MIéRCOLES, 27 DE NOV

“La Justicia argentina es lenta, opaca y corporativa”

En un extenso mano a mano con Conclusión, el periodista y abogado rosarino consideró, además, que “Macri no tuvo olfato social para tomar las primeras medidas económicas”.

Por Fabrizio Turturici

Decía Cicerón que la justicia es reina y señora de todas las virtudes. Sin embargo, en Argentina, la misma no siempre funciona según la lógica humana y en armonía con los resortes republicanos.

Luis Novaresio, prestigioso periodista y abogado rosarino, brindó una entrevista exclusiva a Conclusión donde reflexionó sobre la Justicia al decir que “siempre se espera el cambio de signo político para avanzar con las investigaciones”. Asimismo, se refirió al momento político que está atravesando el país, a cuatro meses de la asunción de Mauricio Macri, reeditando la frase de Sergio Massa: “Entraron al quirófano con una motosierra”.

— ¿Qué opina de la Justicia argentina?

— Me parece que no está a tono con la respuesta institucional que hace falta para este momento. No me gustan las generalizaciones, pero tenemos que decir que hay un denominador común en la Justicia: es lenta, opaca y corporativa. Debería ser mejorada en estos aspectos.

— Ahora, con el populismo en retirada, hay un fenómeno en América latina de revolver la llaga con el dedo a los referentes que se van. Pasa con el juez Moro en Brasil, lo estamos viendo acá con el kirchnerismo…

— Hay una realidad, al menos en nuestro país, que indica que el poder de turno nunca es investigado. Y me parece que en el continente está sucediendo algo similar: se espera el cambio de signo político para avanzar con las investigaciones. Esto, en Argentina, desde la recuperación de la democracia, ha pasado siempre.

— ¿Qué responsabilidad le cabe al Consejo de la Magistratura en el mal funcionamiento de la Justicia?

— El Consejo de la Magistratura ha sufrido muchísimos manoseos políticos. Con el cambio en la cantidad de los integrantes, nombramientos más políticos que técnicos y otras cuestiones. Probablemente el órgano de selección y juzgamiento de los jueces no sea el mejor.

— ¿Con el nuevo gobierno hay signos positivos de cambio?

— La realidad es que todavía no se ve nada.

— Hay avezados juristas que vaticinan que veremos desfilar a muchos ex funcionarios por Comodoro Py. ¿Cuánto hay de cierto en tal afirmación?

— Ya cayó Ricardo Jaime, el viernes declara Lázaro Báez, hay varios ejemplos… Aníbal Fernández y Julio De Vido están citados en distintas causas penales. Habrá que ver cómo avanza la Justicia.

— ¿Podría sintetizar el papel de Alejandra Gils Carbó?

— Es la jefa de todos los fiscales federales de la Nación. Me parece que una intención que aparecía como buena al principio, que era mejorar el ejercicio de los procuradores, en realidad se transformó en el ejercicio más militante en su intento de politizar la Justicia.

— Hoy se critica lo mismo, pero del otro lado, con la figura de Laura Alonso en la Oficina Anticorrupción…

— Sí, creo que fue un error haberla nombrado al frente de la OA. Es difícil investigar al propio Poder Ejecutivo, tratándose de una militante tan fanática como Laura Alonso. Me parece que ese cargo debió haberse reservado para alguien de la oposición.

— ¿Qué opina de la hipotética postulación de Margarita Stolbizer para la Corte?

— Tengo un respeto personal y profesional por Margarita, creo que es una política formada para ser administradora. Ahora, la honestidad no es el único requisito para llegar al máximo Tribunal. Tiene que haber mucha formación técnica: la Corte Suprema de Justicia tiene una competencia muy específica en nuestro país. Por ende, respecto de la honestidad, es indudable; pero respecto de la formación académica, creo que hay muchos más (incluso mujeres, si quiere respetarse el cupo), con facultades de ser ministro de la Corte.

— Ampliar el cupo femenino fue una batalla del massismo, precisamente de Malena Galmarini. Me hizo ruido: porque se trata de una cuestión de capacidad, más que de género.

— En organismos tan técnicos, el cupo no debería ser una norma. Sí está bien en listas de candidatos a diputados y senadores. Pero en un lugar de tantísima responsabilidad, comparto, debería ser alguien capaz, con independencia del género.

— ¿Qué opina de la acusación a Macri en los Panamá Papers?

— En un caso así, todo ciudadano argentino tendría que explicar con claridad su situación: el Presidente de la Nación todavía más, porque es el primer servidor público. Si Macri vino con la bandera de la transparencia y la lucha contra la corrupción, hasta ahora, las explicaciones no han sido del todo profundas.

— Es decir, que justifique con pruebas lo que dijo con palabras…

— Sí, porque no es un derecho del Presidente probarlo: es una obligación.

— Desde el punto de vista jurídico, ¿está complicado?

— Debe demostrarlo. Primero, con el giro de negocios de esa sociedad donde él no tuvo nada que ver. Aparentemente, como accionista no incidió, pero como director podría haber intervenido en esa compañía. Todo se prueba con papeles.

— Macri llegó a la Casa Rosada esgrimiendo las banderas del cambio, y ahora lo acusan de corrupción. En política, además de ser, hay que parecer.

— En principio, la demanda de la lucha contra la corrupción fue algo que influyó notablemente en las elecciones. O sea, tiene que honrar ese bandera el gobierno de Cambiemos.

— ¿Ha respetado los aparatos republicanos hasta el momento?

— Tuvo algunos tropiezos, como los nombramientos de los jueces de la Corte en comisión, el nombramiento de algunos funcionarios encargados de controlar al Ejecutivo que son partidarios… Es decir, falta mucho por corregir.

— Es difícil establecer un punto de comparación con el pasado gobierno, ¿pero estamos soldando las bases democráticas y republicanas, o vamos por el mismo camino?

— A mí, particularmente, me gusta que una presidenta haya terminado su mandato sin grandes sobresaltos y que haya transferido el poder a otro presidente electo en las urnas. Es un avance. Pensemos en lo que viene pasando desde el ’83 a esta parte, con Alfonsín terminando antes, con De la Rúa, los cinco presidentes, Duhalde precipitando su salida…

— ¿Qué opina sobre la situación económica de Argentina?

— Macri no tuvo olfato social para tomar las medidas, no tuvo sensibilidad para tratar con los trabajadores. Es cierto que había que hacer una corrección de tarifas, salir del cepo y muchas cosas más. Pero me gusta la frase de Sergio Massa: “Entraron al quirófano con una motosierra”.

— Muchos allegados al Gobierno argumentan que las decisiones son correctas, pero que falta un mayor plan de comunicación sobre las mismas…

— Más que de comunicación, de análisis en el impacto social. Me parece que lo han hecho desde un laboratorio técnico sin mirada sobre lo que pasa en la calle. Le faltó sensibilidad social, como dijimos.

— ¿Por qué Argentina tiende a repetir cíclicamente su historia?

— Porque hay mezquindad en los funcionarios, que gobiernan para ellos y no con un sentido patriótico. La política —lamentablemente— es más un cumplimiento de los deseos personales que de la idea de un proyecto común.

— ¿Y qué responsabilidad le cabe al pueblo?

— Una responsabilidad básica que es la de elegir siempre a los mismos. Acá sí habría que replantearnos cómo votamos.

— Habiendo visto cuatro meses de la gestión Cambiemos, ¿qué expectativas tiene a futuro? ¿Qué país imagina en el corto, mediano y largo plazo?

— Venimos de un ciclo bastante malo y esperamos una mejor administración. La experiencia indica que los gobiernos nunca se parecen a los primeros meses de gestión. Entonces, espero que cuando sepamos exactamente cuál es el pulso del gobierno de Mauricio Macri, la cosa mejores. Expectativas tengo muchas.

— Los voceros del Gobierno argumentan que cuando pase la tormenta y la situación se encauce, se verá la mejor cara de Macri. ¿Piensa igual?

— Puede ser. Pero en el mientas tanto, la están haciendo muy difícil. No se están fijando en la microeconomía, en las casas de familia y en el pueblo trabajador. No advierten el día a día del ciudadano de a pie, para quien la supervivencia es mucho más que una discusión macroeconómica.

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