SáBADO, 23 DE NOV

El dolor movilizó a una multitud bajo una sola consigna: seguridad y justicia

La presencia de familiares de muchas víctimas resultó tan fuerte como conmovedora. Ellos expresaron todo aquello que no pueden callar y se sintieron acompañados en un reclamo que sienten necesario y fue más que satisfactorio.

El amor por aquellos amigos y familiares que ya no están con ellos; el dolor de esas pérdidas y la indignación por una justicia que pocas veces llega. Estos tres son sólo algunos de los factores que han llevado a miles de rosarinos a movilizarse en un fuerte reclamo por más seguridad, por justicia y por la memoria.

Sin embargo, en esa gran masa de personas que se hicieron presentes a lo largo de todo el trayecto con el que unieron Tribunales y la sede de la Gobernación no estuvieron sólo quienes vivieron de cerca el peor de los dolores que trae consigo la inseguridad, sino también todos aquellos que se solidarizaron con ellos, quienes han sufrido hechos delictivos de otra índole, o quienes simplemente están cansados de «salir con miedo a la calle», «vivir enrejados» o la realidad que sufre desde hace tiempo Rosario.

Con velas encendidas, haciendo ruido o con un fuerte silencio, cada uno de los manifestantes, con edades que recorrieron desde las generaciones que más años han pisado las calles hasta bebés de tan sólo unos meses en los brazos de sus madres, reclamaron por los derechos que sienten que han perdido, por la mala mano de algunos y el mal obrar de otros.

En primera persona

La familia Trasante, por ejemplo, sufrió en carne propia y por duplicado el desgarrador sentimiento de perder un ser querido. Primero, con la muerte de Jeremías en 2012, una de las víctimas del triple crimen de Villa Moreno, y luego con la de su hermano, Jairo, baleado en 2014.

En diálogo con Conclusión expresaron que fue «muy fuerte» toda la movida que se armó, y desearon que «la ciudad reaccione», aunque en esta ocasión haya sido por la cantidad de muertes que hubo. «Creo que a la gente le cayó la ficha de los derechos que perdimos”, concluyó.

Mónica, hermana de Leonardo Balbuena, fue otro de los duros testimonios de los que han sido testigos los periodistas de Conclusión y los ciudadanos que se acercaron a la marcha.

«Estoy acá por mi hermano, porque me lo mataron y pido justicia hace 3 años. Él iba a buscar en moto a la novia a la escuela, hizo el recorrido y después fue a un carrito a comer con una amiga y su novia. Cuando la va a llevar a la amiga hasta su casa, en ese interín, le salen al cruce dos delincuentes y ahí es donde forcejean por la moto y me lo mataron. Cinco tiros le pegaron. Él puso el pecho para defender a las dos chicas; la novia y a la amiga. Ahora acá estoy pidiendo justicia porque todavía no atraparon al culpable, que anda suelto por el barrio, y porque así como mató a mi hermano va a seguir matando», relató el crudo momento y la triste situación por la que todavía transcurre.

Verónica Correa, esposa de Agustín Moreno, también contó a Conclusión el triste caso de la pérdida de su esposo, quien fue asaltado en Santa Fe el 28 de febrero de 2014, cuando le pegaron un tiro en el abdomen que lo hizo fallecer el 1 de marzo. “Hoy mi hija tiene 15 años y no va tranquila a la escuela”, aseguró.

En la marcha no hubo más banderas que aquellas que reclamaron por justicia y por la memoria de cada uno de aquellos que murieron injustamente. Estuvieron presentes familiares de víctimas de accidentes de tránsito, crímenes de inseguridad, violencia institucional, e incluso familiares de las víctimas de la tragedia de calle Salta 2141.

Por ejemplo, Marcela Nissoria, esposa de Hugo Montefusco, una de las víctimas de calle Salta, expresó micrófono en mano ante la multitud: “Se han hecho ataúdes, se han hecho banderas, se han puesto cruces en la plaza, se han hecho movilizaciones, nos hemos manifestado de todas las maneras que un ciudadano puede imaginar sin recursos. Somos ciudadanos comunes que tuvimos que pensar cómo llamarle la atención a la justicia, a los medios, a los ciudadanos para que tomen conciencia. Estoy eternamente agradecida a ustedes, este es un momento histórico para Rosario.

Además de los familiares de víctimas, también los demás manifestantes presentes hicieron sentir su solidaridad para con ellos y su bronca por la situación que vive la ciudad.

«El dolor de los padres que perdieron a sus familiares, pido justicia por los que no están y seguridad por los que queres seguir vivo. Vine a vivir hace 20 años a Rosario y esto me hace pensar en volver a mi pueblo”, expresó un hombre a Conclusión. Con respecto alguna medida de las autoridades, sostuvo: “Pienso que no, me gustaría que hagan algo, es la primera vez que salgo a la calle porque no aguanto más inseguridad”.

Uno de los momentos más duros y conmovedores fue cuando en la sede de Gobernación tomaron la palabra cada uno de aquellos que sufrieron la inseguridad en primera persona, y allí predominaron los fuertes insultos y silbidos al ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, al gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, a la intendenta, Mónica Fein, al ministro de la Corte de Santa Fe Daniel Erbetta y a la jueza Luciana Prunotto, entre otros funcionarios y miembros de la justicia. “Que se vayan”, fue el grito con el que se hicieron escuchar los manifestantes, movidos por el dolor.

 

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