SáBADO, 23 DE NOV

Entre la pasividad oficialista y la convulsión del peronismo

Por un lado, representantes oficialistas se encuentran en un impasse, y por otro, luego de la reaparición de Cristina, se profundizaría la división entre peronistas "dialoguistas" y kirchneristas "duros".

 

 

El Senado se encuentra en un clima enrarecido por la parálisis del oficialismo, que no está motorizando la votación de los jueces de la Corte Suprema ni los proyectos del Ejecutivo, y la incertidumbre en el PJ-FPV por la reaparición de Cristina Kirchner, que podría profundizar la división del bloque.

La reunión que mantuvo la ex presidenta con los diputados nacionales puso en alerta a los senadores: el bloque que comanda Miguel Ángel Pichetto se mantiene a la espera de una invitación de Cristina Kirchner para reunirse con ellos en el Instituto Patria, aunque algunos la esperan con más entusiasmo que otros.

La coincidencia general en el bloque es que, en caso de darse esa reunión, Cristina potenciaría su rol como líder opositora y profundizaría la división entre peronistas «dialoguistas» y kirchneristas «duros».

Hasta el momento, la bancada de 42 senadores con la que el PJ- FPV se posiciona como mayoría se divide internamente en 26 peronistas distanciados del kirchnerismo puro y 15 senadores que mantienen imperturbable su lealtad a la exmandataria.

Según las fuentes consultadas por NA, ese segundo grupo «podría llegar a 20» y partir el bloque a la mitad, a partir del regreso de Cristina Kirchner a la arena política, dado que algunos de los 26 «tradicionales» hacen equilibrio en una postura intermedia.

Uno de ellos es el bonaerense Juan Manuel Abal Medina, quien venía mostrándose cerca de Pichetto y alineado con el peronismo tradicional pero ya dio muestras de sintonía con el kirchnerismo al votar en contra de la ley de pago a los fondos buitre y haber asistido al acto frente a Comodoro Py.

Por su parte, el entrerriano Pedro Guastavino, la sanjuanina Marina Riofrío y la jujeña Liliana Fellner son también parte de la tropa que conduce Pichetto -con ayuda de los gobernadores- pero con un discurso más cercano al del kirchnerismo puro, y por lo tanto permeables a un nuevo liderazgo de Cristina.

En contraste con las tensiones internas en el PJ-FPV, el oficialismo muestra por estos días una quietud que sorprende a propios y extraños y que se refleja, principalmente, en el nombramiento pendiente de Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti como jueces de la Corte Suprema.

Los pliegos de ambos juristas tienen dictamen y el oficialismo debería estar embarcado en la tarea de seducir senadores opositores para alcanzar la mayoría especial de dos tercios, con el fin de aprobarlos, pero esto, según fuentes de todos los bloques, no está ocurriendo.

En el bloque PJ-FPV indicaron a NA que hasta el momento la única señal que tuvieron sobre el tema de los jueces del máximo tribunal fue durante la reunión que el presidente Mauricio Macri mantuvo con todos los bloques, en la que les dijo «qué bueno sería completar la Corte»; eso fue todo, según relatan.

«Nosotros somos mayoría y tenemos la llave del quórum, pero ellos son Gobierno, son los que se tienen que mover y convocar», explicó sorprendido un senador peronista a Noticias Argentinas al ser interrogado sobre la poca actividad de la Cámara alta.

Y es que el oficialismo tampoco motoriza una sesión ni impulsa los proyectos enviados por el Poder Ejecutivo, como el paquete de medidas de reforma sobre el sistema judicial, del cual tres iniciativas ya ingresaron al Senado pero no fueron incluidas en la agenda de las comisiones.

Por el contrario, el peronismo se prepara para empezar a tratar la semana próxima en las comisiones de Trabajo y Previsión Social y de Presupuesto y Hacienda varios proyectos para declarar la «emergencia ocupacional».

Se trata de un reclamo de la CGT y la CTA para poner un freno a los despidos en el sector público y privado y que el PJ-FPV prometió impulsar.

Si bien es minoría, el oficialismo no está mostrando siquiera la intención de marcar agenda en el Senado desde que terminó el debate sobre el pago a los fondos buitre.

 

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