DOMINGO, 03 DE NOV

Denuncian que el 46% de las líneas de colectivos deja de circular entre 3 y 10 horas durante la noche

A mediados de agosto, el Observatorio Social del Transporte volvió a realizar mediciones en el centro rosarino y advirtió que un 45% de las líneas presentan peores frecuencias con relación al 2019; mientras que hay cinco líneas que continúan con sus servicios suspendidos, además de las que operan fusionadas.

 

Pese a que las actividades tras la pandemia volvieron –casi en su totalidad– a la presencialidad, el sistema de colectivos sigue reportando problemas de frecuencias y de unidades. Según el último estudio del Observatorio Social del Transporte –que se realizó a mediados de agosto–, el 45% de las líneas que circulan por la ciudad tienen peores frecuencias que en el 2019, año que se toma como referencia ya que fue antes del brote de coronavirus.

El relevamiento duró 24 horas: se realizó entre las 16 del martes 15 y las 16 del miércoles 16 de agosto, en las esquinas de Santa Fe y Laprida y de Corrientes y San Juan, por donde circulan un total de 39 líneas del Transporte Urbano de Pasajeros (TUP), que equivalen al 74% del total de las líneas del sistema.

Entre los datos más relevantes que arrojó el estudio, se encuentra el hecho de que el 45% de las líneas no mejoraron su frecuencia con relación al año 2019; y que el 46% de las líneas relevadas deja de prestar servicios durante la noche, en un plazo que varía entre 3 y 10 horas.

En este sentido, el candidato a concejal de Juntos Avancemos e integrante del equipo que realizó el informe, Mariano Romero, indicó: “El 45% de las líneas relevadas presentan peores frecuencias con respecto a la última medición previa a la pandemia, el 20% continúa con las mismas frecuencias y solo el 35% las mejoró. Sumado a ello, aún hay cinco líneas que continúan con sus servicios suspendidos, además de las que operan fusionadas con otras, con servicios más limitados en los barrios y el macrocentro”.

Y agregó: “Otro dato llamativo es que el 46% de las líneas interrumpen sus servicios entre 3 y 10 horas en horario nocturno, lo que denota una categórica falta de sensibilidad hacia los rosarinos, dejando a importantes zonas de la ciudad carentes de todo servicio durante lapsos prolongados, siendo que mantener uno o dos coches en circulación en esas líneas tendría una incidencia marginal por kilometraje adicional”.

“A esto hay que sumarle que muchas de las líneas que no interrumpen sus servicios durante la noche, recortan su recorrido en los barrios de la ciudad”, apuntó el abogado y militante social en diálogo con Conclusión.

Mariano Romero, candidato a concejal de Rosario.

Además, Romero expuso que la situación entre las diferentes líneas que circulan por la ciudad es dispar: “Hay líneas que tienen muy buena frecuencia en horario pico, pero cortan en muchas horas a la noche, como la Q”.

Al comparar la circulación real de colectivos con los que publica la Municipalidad de Rosario en su grilla, se observó que “el 25% de las líneas incumplió al menos el 10% de los servicios diurnos, y el 30% de las líneas incumplió al menos el 10% de los nocturnos”.

Por otro lado, mencionó que hay líneas que están “en situación crítica” porque las unidades tienen pisos altos, lo que no se adapta al pliego y representa un “verdadero obstáculo” para las personas con movilidad reducida: “Las líneas 107 (tanto roja como negra) pasan por hogares para personas con discapacidad, es muy grave que no tenga unidades adaptadas. La K sólo tiene la mitad de sus unidades adaptadas”.

Finalmente, Romero señaló que el último estudio de costos enviado por el Ente de la Movilidad al Concejo Municipal data de febrero de este año, y que de la información allí disponible se desprende que “en 2022 el transporte rosarino canceló 64 millones de viajes y recorrió 39 millones de kilómetros, muy lejos aún de los 96 millones de viajes cancelados y los 47 millones de kilómetros realizados en el año 2019”.

Fuente: Ente de la Movilidad de Rosario.

“Esto se explica porque la Municipalidad de Rosario sigue dejando que Rosario Bus haga lo que quiera, a lo que suma la caída de la calidad de la prestación en las líneas de la empresa Movi, producto de una clara decisión de desinvertir: en 2019, como consecuencia de la retirada de los aportes nacionales al transporte, la Municipalidad se hacía cargo de casi el 40% de los subsidios, hoy se hace cargo solo del 27%, del resto se encargan Nación y Provincia”.

Un sistema poco previsible que hizo caer la cantidad de usuarios

Para el candidato a concejal, la falta de inversión –que empeora las frecuencias y afecta el funcionamiento del sistema de GPS– le da “menor previsibilidad” al sistema de transporte público de pasajeros de la ciudad.

“Según datos del Concejo Municipal, en 2019 teníamos 96 millones de viajes y en 2022 64 millones. Hay una parte de corte de boleto que repercute en el financiamiento del sistema, pese a que tenemos menor cantidad de kilómetros recorridos por la fusión y eliminación de líneas. El índice de pasajero por kilómetro recorrido bajó un 7%, mientras tenemos un 30% menos de cancelación de viajes”, indicó Romero, dando cuenta de otra cara de la problemática que atraviesa el transporte rosarino.

Consultado sobre por qué cayó la cantidad de usuarios, respondió: “Si tenés una frecuencia que es en el 45% de los casos menor, los colectivos pasan aproximadamente cada 40 minutos, el 46% de las líneas cortan su recorrido durante la noche y las restantes recortan su recorrido, lo que sucede es que hay menos frecuencias, menos colectivos disponibles, y la gente decide no tomárselos. Hoy el que se toma colectivo es porque no tiene otra alternativa”.

En los últimos meses el boleto de colectivo venía aumentando de forma conjunta en las ciudades de Rosario, Santa Fe y Córdoba. Sin embargo, desde este lunes en la capital provincial el pasaje se fue a $185. Al ser consultado sobre si un alza de este tipo podría replicarse en el transporte rosarino, Romero advirtió: “El sistema no se sostiene con el corte de boleto, sino que depende pura y exclusivamente de los subsidios. Hay una baja en los aportes del municipio y hay menos personas que cancelan viajes, si no hay inversión, el sistema va a estar en crisis de manera constante”.

Si bien aclaró que un aumento en el boleto es una discusión que pasa por la Intendencia, destacó que es una “decisión política” invertir en mejorar la calidad del servicio para que más personas se suban a los colectivos y cada vez se dependa menos de los subsidios.

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