) dice que es algo inminente y que hace falta. Es como la semilla que se tiene que pudrir en la tierra para que crezca. Tiene que darse una nueva era, lo que pasa es que tenemos que llegar bien abajo para que después nazca algo nuevo, no es un proceso de ir perfeccionándonos para llegar sino al revés.
–Es la era mesiánica.
-Sí. Tiene que llegar una nueva era que es la mesiánica, por eso es que estamos en este momento pre mesiánico. Pero insisto: este es un lado de la moneda, insisto en esto. El otro lado de la moneda sería que no nos podemos quedar con los brazos cruzados y decir ¡bueno que se pudra todo, no hago nada, vamos a empezar todos a portarnos mal!
Eso no debe suceder de ninguna manera. Tenemos que luchar en paz, tratar de traer luz, tener bondad y santidad, tenemos que hacer lo máximo para de esa forma estar preparados para esa nueva era. Todo el mundo va a elevarse, todos los seres humanos, toda la creación material y espiritual, va a elevarse en la nueva era. Ese mesías que nosotros esperamos, que va a ser un ser humano con inspiración divina, esta es nuestra creencia judaica, va a hacer lo que tenga que hacer para que se produzcan los cambios que corresponde. Pero nosotros, cada uno desde su lugar, tenemos que empezar con esos cambios. Podríamos decir que tiene que despertar o revelar el mesías que uno tiene adentro, para que después globalmente se hagan las cosas como tienen que ser.
–Hay quienes sostienen que además de todo este comportamiento humano y estas situaciones, va a haber señales concretas. Por ejemplo de características astronómicas, ¿coincide con eso?
-Sí, tsunamis, terremotos, cosas por el estilo que están ocurriendo con más frecuencias, seguro son anuncios. Las enfermedades y plagas forman parte de la oscuridad espiritual. Es decir, muchas de las enfermedades que se padecen son culpa de nosotros mismos, por nuestras acciones no correctas. Si hubiera alegría y no tanto estrés, tanta disconformidad, algunas enfermedades también serían distintas, no tan masivas, por decirlo de alguna manera. Vivimos mal y eso es caldo de cultivo para este tipo de dolencias.
–¿Qué es vivir mal?
-Vivir mal significa estrés, falta de fe, nervios y todo esto baja las defensas y aparecen las cosas negativas. Si se viviera con más alegría igual habría cosas malas, por supuesto, pero muchas se erradicarían. Vivir deprimido y angustiado por culpas constantes también influye, es muy malo. En lugar de estar culpándose mucho, se podría ayudar a alguien en la calle, ayudar a un pariente, al prójimo. Antes había enfermedades que ahora con el avance y la sabiduría humana se combaten y eso es para destacar. Ahora hay todo tipo de vacunas y logran prevenir estos males. Y otras enfermedades son productos de nuestra búsqueda del placer constante. No quiero decir que todos los que están enfermos son culpables de sus malas acciones, quiero que quede claro, pero el “mal vivir” ayuda a la proliferación de enfermedades.
–Usted habló de culpa como algo negativo. ¿Hay que diferenciar culpa de toma de conciencia?
-Claro. Yo diferenciaría entre conciencia y culpa. Una cosa es culparse constantemente y otra cosa es tomar conciencia de aquello que es bueno, porque nos ayuda a no actuar mal. Tomar conciencia es saber que uno tiene que rendir, en algún momento, cuenta ante Dios todopoderoso, el Rey de los Reyes y eso impide hacer cosas que no deben hacerse. Eso es bueno.