JUEVES, 07 DE NOV

El Efecto: Equipo de Antropología Forense, cuarenta años restituyendo identidades

El Equipo Argentino de Antropología Forense cumple 40 años de trabajo en pos de la restitución de la identidad de personas en decenas de países, con reconocimiento a nivel mundial que los llevó a ser postulados para el premio Nobel. "Generamos es la posibilidad de concretar el abrazo que quedó pendiente", expresó Juan Nóbile en el primer capítulo del podcast de Conclusión, El Efecto.

Por Guido Brunet

“Busco personas desaparecidas a partir de sus restos”. De esta forma, Juan Nóbile explica su trabajo.

«La operación básica es identificar las identidades que no tienen cuerpos, con los cuerpos que no tienen identidades. Las identidades que no tienen cuerpos son los datos que nos brindan los familiares, qué características personas tenían, si tenían prótesis, si se habían quebrado, estatura, medidas», detalla, en el podcast El Efecto, de Conclusión, el integrante del Equipo Argentino de Antropología Forense.

«Encontramos restos esqueletales que nos dicen si son de hombres o mujeres, estimamos la estatura, edad, podemos reconocer si tiene curadas fracturas en vida, si era diestro o zurdo, enfermedades, patologías, si quedaron heridas producto de proyectiles de armas de fuego. Pero un esqueleto, si no tenemos con qué vincularlos es un esqueleto. Cuando un familiar nos cuenta sus características e historias, podemos tener una hipótesis de identidad, que después cotejamos con estudios genéticos», continúa.

«La primera aproximación es con los familiares, tener entrevistas con ellos, recabar los datos y sistematizarlos, que la realizan antropólogos sociales. La segunda etapa es la arqueológica, para saber dónde vamos a excavar tenemos que tener datos previos sobre los dispositivos que utilizó la dictadura cívico-eclesiástica- militar. La tercera etapa es la bioantropológica, de laboratorio, donde los restos que encontramos son analizados para determinar si se trata de hombres o mujeres, determinar estatura, edad, causa de muerte. La última etapa es la genética. En los últimos años pudimos hacer un Banco Nacional de Datos Genéticos, que consiste en tomar muestras de los familiares que son cotejadas con los restos que encontramos», prosigue el antropólogo con su explicación.

«Las personas secuestradas eran asesinadas, los jueces ordenaban que esos cuerpos ingresen como NN en los cementerios. Tenemos un gran relevamiento de la mayor cantidad de cementerios en el país y un trabajo de exhumación en esas tumbas. También pudimos evidenciar que familiares y detenidos nos informaban, que personas secuestradas eran inhumadas en el mismo centro clandestino de detención. Julio López antes de desaparecer declara que en el Pozo de La Plata inhumaban, hacían fosas y le prendían fuego a los cuerpos», narra Nóbile sobre el macabro sistema para desaparecer gente de la dictadura.

40 años recuperando identidades

El Equipo Argentino de Antropología Forense nació el año siguiente a la recuperación de la democracia, motivado por el pedido de Madres de Plaza de Mayo a un experto estadounidense, el antropólogo Clide Snow. Fue así como el experto en antropología forense Clyde Snow llegó al país, pero necesitaba un equipo, por eso convocó a varios estudiantes antropología y arqueología.

Sobre esta base, se creó el Equipo Argentino de Antropología Forense en 1984, que nació -y todavía es- como una organización no gubernamental y sin fines de lucro. Aunque actualmente recibe un subsidio por parte del Estado nacional.

El colectivo se encarga de la recuperación de cuerpos de personas desaparecidas para, así, restituir la identidad de víctimas de terrorismo de Estado. Y con el tiempo, gracias al reconocimiento que obtuvo a nivel internacional, comenzó a colaborar en causas a lo largo de todo el mundo, entre ellas el reconocimiento del cuerpo del Che Guevara en Bolivia.

Para Juan Nóbile, el grupo se basa en dos parámetros: «Uno es el humanitario, identificar para informarle a los familiares y para que puedan brindarle la sepultura; y el otro, declarar en la justicia», como ocurrió con Clide Snow, cuyo testimonio en el Juicio a las Juntas resultó de gran valor para demostrar científicamente el asesinato de personas a partir del análisis de las lesiones de cuerpos hallados en fosas clandestinas. «Snow, en su declaración, tensionó los discursos de que habían sido enfrentamientos, fueron ejecuciones«, remarca Nóbile.

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El EAAF también fue fundamental para comprobar la existencia de los tristemente conocidos Vuelos de la Muerte. Ya que algunos cuerpos aparecieron en las costas, eran denunciados por transeúntes y los jueces ordenaron que sean inhumados como NN. «A partir de eso pudimos identificar a Azuzena Villaflor, las monjas francesas, Benjamín Rosetti, profesor de Química de la UNL, que estaba como NN en el cementerio de General Lavalle», cuenta el experto.

En Argentina, hay 1.300 cuerpos identificados y restituidos a las familias. Y hay 500 cuerpos más que no tienen identificación pero que se encuentran en el laboratorio.

Malvinas, Ayotzinapa, Napalpí y todo el mundo

En 2017 el EAAF trabajó en la identificación de 121 soldados muertos durante la Guerra de Malvinas, que hasta ese momento permanecían como cuerpos anónimos. En Malvinas se sabía lo que pasó, pero en el cementerio de Darwin friamente decía «Soldado argentino solo conocido por Dios». Y a través de entrevistas con familiares y exhumaciones se pudo restituir la identidad de decenas de héroes de Malvinas.

Veinte años antes, en 1997, habían posibilitado la identificación el cuerpo del Che Guevara en Bolivia.

En Sudamérica colaboraron en Chile, Paraguay, Brasil y Uruguay, ya que se trató de dictaduras que, para el EAAF, tenían las mismas metodologías que en Argentina. Pero el Equipo no solo trabaja en casos de dictaduras, si no también en otros conflictos políticos y humanitarios que dejaron miles de personas desaparecidas. Desde el año 1986, ha intervenido en 50 países de los cinco continentes, entre los que se pueden mencionar Bosnia, Angola, Croacia, Kurdistán, Kosovo y Sudáfrica.

El 26 de septiembre de 2014, 43 estudiantes de la Escuela Rural Normal de Ayotzinapa desaparecieron en la ciudad mexicana de Iguala, en el estado de Guerrero, y jamás se supo de ellos. Allí también intervino el EAAF.

Actualmente se ocupa de la masacre de Napalpí, ocurrida hace cien año (1924), mayormente en territorio chaqueño. «Lo que pide la comunidad es que se localicen los lugares de inhumación de esos cuerpos para demostrar las causas de muertes, tener una estadística de la cantidad de personas, mujeres, niños. Para hipotetizar sobre una masacre, sería evidencia«, contó Nóbile. A su vez, la organización se desenvolvió en casos de desaparecidos en democracia en Argentina y todo el mundo, como el de Paula Perassi, en la localidad de San Lorenzo, por citar solo uno.

 

Reconocimiento global

En 2008 la Fundación Konex reconoció al EAAF con el Diploma al Mérito de los Premios Konex en la disciplina Entidades de Investigación Científica y Tecnológica, por su destacada labor en la década 1998-2007 en la Argentina. En 2018 recibió su segundo Premio Konex, esta vez el de Platino, en la disciplina de Entidades de la Sociedad Civil.

La entidad cuenta con sedes en Buenos Aires, México y Sudáfrica. Actualmente en México elabora el Proyecto Frontera, que investiga la desaparición de personas que van de Centroamérica a Estados Unidos.

En 2018 fueron postulados para el premio Nobel de la Paz.

Abrazos pendientes

«Lo que generamos es la posibilidad de concretar el abrazo que quedó pendiente. En casi todas las entrevistas a los familiares surge que no se pudieron despedir. Cuando recuperamos, en muchos casos la actitud corporal es abrazarse a los restos que les estamos entregando. Cerrar una historia, comenzar a transitar la etapa de duelo. Alberto Perassi, el papá de Paula me dijo ‘lo único que quiero son los restos de mi hija para poder decirle a mis nietos qué pasó con su mamá'».

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