MARTES, 15 DE OCT

La Cumbre de los Brics: un punto de inflexión hacia un sistema multipolar, y una posible guerra

A la reunión del bloque económico mundial que se realizará en la ciudad rusa de Kazán del 22 al 24 de octubre asistirán representantes de 32 países de Asia, América Latina, África y Oriente Medio, y que genera gran expectativa en otras naciones que aspiran a formar parte de la organización que pretende romper la unipolaridad del sistema dominado por Estados Unidos.

 

El grupo Brics se prepara para celebrar su cumbre en la ciudad de Kazán, situada en la cumbre del Cáucaso, del 22 al 24 de octubre. En esta cumbre participarán los nueve países miembros: Rusia, China, India, Sudáfrica y Brasil (países fundadores), así como Egipto, Etiopía, Irán y Emiratos Árabes Unidos (nuevos miembros). Muchos otros países aspiran también a formar parte de la organización, que pretende romper la unipolaridad e instaurar un mundo multipolar, en detrimento de un sistema dominado por Estados Unidos.

Más de 40 países han expresado recientemente su deseo de unirse a los BRICS, en un clima regional marcado por un gran optimismo en cuanto al establecimiento de mecanismos económicos destinados a reducir el dominio del dólar, en medio de la subida de los tipos de interés de la divisa estadounidense. Entre estos países se encuentran Siria, que espera obtener beneficios económicos de su adhesión a pesar del bloqueo occidental, y Argelia, que se siente cercada por Francia y Marruecos, con este último cada día más cerca de Israel.

La adhesión de Turquía a los BRICS sería una compensación por su decepción con la Unión Europea, que se niega a concederle la entrada, como declaró el ministro turco de Asuntos Exteriores, Hakan Fidan. Para Rusia, esta adhesión supondría un duro golpe para la OTAN, dado que Ankara posee el segundo mayor poder militar dentro de la Alianza después de Estados Unidos. Este acercamiento turco significa un alejamiento de Occidente y un acercamiento a la órbita euroasiática.

Esto podría explicar la sensibilidad con la que Estados Unidos aborda la cumbre de los BRICS. El lanzamiento de una moneda común sacaría a cerca del 45% de la economía mundial de la esfera de influencia del dólar, lo que provocaría una entrada masiva de capitales en el mercado estadounidense y haría subir la inflación en todo el mundo occidental.

Además, debilitaría la hegemonía financiera de Estados Unidos establecida por los Acuerdos de Bretton Woods, que fundaron el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en 1944, cimentando así el dominio económico estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial.

Este contexto ha impulsado a Washington, y en particular a los neoconservadores -puntas de lanza del capital financiero sionista- a intensificar sus acciones contra el bloque euroasiático, en particular Rusia y China. Esto se ha manifestado presionando a Ucrania para que lance una ofensiva en la región de Kursk y aumentando las tensiones con China en Asia Oriental. El punto más alarmante fue la escalada israelí contra Líbano hace aproximadamente un mes, con ataques contra Hezbolá y el asesinato de sus líderes militares, incluido su secretario general, Sayyed Hassan Nasrallah.

Según el filósofo ruso Alexander Dugin, estos acontecimientos marcan el inicio de una tercera guerra mundial. Afirma que Israel, tras cometer un genocidio contra civiles ante el mundo entero, ha lanzado una guerra a gran escala contra Líbano. Al igual que los israelíes en Gaza prefirieron fingir que luchaban contra Hamás en lugar de contra los palestinos, Netanyahu habla ahora de enfrentarse a Hezbolá mientras lleva a cabo ataques masivos contra civiles en un país soberano. Esto sí que es una guerra. Occidente apoya plenamente esta agresión israelí contra Líbano.

En consecuencia, el mundo se encuentra actualmente en un punto de inflexión, simbolizado por la cumbre de los BRICS que se celebrará en Kazán, Rusia. Se espera que en esta cumbre se tomen decisiones que aceleren la transición de un sistema unipolar a otro multipolar, marcando el fin de la hegemonía occidental iniciada a mediados del siglo XVIII, así como la del capitalismo financiero sionista. Esto explicaría los violentos esfuerzos de Estados Unidos, los neoconservadores e Israel por frenar esta transformación intensificando los conflictos en Ucrania, Asia Oriental y Oriente Próximo.

Fuente: geopolitika.ru

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