Falleció Federico Pagura, el hombre que le temía a una vida sin sentido
A los 93 años de edad, el obispo metodista, de amplia trayectoria en la defensa de los derechos humanos y conocido por su compromiso con los pobres y excluídos, se despidió de este mundo dejando un gran legado humanitario tras de sí.
- Ciudad
- Jun 6, 2016
El obispo metodista Federico Pagura falleció este lunes al mediodía, víctima de un cuadro infeccioso que sufrió complicaciones. El religioso había sido internado el sábado por la noche, con una grave infección y un panorama general poco auspicioso. Si bien, el domingo presentó una leve mejoría que despertó algunas esperanzas de recuperación, al atardecer la situación volvió a agravarse y finalmente, hoy se conoció el triste desenlace.
Se recibió de maestro y luego de obtener la licenciatura en teología, fue ordenado pastor de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina (IEMA) en 1950. Desde sus orígenes, sus pasos lo llevaron siempre a pelear codo a codo con los más necesitados, trabajando siempre con gran vocación ecuménica, como él mismo solía afirmar.
Ejerció el obispado en Costa Rica y Panamá y fue elegido obispo, la máxima autoridad de la IEMA, en 1977. Fue una voz invalorable que denunció y actuó contra la última dictadura militar en el país. Fue uno de los integrantes de la Comisión Nacional por la Desaparición de Personas (Conadep) que investigó los crímenes cometidas por la dictadura. Desde 1976, presidió el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos de Argentina .
Como obispo ejerció durante doce años. Ya emérito se radicó en Rosario, donde el Concejo Deliberante lo declaró ciudadano ilustre. En este tiempo fue referente obligado de proyectos de paz y derechos humanos. Un libro con sello del CLAI refleja su biografía.
Fue figura relevante del Consejo Mundial de Iglesias y el Consejo Latinoamericano de Iglesias.
Pagura fue nombrado Doctor Honoris causa por la Universidad de Toronto, Canada, en Humanidades y por la Universidad De Paul, Indiana, en divinidades, recibió tambiénel Premio Mauricio López, por el Consejo Nacional de Iglesias de USA en 1997.
Además de su inquebrantable compromiso social, y su apasionada opción por los pueblos empobrecidos de América Latina, la vida del obispo emérito estuvo íntimamente ligada a la música y la poesía.
Su trabajo musical fue inmenso, por cantidad, calidad y por repercusión internacional. Se le atribuye el “primer tango evangélico”, llamado la marsellesa evangélica, con el título “Tenemos esperanza”. Tradujo, además, muchos himnos protestantes clásicos, y también es de su autoría el candombe «Que no caiga la fe».
La escritura tambiénfue una importante parte de su vida, publicó libros de poemas y reflexiones con un denominador común: la esperanza.