MIéRCOLES, 20 DE NOV

Rubén Goldín y sus múltiples personalidades, juntas en el escenario

El músico de la Trova Rosarina, elogiado alguna vez por el propio Spinetta, sigue más vigente que nunca en la escena musical, donde lejos de estancarse se renueva constantemente. Esta noche presentará todo su repertorio en un show que promete mucho. Entrevista exclusiva con Conclusión.

Por Santiago Fraga

Dueño de una voz prodigiosa que le valió elogios hasta del mismísimo Luis Alberto Spinetta; un guitarrista cuyo repertorio va desde el rock nacional hasta el folclore pasando por el tango, las baladas y el jazz; integrante de la Trova Rosarina, disco de oro con el grupo Rosarinos, productor y profesor de canto; Rubén Goldín continúa más que vigente dentro de la escena y esta noche se presentará en un show más que prometedor, donde mostrará «muchos Goldines» que van a ir desde sus clásicos de siempre hasta temas nuevos e inéditos. Un show propio de alguien como se definió él: «Un tipo que tiene múltiples personalidades, pero está bien«.

Conclusión dialogó con el músico previo a su presentación en una entrevista donde contó los interesantes proyectos en los que está inmerso; su futuro disco, que será de un folclore fuera de lo tradicional; la Trova Rosarina y la movida actual en la ciudad; lo que necesita cualquier persona para cantar y el futuro y presente de las discográficas, entre muchos otros temas.

Por un lado, destacó que en el show acústico de esta noche (a las 21 en Distrito Siete -Ovidio Lagos 790-), donde estará junto a Rodrigo Zacarías y Gastón Hermier, el público podrá disfrutar desde sus más recordados clásicos como ‘El ogro y la bruja’, ‘Mi amor es rojo’ o ‘Sueños de Valeriana’, hasta temas de su último disco ‘Nadar’, de su futuro disco de folclore, de Los Beatles o incluso Frank Sinatra. Una lista que siempre se renueva, a diferencia de «los músicos amigos o bandas que tienen un repertorio ya impreso y con esa hojita van siempre a los shows durante meses o años». «¡Yo me muero si hiciera eso!», exclamó.

Contó, a su vez, que se siente más cómodo con las baladas o las canciones lentas, pero que a la hora de tocar utiliza más la guitarra eléctrica que la acústica, «y si se aburren, vayan a ver a Los Decadentes», advierte con humor.

El ex integrante de bandas como Pablo el Enterrador (con Lalo de los Santos), El Banquete (con Fito Páez) y otras producciones con artistas como Juan Carlos Baglietto y Raúl Porchetto, habló también desde el lado de la enseñanza, dejando como mensaje que a la hora de cantar, más allá de tener un don innato o no, lo importante es ser uno mismo y no imitar a otros, y que en ese sentido cualquiera que «tenga algo para decir y una vida propia para expresar» puede cantar.

Al respecto, también aseguró estar en desacuerdo con las recientes declaraciones de Adrián Abonizio (compañero de banda en Rosarinos) a este medio, cuando aseguró que en parte era culpa de los músicos de la Trova Rosarina que hoy pareciera que estemos lejos en la ciudad de ver una nueva generación de músicos así, por no haberles enseñado y no haberlos acercado: «Yo creo que sí hemos dejado un legado, y no sé si debiera tampoco existir una nueva Trova Rosarina. Son cosas de movimientos […] No podría haber una nueva Trova Rosarina, pero no porque nosotros no enseñamos; uno enseña sin querer también, ¿o te crees que Spinetta quería enseñarnos? «.

 

-¿Qué es lo que el público va a poder ver en el show de esta noche?

-Yo nunca hago el mismo show, no sé si está bien o está mal lo que hago, pero yo conozco músicos amigos o bandas que tienen un repertorio ya impreso y con esa hojita van siempre a los shows durante meses o años, ¡Yo me muero si hiciera eso! Siempre hincho las bolas con hacer temas que no cantamos nunca, algún inédito, temas que no se han grabado.

 

-En la lista de temas entonces habrá cosas de Nadar, clásicos, de tu futuro disco…

-Es una mezcla de Nadar, de temas que no grabé aún pero que voy a grabar en un próximo disco y temas de otros discos, los clásicos míos, ‘Sueños de Valeriana’, ‘Mi amor es rojo’, ‘El ogro y la bruja’, ‘Otro ángel’, ‘Basura en colores’… es una lista de temas míos y siempre me encanta meter temas de otros autores. Entonces aparece un tema de Frank Sinatra, ‘Moon River’, que hace tiempo que lo vengo cantando, o también hacemos una versión de ‘Come Together’ de Los Beatles, donde hago algo medio raro con la voz porque canto muy abajo en la estrofa y después subo una octava para el estribillo al mejor estilo Michael Jackson.

Después hay una sección de canciones de folclore, que es el disco que estoy haciendo próximo que en junio entro a grabar en estudio y que hace como un año y medio que vengo postergándolo por problema de producción, léase dinero. Un par de esos temas los voy a tocar hoy como adelanto, y después hay una parte de rock nacional donde canto un tema de David Lebón, por ahí un tema de Cerati, un tema de Charly García. Son como distintos «Goldines». Hay canto de Brasil, de Estados Unidos, de Inglaterra, hay folclore argentino y hay canciones mías que son rosarinas. El tipo que tiene múltiples personalidades, pero están bien, jaja.

 

¿Qué te llevó a volcarte al folclore en este nuevo disco, comparado con tus trabajos anteriores?

-Sí, es que en los discos nunca grabe folclore, aunque si te fijas en ‘Nadar’ hay un tema como ‘Que nada termine’ que tiene ritmo folclórico y uno de los primeros temas que yo grabé en mi vida fue ‘Las cosas que uno quiere’ (NdR: popularizada por Baglietto), que es una zamba. Yo lo primero que aprendí a tocar cuando era chiquito, cuando tenía 6 o 7 años, fue folclore, una zamba, ‘guitarrero con tu cantar, me va llenando de luz el alma’ (NdR: el tema es Guitarrero, de Carlos Di Fulvio). Hace poco un amigo que tiene una productora y un sello discográfico en Paraguay me dijo que él se sentía en deuda conmigo y que quería producirme un disco, de lo que yo quiera, y al toque le dije «Quiero hacer un disco de folclore», y así nació. Lo raro de esto es que se graba en Paraguay, con algunos músicos de allí y con algunos músicos, la base, de Brasil. El baterista y el bajista son brasileros, de San Pablo, músicos de jazz.

 

-¿Y van a meter algo de su impronta o se van a adaptar al folclore tradicional?

-Eso es lo interesante, yo ya grabé con estos músicos y cuando vos tenés que tocar una zamba, ellos al no tener mamada la zamba, incorporada en el adn, lo tocan desde otro lugar y se puso muy interesante. Otra cosa, por ejemplo: Iván Tarabelli, que es un músico de acá de Rosario, me hizo un arreglo para La Tempranera, y La Tempranera está tocada que parece Norah Jones; es un Rhodes y una base de bajo y batería tocada con escobillas. Le cambia el color, pero la melodía está exactamente igual que el original, le podes sacar los instrumentos y tocarlo con una guitarra y un bombo que la melodía está igual, pero lo que tocan los músicos por debajo es otra cosa.

 

-¿Vendría a ser folclore modernizado?

-Sí, modernizado, pero no te creas que yo me pongo loco y le meto guitarra eléctrica a la chacarera (que no está nada mal hacerlo). Yo no es que me mando a la pileta sin agua, o salto sin red, son músicos muy grosos. El baterista es César Camargo Mariano (NdR: uno de los instrumentistas brasileros más renombrados), el padre de María Rita, y el bajista es Alex Mesquita, que también es un animal toca el contrabajo y el bajo; ellos aportan su visión creativa en el estudio. Yo grabé con ellos un disco que se llaman Hermanos Irmãos, que es un trío de Campo Grande, Brasil, que ya entró el año pasado el disco. Yo produje y dirigí las voces de ese grupo porque es un trío vocal tipo Rosarinos pero de allá, y los músicos que grabaron son los que van a grabar ahora conmigo.

 

-En ‘Nadar’ y en tu repertorio se encuentran muchos ritmos y velocidades distintas entre temas. ¿Vos con cuál te sentís más cómodo personalmente? ¿Cuál sentís que expresa más cosas?

-A mí lo que me sale más fácilmente son las canciones lentas. ‘Nadar’ es una canción lenta, de medio tiempo, no me sale un tema de 150 la negra, no me salen cosas rápidas musicalmente. ‘Dados Redondos’ tocamos (NdR: tema de su autoría, del álbum «Brilla el sol», con una base movida), o algo que es un poco más pop, pero mis últimos temas son temas más tranquis, caso ‘Submarino’ o los temas que te digo. De la parte de Los Beatles sería Paul McCartney, aunque a mí el que más me gusta es Lennon *risas*. Me encanta la guitarra eléctrica, ya casi no toco la acústica, y me gusta estirar las cuerdas al estilo Lebon o Eric Clapton, salvando las diferencias con ellos, es lo que más me sale, no me interesa tanto la velocidad, soy más de la balada o cosas más lentas. Lo lamento por si se aburren, vayan a ver Los (Auténticos) Decadentes *risas*.

 

-¿El canto se puede aprender o tiene que ver más con un don innato? (NdR: Rubén Goldín posee una de las academias de canto más renombradas de Rosario)

Hay gente que tiene un don, o que tiene una colocación natural de la voz, eso existe, y también es cierto que cada uno puede cantar con sus armas. Si vos miras para adentro y sabés quién sos, vos podes expresar con tu voz. Yo conozco muchos músicos que antes no cantaban y ahora cantan, como Luis Salinas, que vos lo tenés como guitarrista y canta bárbaro, o si escuchas a Javier Malosetti vas a decir «qué bien que canta Javier», y es bajista, vos lo llamas como bajista, no como cantante. ¿Y sabes por qué es eso? Porque no pretenden ser otro. Cada uno puede cantar con su voz. Ahora, si vos pretendes ser Pavarotti, pero sos Pablito Ruiz; no te va a salir Pavarotti, vos sos Pablito Ruiz. Hago el chiste, pero no es en broma lo que estoy diciendo.

 

-Entonces tiene que ver con lo que sale de uno.

-Claro, y que vos cantes con lo que tenés. Tu voz es única. Hay tipos que me han dicho «Yo quiero cantar como vos», y yo les digo «No podes cantar como yo», pero no porque sea mejor o peor, sino porque yo soy yo y vos tenés que cantar como vos. Aún así me dicen ‘No, pero tus yeites…’; los yeites y toda la parte técnica como variar los volúmenes, los portamentos, los vibratos, todo eso se puede aprender, pero después tenés que tener algo vos para decir y tenés que tener una vida propia para poder expresarte.  A eso me refiero cuando digo que cualquiera puede cantar, pero no miremos y no imitemos.

 

-¿Qué te genera cuando un tema tuyo trasciende con los años y tiene su reconocimiento?

-Es como el aplauso, el aplauso íntimo, cuando te cuentan que tu tema sirvió para enamorar a alguien o que se han casado con temas tuyos. «Yo cuando me casé puse ‘Mi amor es rojo'» me dijo un tipo; eso me halaga. El tema es que uno no trabaja de esa manera. Yo no hago una canción para vender discos, cada vez menos. Me dedico a hacer algo que sea digno, que me represente, que es mi carta de presentación; uno escribe desde ese lugar, y lo que hablamos y coincidimos con (Jorge) Fandermole es que nosotros no somos más importantes que nadie, nosotros tenemos la decisión tomada de hace muchos años de hacer canciones honestas, después lo que sucede con ellas nos excede. Yo hago una canción y no sé donde termina, es así, creo que a todos los autores nos pasa esto.

 

-Una semana atrás Abonizio aseguró que en parte era culpa de los músicos de la Trova Rosarina si hoy pareciera que estemos lejos en la ciudad de ver una nueva generación de músicos así, por no haberles enseñado y no haberlos acercado. ¿Vos qué opinas?

No estoy tan de acuerdo. Yo creo que sí hemos dejado un legado. Hemos dejado un puñado de buenas canciones que si la gente sabe interpretarlas, los músicos, se puede aprender de cómo laburamos; e insisto con esto, nosotros laburamos desde una inocencia y una honestidad, sin búsqueda, sin fórmulas, sin decir «vamos a vender tantos discos con esta canción», sin «si repetimos el estribillo vamos a vender cien mil discos más». Nunca fue así. De hecho a Rosarinos, que salió en el 97′, nos dieron un disco de oro recién el año pasado (porque por derecha se vendieron 25 mil discos, que deben haber sido un poco más), pero la verdad no lo hicimos para un disco de oro nosotros, y esto es lo mismo. Yo para con las nuevas generaciones no sé si debiera surgir una nueva Trova Rosarina. Los movimientos tienen un nacimiento. Nosotros nunca fundamos la Trova, ni hicimos un manifiesto, no existe eso; de hecho «la Trova Rosarina» fue un nombre que le puso la prensa y las compañías discográficas para poder meterlo en un estante, categorizarlo: «Esto es jazz, esto es tango, esto es folclore, esto es de Rosario, ¿qué es esto? Bueno.. Trova Rosarina, porque se parecen un poco a los cubanos (¡Ojalá escribiéramos como Silvio Rodríguez!)», y se dio a conocer así por eso. Nunca nos pusimos de acuerdo, y sabemos que se hizo conocido por Baglietto, la gente vio que había detrás de su gran figura unos tipitos que éramos nosotros que escribíamos las canciones y teníamos cositas para decir. Entonces creo que no podría haber una nueva Trova Rosarina, pero no porque nosotros no enseñamos, uno enseña sin querer también, ¿o te crees que Spinetta quería enseñarnos? Spinetta nos enseñó a esquivar la melodía más obvia porque ponía un acorde inesperado, eso es aprender.

 

-Vos me hablas de movimientos, en cuanto a lo rosarino ¿Sentís que hay algo bueno o que tenga la posibilidad de trascender como tuvieron ustedes?

-Por no tener tanto tiempo de acercarme y escuchar lamentablemente no conozco muchos repertorios, pero conozco Cielo Razzo, Vudú, bandas que son tremendos músicos. Sé que hay buenos músicos acá y el tema es seguir contando la historia nuestra. Yo le escribo un tema a Ludueña, que es el barrio donde me críe, por ahí pasa, porque tampoco es que estamos obligados a ser lugareños, nacionalistas y rosarinistas, uno le canta al universo, mi cabeza está abierta a cantar cosas que no pretenden ser desde acá, pero yo le hice una cancióon a Ludueña, y Adrián (Abonizio) habla de Echesortu. A cada uno el barrio le va saliendo, pero no me quedo ahí tampoco porque no soy así, no puedo volver a cantarle a Ludueña, ya lo hice.

 

-¿Cómo es tu relación con los sellos discográficos hoy en día? Teniendo en cuenta también a la hora de difundir tu trabajo.

-Es un tema dificilísimo, porque las compañías discográficas se redujeron, la venta bajó muchísimo. Ahora cualquiera sube a Youtube un disco y te bajas el audio, en baja calidad y todo, pero lo tenés y lo escuchas. Se venden discos en los shows, eso sí, la gente en caliente te compra el disquito o colabora con la continuidad, porque sino tampoco se podrían hacer más discos. Yo tengo un contrato con Acqua Records que es muy elástico porque ya saqué un disco hace un par de años y no me dicen «Loco, tenés que sacar el próximo», porque la verdad es que no pueden poner un mango por mí. Entonces tengo que grabarlo en otro lado, que es por Kamikaze, y sale por Kamikaze en varios países y Acqua Records en Argentina. Este sello hizo como una especie de minimercosur de compañías discográficas chicas, entonces el disco sale por ellos en Paraguay, Venezuela, Brasil, Chile, Uruguay, y Acqua lo saca en argentina. Eso está bueno porque permite interactuar con músicos de esos lugares, ir a tocar y presentar el disco, e ir y traer gente de esos lugares también.

 

-Entonces, si hablamos de futuro, ¿Para vos el futuro sigue estando en el disco y la discográfica o pasa por otro lado?

-A la discográfica se sumó la cosa virtual y los lugares como Deezer y todos esos de ventas virtual, o de escuchar un tema y venderle el otro. Un mango tiene que entrar por algún lado porque sino realmente no podemos comprar el arroz, ¡loco! *risas*. Ahora se dio vuelta la cosa porque las compañías discográficas le piden plata a los músicos de los shows que hacen. En los contratos grandes internacionales los músicos arreglan un porcentaje de los shows para las discográficas, y eso todavía es menos plata para el músico.

 

Foto: Fabiana Sylvester

 

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