DOMINGO, 15 DE DIC

El último mimo al goleador eterno

El pueblo canalla despidió como se merecía a su último ídolo, ese que siempre estuvo dispuesto a brindar una mano cuando el club de sus amores lo necesitó y nunca le dijo que no. El jugador hincha, que representó a cada fanático auriazul en el campo.

 

Marco Ruben es Rosario Central. Para buscar un hombre que simbolice lo que es el amor auriazul por su club, basta con mirarlo el eterno goleador. Ese que siempre estuvo dispuesto a dar lo mejor de sí para dejar contento a su gente, conformando una relación de amor eterno e inquebrantable entre dos polos que estaban destinados a unirse.

Describir lo que fue Ruben y su vínculo con el Canalla queda corto. Desde que debutó en 2004, de la mano de un tal Ángel Tulio Zof, el 9 de oro siempre unió dos pasiones que pudo darse el gusto de cumplir en su carrera profesional: jugar al fútbol y en la institución de sus amores, de la que es hincha. Si bien su primera etapa ya había sido más que promisoria, nadie podía imaginar todo lo que vendría después.

Es que, en 2015 y ante el llamado de ‘Chacho’ Coudet, Marco se dio el gusto de retornar a Central tras un periplo en el fútbol extranjero y tuvo una temporada inolvidable, la mejor. Hizo goles de todos los colores, fue goleador del campeonato de Primera División y sólo el arbitraje de Diego Ceballos le privó de conquistar el título de la Copa Argentina, en esa final tan recordada ante Boca en Córdoba.

Si bien no pudo ser tampoco en 2016, la leyenda tuvo el premio tan ansiado al obtener la Copa Argentina en 2018, en una final para el infarto ante Gimnasia que se definió por penales y le permitió al Canalla volver a alzar un título tras 23 años. Uno de los momentos sagrados del delantero. Un sueño cumplido que había merecido antes pero que al fin llegaba.

Aún así, Ruben no se dejó estar y siguió anotando conquistas, sea en el torneo que sea. Siempre fue el capitán del equipo en la cancha, no solo por llevar la cinta, sino por lo que contagiaba a sus compañeros en cancha. Nunca se escondió, cuando tuvo que poner la cara lo hizo. Tras un breve paso por Brasil, donde remontó su nivel luego de un estancamiento, nuevamente volvió a Central en 2020 para seguir perforando las redes, aunque la pandemia de Covid 19 frenó todo.

Luego de una pausa hasta que el virus aflojara un poco, nuevamente se puso la camiseta auriazul en 2021 para imponer presencia y jerarquía en el área. Fue autor de uno de los tantos de una goleada inolvidable ante el rival de toda la vida, Newell’s Old Boys, al que le convirtió varias veces en distintos clásicos, la del 3 a 0 en pandemia. En ese año también tuvo un nivel muy alto, y alcanzó la marca histórica en cuanto a goles en Rosario y en Central: máximo goleador de la ciudad y del club de Arroyito en su historia.

Tras un retiro que pareció ser definitorio en 2022, Ruben se volvió a calzar los botines en 2023, primero en Deportivo Maldonado de Uruguay, y luego, otra vez, en su amado Rosario Central en 2024. Pudo cumplir otro sueño: ser dirigido por Miguel Ángel Russo. Y su vuelta fue con un gol ante Lanús en el Gigante. Lamentablemente, el presente del equipo no acompañó en toda la temporada, pero eso no opacó a la leyenda, que pudo decir adiós ante el pueblo canalla con una sonrisa en su rostro, sabiendo que la misión estaba cumplida.

La historia de Marco con el Canalla llegó a su fin, tras varios capítulos de alegrías, con goles y momentos que quedarán en el recuerdo. El mejor legado que quedará es la memoria de un hincha auriazul que lo quiso, lo cuidó y lo mimó como a pocos. Es que, más allá de los números y los récords personales, lo del 9 de oro trasciende la frontera del campo de juego y se traslada al corazón de la gente, que siempre lo tendrá como uno de los suyos, ese que representó con fidelidad la esencia de lo que es Central.

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