DOMINGO, 24 DE NOV

Complejidad y compromiso social en la era de los algoritmos: se presenta el colectivo «A pesar de todo» en Rosario

La muestra será este viernes, a las 18.30, en la biblioteca de la Asociación Empleados de Comercio (AEC) (Corrientes 450), en el primer piso del sindicato. Incluirá un documento como disparador para pensar la época.

 

En un contexto tecnológico que avanza a un ritmo avasallante, pensar al hombre social y su relación con el avance digital es una invitación  a reflexionar profundamente, planteando interrogantes y tratando de buscar respuestas al claro cambio de paradigma en marcha con la aparición de la nueva economía en auge que globaliza la oferta y monopoliza casi todas las decisiones que tomamos en el día a día.

En ese sentido, y en un marcado escenario de complejidad y readaptación del ser humano ante estos raudos e intempestivos adelantos en la era de los algoritmos, se presenta el colectivo «A pesar de todo». De la mano de Ariel Pennisi, ensayista y editor, y Miguel Benayasag, autores del libro «La Inteligencia Artificial no piensa (el cerebro tampoco), la muestra será este viernes, a las 18.30, en la biblioteca de la Asociación Empleados de Comercio (AEC) (Corrientes 450), en el primer piso del sindicato. Incluirá un documento como disparador para pensar la época.

Al respecto, en diálogo con Conclusión, Pennisi comentó que «se trata de una realización que da cuenta del trabajo articulado entre partes, en cada territorio y abordando diversas cuestiones vinculadas a la misma problemática».

«Proponemos dialogar y debatir sobre como se dio esta disolución del sujeto social en el siglo XX, el desprendimiento del hombre como parte de un todo, desconectado con la vida, lo orgánico, el ecosistema», agregó.

«Se trata de pensar como se reconfigura el compromiso social ante esta nueva realidad, tan sumergida y dependiente de pantallas. Surge la necesidad de crear un nuevo sujeto a la hora de actuar, como analizar la política contemporánea», planteó como desafío.

«Hay que volver a plantear la pregunta por la unidad», indicó.

«En los época actual, se da una dinámica de disgregación, apoyada por el neoliberalismo reinante y también por la tecnología, que en vez de unir separó más el cuerpo colectivo. El dilema que se plantea es si solo funcionar, ser útil como ganado a este modelo de capitalismo salvaje, o preocuparse en serio por existir. La búsqueda de un sentido integral», subrayó sobre uno de las condicionamientos más fuertes.

Sobre esta última característica de la modernidad, tan propiciada por los sectores económicos, financieros, políticos y las élites globalescon un excesivo culto al ensimismamiento, narcisismo y el famoso ‘sálvese quien pueda’, profundizó que «la individuación del sujeto supone la sectorización, la división. Asistimos a la gestión de partes separadas, se pierde la noción de sistema, unidad».

«Asistimos a un proceso de hibridación entre lo humano y lo digital, y la pregunta fundamental es: ¿cómo no sucumbir ante la idea colonizadora, manipuladora y esclavista de la tecnología?», propuso como consigna clave.

«En definitiva, el planteo pasa por, dadas las circunstancias vigentes inmodificables, que llegaron para quedarse, como volver a reconstruir el sujeto social colectivo, con espíritu abierto, sabiendo que el ser humano es parte de un todo, no un ente aislado, sino que es uno con el mundo, conectado con cada partícula de vida y materia orgánica del planeta», concluyó.

Un lindo llamado a pensar seriamente no solo como nos comportamos con una tecnología cada vez más estimulante, que logra captar con cada desarrollo nuestra atención y nos lleva a vivir totalmente dependientes de cualquier dispositivo, con el peligro de que ello termine por deshumanizar completamente a la sociedad, ya de por si bastante afectada y jaqueda por algo que debería en realidad brindar soluciones.

Más allá de esto, también es un llamado para recordar que las personas seguimos estando «conectadas» como parte de un todo, y proponer desde diversos eslabones de poder la cada vez más marcada estratificación social a lo único que puede conllevar es a una mayor desintegración de la comunidad, acentuando aún más las ya de por sí enormes desigualdades mundiales.

 

 

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