Tarifazos sin límites, desregulación de servicios, licuación de salarios: ¿es la clase media la gran perdedora de la era Milei?
Los primeros cuatro meses de gestión de Javier Milei se caracterizaron por una feroz licuación de salarios y jubilaciones, junto a una liberación en el precio de bienes y servicio. Paralelamente, el dólar se estancó y la tasa de interés de los plazos fijos es cada vez más baja, por lo que escasean los mecanismos de ahorro.
- Economía
- Abr 16, 2024
Por Elisa Soldano
Recorte de ingresos y liberación de precios. Estas fueron las columnas vertebrales de los primeros cuatro meses de gestión del presidente Javier Milei. La gran perdedora fue la clase media, que de pronto vio que los sueldos o jubilaciones compraban cada vez menos cosas.
Con la premisa de eliminar el déficit fiscal para que el Estado no gaste más de lo que recauda, Milei encendió los motores de la motosierra. Los despidos y el feroz ajuste presupuestario sobre ciertas áreas el Estado son sólo una cara de la moneda. Paralelamente, se aplicó un binomio abrumador para los trabajadores argentinos: por un lado, se licuaron ingresos y formas de ahorro y, por otro, se desreguló el precio de bienes y servicios.
Bolsillos sin tregua
A los pocos días de asumir, el presidente publicó el DNU70/2023, mediante el cual derogó la Ley de Alquileres y eliminó los topes de aumento mensual a las cuotas de la medicina prepaga. Esto provocó que se disparen los precios: en el primer cuatrimestre las rentas subieron, en promedio, más del 35%, mientras que la cobertura de salud subió un 154%.
A inicios de febrero hubo otra pálida para los trabajadores, especialmente para aquellos que usan el transporte público y viven fuera de la Capital Federal, dado que el Gobierno nacional anunció la eliminación del Fondo Compensador del Interior.
Al quitar los subsidios al transporte, el boleto de colectivo se disparó en las provincias del país. En Rosario la suba fue mayor al 100% y el pasaje pasó de $340 a $700, aunque para cubrir todos los costos el valor tendría que haber ascendido a $1.343.
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En marzo, en tanto, comenzó a notarse la suba en la energía eléctrica y en el agua potable. En el caso de la luz, los usuarios de ingresos bajos y medios no sintieron el tarifazo de lleno, dado que aún reciben subsidios por parte del Gobierno nacional. No obstante, los usuarios de ingresos altos y los comercios e industrias padecieron subas de hasta el 120% en Santa Fe, aunque este porcentaje fue aún mayor en otras provincias.
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Para mayo se prevén nuevas subas en el precio de la energía eléctrica mayorista, lo que volverá a impactar en las facturas. Paralelamente, Milei quiere implementar una Canasta Básica Eléctrica (CBE), para eliminar los subsidios a los usuarios de menores ingresos.
A inicios de marzo también comenzaron a llegar las boletas de Aguas Santafesinas –que dependen del Gobierno provincial– con un aumento que alcanzó el 190%. Desde la empresa anticiparon que en mayo habrá otro incremento de 52%.
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“En este caso la resolución establece 190% de incremento para el segundo bimestre, que en Rosario tiene vencimiento en marzo, y de 52% en mayo. Si bien es un porcentaje alto, cuando uno lo traslada al valor de la tarifa, ese porcentaje toma otra dimensión. Arrancamos con una factura promedio de 2.400 pesos bimestrales, algo que parecía simbólico, y ahora, después de que se apliquen estos dos aumentos, va a pasar a un promedio de aproximadamente 11.000 pesos”, argumentó a Conclusión el gerente de Relaciones Institucionales de Aguas Santafesinas, Guillermo Lanfranco.
Por último, el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) dispuso aumentos en el servicio, que se verán reflejados en la boleta de mayo. Estas subas afectarán a todos los usuarios residenciales, comerciales e industriales, aunque variarán en magnitud. Se espera un incremento de al menos el 150%, con la posibilidad de alcanzar más del 300%.
El pasado miércoles, el Gobierno publicó un decreto en el Boletín Oficial, mediante el cual desreguló las tarifas de internet, telefonía celular y televisión por cable. Con esta medida, a partir de mayo podrían llegar nuevos valores por estos servicios.
A las subas en estos servicios se suman algunas medidas como la derogación de la Ley de Góndolas y la Ley de Abastecimiento, la eliminación del Fondo Estabilizador del Trigo y el impedimento de que el Instituto Nacional de la Yerba Mate intervenga en el valor de este producto –hecho que actualmente se encuentra frenado por la Justicia–, lo que repercutió en el precio de estos productos y desobligó a que los supermercados ofrezcan diversas marcas en sus góndolas.
Ante los diversos aumentos, también cambió la forma de financiación. Se eliminó el programa Ahora12, que fue reemplazado por Cuota Simple. La principal diferencia entre ambos es la tasa de interés –que era algo inferior en el programa anterior– y el plazo: y no se pueden elegir planes de 3, 6, 12, 18 y 24 cuotas., sino que ahora sólo se puede pagar en 3 o 6 meses.
Licuadora salarial
Demostrada la feroz subasde bienes y servicios básicos, ahora es tiempo de analizar qué pasó con los ingresos y las facilidades de ahorro.
Cuando Javier Milei asumió a la presidencia, el pasado 10 de diciembre, la jubilación mínima era de $105.713 y, para reforzarla, se había anunciado un bono de $55.000 que elevó este haber a $160.713.
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A pesar de que la inflación de diciembre fue del 25,5% y de que en enero y febrero los precios subieron un 20,6% y 13,2%, respectivamente, la jubilación mínima se mantuvo en $160.713 durante el primer bimestre del año.
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A mediados de febrero, el Gobierno nacional actualizó los ingresos previsionales un 27,18%, de acuerdo a la fórmula jubilatoria que regía en ese momento. Así, el haber mínimo de marzo pasó de $105.713 a $134.446. En el tercer mes del año, además, se entregó un bono de $70.000, lo que elevó la jubilación a $204.446.
A partir de abril, las jubilaciones comenzarán a ajustarse de acuerdo a la inflación que informe el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), pero correrán con dos meses de atraso: es decir, en abril recién se actualizarán en base al aumento de precios que hubo en febrero. Además, no recuperarán lo perdido por inflación entre diciembre y enero.
El salario mínimo, vital y móvil no tuvo mejor suerte: tras el fracaso de las reuniones del Consejo del Salario –en el que participan gremios y empresarios–, el Gobierno decidió de forma unilateral elevar este haber a $180.000 para febrero y $202.800 desde marzo.
En cuanto a los salarios de los trabajadores registrados, días atrás el ministro de Economía, Luis Caputo, rechazó la idea de homologar paritarias que estén por encima de la inflación. De esta forma, el oficialismo ya no esconde su intención de licuar los ingresos e impedir que los trabajadores le ganen a la suba de precios.
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El deterioro del poder adquisitivo tiene su correlato en el deterioro de formas de ahorro: a pocos días de asumir, Milei llevó adelante una devaluación del peso que superó el 100%. Desde entonces, el dólar parece estar estabilizado mientras que los bancos reducen cada vez más las tasas de interés, por lo que tener un plazo fijo ya no parece ser una opción válida para resguardar los ahorros.
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Por último, el Gobierno planea dar otro golpe a los trabajadores con una ampliación del Impuesto a las Ganancias. La idea del oficialismo es que empiecen a pagar este tributo los empleados solteros que ganen más de $1.800.000 y los casados que superen los $2.200.000. Actualmente abonan este impuesto quienes ganan más de quince salarios mínimos ($3.042.000 al monto de marzo).