Pablo El Enterrador festeja sus 50 años: una vida dedicada al rock progresivo
La histórica banda rosarina festeja sus cinco décadas con un recital en “El Círculo”. En diálogo con Conclusión, su cantante José María Blanc cuenta desde los inicios hasta el presente. “Pablo El Enterrador en mi vida significa todo”, expresó.
- Espectáculos
- Jul 11, 2023
Por Juan Manuel Martellotto
Pablo El Enterrador tiene varias singularidades que van desde el origen del enigmático nombre del grupo, hasta el hecho de ser una banda que curiosamente es reconocida, pero no así masiva, a punto tal que puede considerarse como una banda de culto: música para músicos y para un determinado tipo de público melómano, “selecto” y exigente.
La formación actual está integrada por José María Blanc (guitarra y voz), Marcelo Sali (batería y percusión), Hernán Barriocanal (piano y teclados), Román Oviedo (teclados), Pablo López (guitarra), y Adrián Pani (bajo).
Acerca de los inicios de la banda, y de cómo fue su incorporación a la misma, varios años después, el cantante y guitarrista José María Blanc, en diálogo con Conclusión, sintetiza: “Se conformó en 1973 con un estilo que empezaba a ser rock sinfónico mezclado con música clásica hasta 1975, que se dio la segunda formación con Lalo de Los Santos en guitarra y voz y Moisés Eredy en bajo. Antún, López, y Rubén Chacón en batería hasta 1980 que fue el último recital de ellos con esa formación, en Fundación Astengo. En septiembre de 1980 me incorporé a la banda y empezamos a trabajar arduamente. Estuvimos más o menos un año y pico ensayando muchísimo tiempo, por lo menos doce horas todos los días hasta que fuimos ya armando lo que iba a ser el material del primer disco”.
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Y con respecto a la grabación del material debut, recuerda: “En el 81 ya hicimos la formación definitiva del cuarteto. Antún, López, Blanc y Sali. Ahí en seis meses liquidamos lo que es el primer disco de Pablo El Enterrador. Venía Lito Nebbia al Teatro El Círculo, iba a presentar “Llegando los barcos” y nos ofrecieron hacer de soporte, así que de ahí, desde ese concierto, a los tres meses nos llega una invitación para que mandemos material para editar un disco con RCA Víctor. Fue aceptada y nos fuimos para Buenos Aires a grabar. La grabación duró un mes. Fue muy rápido. En carreta abierta 16 canales. La primera semana se grabaron todas las bases. O sea, la batería se grabó en una semana. No había regrabaciones. El que se equivocaba, teníamos que volver a tocar todo de nuevo. Por suerte Sali estaba con todas las pilas, imagínense 20 años, 21. Después, la segunda semana se metieron y arreglaron todos los teclados y la tercera semana ahí ya ingresé yo poniendo las guitarras completas y algunas regrabaciones. Grabé guitarra acústica y el bajo. También grabé yo los bajos del disco, ya que no teníamos bajista. Toda esa tercera semana hice bajos, guitarras y después dejamos para la última semana la voz. Que también se grabó en un par de días. La grabamos porque después ya empezaron a mezclar. Obviamente estaba bien ensayada la banda. Así fue como comenzó la historia de Pablo El Enterrador. La parte discográfica comenzaría entonces en el año 1983”.
Venía Lito Nebbia al Teatro El Círculo, iba a presentar “Llegando los barcos” y nos ofrecieron hacer de soporte, así que de ahí, desde ese concierto, a los tres meses nos llega una invitación para que mandemos material para editar un disco con RCA Víctor
La banda editó tres discos de estudio: “Pablo el Enterrador” (1983), “Pablo el Enterrador 2” (1998), y “Threephonic” (2016). Este último se editó once años después del fallecimiento de Antún, uno de los miembros originales.
“El sonido actual está muy mejorado con lo que fue el equipamiento que se usó en los discos. Lo más importante del sonido de la banda es la ejecución. Pudimos fusionar bien los dos tecladistas, que se pongan de acuerdo porque usan varios teclados cada uno, por los sonidos que usamos. Fue bastante complejo armar dos personas que tengan una química como para que suene. De todas maneras, la obra ya estaba hecha, o sea, había que buscar quien toque exactamente lo que teníamos que tocar. El sonido fue evolucionando obviamente”.
“Estamos teniendo un sonido actual, pero con la misma esencia de los temas que compusimos hace cuarenta años. O sea, se modificaron algunas cosas. Yo también modifiqué el sonido de guitarra, pasé a otros sonidos a guitarra que tiene otro sonido, fui mejorando dentro de lo que me parece y vamos a ver qué pasa el 14…”, afirma el cantante con respecto al sonido del grupo.
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El show por los 50 años, contará con la participación de músicos invitados, en especial de algunos que fueron antiguos miembros de Pablo, como el cantante y guitarrista Rubén Goldín (uno de los fundadores) y el bajista Moisés Ederly.
Blanc anticipa al respecto: “El concierto se basa en la trilogía de lo que es la banda con las versiones nuevas. Después vamos a tener una parte en el medio del recuerdo donde se va a hacer desde el primer tema que se hizo en 1973 pasando por el 75, 76 y con la formación actual hasta hoy. Eso es lo que vamos a hacer”.
Es menester destacar que de la formación actual no quedó ninguno de los integrantes originales cuando se fundó allá por 1973, aunque sí es cierto que el grupo siempre se caracterizó por el profesionalismo, el alto nivel, la seriedad y la calidad de todos los músicos que durante el transcurso del tiempo formaron parte de la historia de la mítica banda: desde Koki Antón Brandolini, Rubén Goldín, Jorge Antún y Juan Carlos Savia en sus inicios, pasando por Lalo de los Santos, Moi Edery, Omar López, hasta llegar a José María Blanc y Marcelo Sali, quienes mantienen viva la leyenda de Pablo hasta estos días.
Existen algunas “rarezas” (por llamarlas de alguna manera), que tienen que ver con sus discos: es que el primero fue editado en un lugar tan lejano como impensado: Japón. En ese mismo país una banda de la Universidad de Tokyo suele interpretar el cover “Elefantes de Papel”, ¡y en castellano!
Aparte de Japón, otros lugares donde se vendió el material de Pablo en especial del primer disco, fueron, además de Argentina: Brasil, Estados Unidos, Italia, Francia, Inglaterra, China y parte de Latinoamérica.
“Pablo El Enterrador en mi vida significa todo porque cuando yo entré a los veinte años fue una dedicación exclusiva hacia la banda. Trabajar todos los días y durante muchos años, invertir en instrumentos caros y dedicarme exclusivamente a la música de Pablo El Enterrador. Recién ahora por ahí puedo hacer alguna banda de covers o me quiero dar el gusto de hacer una banda de jazz, lo que sea, para divertirme con amigos”, se confiesa Blanc.
“Es más, en ese momento hasta dejé de escuchar Spinetta y otra música para no influenciarme. Que salga de donde salga, pero menos por influencia de algún músico, porque por ahí a veces te juega una mala pasada. Así que una vida dedicada al rock progresivo y a los temas propios. Eso es lo que significa Pablo”, expresó el cantante.
Hasta dejé de escuchar Spinetta y otra música para no influenciarme
“Es mi experiencia, era a donde yo quiero llegar, donde tengo la meta fijada y creería que vamos a llegar lo más bien”, así define José María Blanc lo que para él representa el grupo.
– ¿Cómo fue la experiencia de las giras internacionales y a dónde fueron? ¿Tenés alguna anécdota?
– Una experiencia buena que tuvimos fue cuando sacamos el segundo disco donde ya teníamos un contrato con una empresa brasileña que nos dio una buena promoción (más allá de la empresa que tenemos acá que es Viajero Inmóvil de Felipe Surcan). Tuvimos un productor que se apellidaba De Melo y nos llevó de gira por Brasil. Fue muy lindo porque nos llevó a los mejores hoteles, hicimos los mejores paseos, conocimos y después hicimos el gran show ahí que era un festival que duraba entre cuatro o cinco días, así que nos tocó con unas bandas brasileñas y nos asombró que conocieran los temas, tenían los discos. Hay una pequeña anécdota… que nos pedían “Elefante de Papel” y nosotros no la habíamos preparado. Y el productor me empujaba para que vaya, pero le digo ‘no la preparamos hermano, no la podemos cantar, no la preparamos’. Así que bueno, nos bajamos ahí, pero todo bien.
– ¿Cómo viviste los diferentes reencuentros de Pablo a lo largo del transcurso del tiempo?
– Los reencuentros fueron diferentes porque después de la muerte de Jorge Antún, teníamos que volver a armar una banda, así que fue una etapa de construcción. Yo antes había planificado el inicio de la reconstrucción porque Jorge dejó unas cuantas pistas para que nosotros podamos tocar encima y yo pueda buscar los músicos que podrían hacer los temas. Tal es así que ya empezamos con pistas. Después, ya empezaron a ingresar músicos y no dieron resultado. Realmente los primeros años fue una etapa que no daba resultado cómo se podía seguir armando. Así que yo decidí hacer una banda que se llamaba La Herencia de Pablo, y empecé a buscar músicos haciendo temas de Pablo y los temas míos, que al final grabé con esta banda, pero ya fui viendo cómo arrancar con el armado de la banda de nuevo. Después de un tiempo empecé a conseguir músicos de los cuales, el único que quedó fue Pablito López que siempre estaba conmigo. Yo no podía creer que la gente no podía sacar los temas y me puse yo a tocar los teclados y toqué un montón de temas de Pablo El Enterrador con La Herencia. Tal es así que fuimos a Buenos Aires con La Herencia también para no quemar el nombre de Pablo y mejor que fue así porque nos llevaron a un boliche horrible que sonaba bien pero era para un trío. Menos mal que no fuimos con Pablo. Fui con la Herencia. Esos fueron los diferentes reencuentros hasta llegar hasta la formación del Príncipe de Asturias (El auditorio del Parque España). Ya teníamos la base armada para que podamos continuar. Al primero que encontré fue a Hernán Darío (Barriocanal) y con él estaba Jorge Urquilla. Cuando se fue Jorge, empecé a buscar por otro lado hasta que conseguí a Román Oviedo. Ahí aparentemente ya estábamos con la formación completa hasta que hubo unas diferencias entre uno de los tecladistas y el bajista, entonces decidimos también hacer el último cambio que fue Adrián Pani, que toca en este momento. Así que fueron muchos años. Hicimos muchos conciertos también, probando el sonido de la banda. Ahí sí ya se incorporó Sali. Así pasó con el tiempo.
– ¿Qué expectativas tienen para el show de este viernes 14 de julio? ¿Cómo vienen los preparativos?
– Las expectativas son las mejores. Musicalmente estamos muy bien preparados y creo que el catorce vamos a hacer un gran concierto. Los preparativos vienen al pelo. La única diferencia es que tengo que recuperarme de una pequeña crisis que tuve por una infección, pero bueno ya fue superada y ahora estamos de acá al viernes recuperando la voz de a poco pero bien. Vamos hacer un gran show.
– ¿Cómo siguen de acá en adelante con Pablo, después del show del teatro El Círculo?
– Justamente estamos esperando este momento para para ver cómo seguir. Hay varias producciones que podríamos hacer en Buenos Aires y también en algún otro lado. Tal es así que vienen músicos invitados y gente empresaria de Buenos Aires, de San Luis, para salir a tocar por el país. Pero todo depende de pasar esta prueba y ver cómo se encamina. Esto es como como todas las cosas. Puede haber algún cambio digamos en las cosas que uno va planteando, pero creería que todo para bien obviamente.
Pablo El Enterrador se presentará este viernes 14 de julio en el teatro El Círculo a partir de las 20.