MARTES, 15 DE OCT

El Bocha Forgués, un fuera de serie del fútbol rosarino que brilló en Central Córdoba

Rosario es, fue y será, una extraordinaria fábrica de jugadores talentosos, que tuvo referentes en todas las épocas, en los años 70 y 80, Jorge "Bocha" Forgués, fue un fuera de serie en su querido Central Córdoba, desplegando sus dotes en equipos de todo el país y llegó a jugar en la selección juvenil argentina.

Rosario es, fue y será, una extraordinaria fábrica de jugadores talentosos, que tuvo referentes en todas las épocas, en los años 70 y 80, Jorge «Bocha» Forgués, fue un fuera de serie en su querido Central Córdoba, desplegando sus dotes en equipos de todo el país y llegó a jugar en la selección juvenil argentina.

Conclusión dialogó con el notable hombre de ofensiva, que inició su carrera en el Charrúa, en su juventud se alimentó del buen fútbol del Huracán del Flaco Menotti, volvió a Rosario para jugar en su querido club junto a extraordinarios futbolistas, tal es el caso del Trinche Carlovich, también estuvo en Platense, Gimnasia, Instituto y Gimnasia de Jujuy.

Forgués cuenta su historia, la génesis de su rica carrera deportiva: «Antes de jugar en Central Córdoba, me había ido a probar a Newell’s, había una cantidad terrible de chicos que después de esperar dos o tres horas, con mis amigos nos terminamos yendo».

«En el baby jugaba en San Roque, uno de los técnicos juntó cuatro o cinco jugadores y nos llevó un tal Serchiara, que estaba vinculado con Central Córdoba, empecé jugando en la quinta división, antes estaba quinta, cuarta especial, primera común y primera local, jugaba los domingos a la mañana y a la tarde era suplente de la primera con 15 años, era bravo porque la primera era de edad libre, uno sentía pasión por el fútbol, ahora hay muchos que no tienen esa pasión por el fútbol», sentenció.

Con el correr de los años, el Bocha crecía en su juego y contó su secreto: «Iba a la cancha de Newell’s y miraba los movimientos del jugador que jugaba en mi puesto, en ese momento estaban el Mono Obberti y Mario Zanabria, no miraba el partido, miraba los movimientos de ellos, el puesto mío era nueve, enganche, un volante por izquierda retrasado, siempre jugué en esos puestos, y viéndolos jugar yo trataba de imitarlos dentro de lo que jugábamos nosotros, me dejaron una enseñanza».

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