Repudian proyecto para convertir el Imusa en ente autárquico manejado por privados
Este miércoles desde las 17.30 se estará realizando un abrazo solidario en las puertas del Instituto Municipal de Salud Animal contra el avance de un proyecto que consideran riesgoso y preocupante.
- Corazón Animal
- Sep 13, 2016
Por Santiago Fraga
El Instituto Municipal de Salud Animal, más conocido por su sigla Imusa, desde 1997 se dedica de forma pública y gratuita a los animales, realizando esterilizaciones, vacunaciones, tratamientos y campañas de adopción responsable. Es una herramienta imprescindible, sobre todo para los animales callejeros y para aquellos que de otra manera no podrían costear los cuidados que necesita tener su mascota. Sin embargo, advierten que esto podría dejar de ser así.
Este miércoles desde las 17.30 se estará realizando un abrazo solidario en las puertas del instituto (Francia 1940) en repudio al proyecto impulsado por los concejales Carlos Cossia y Jorge Boasso en el que se propone la creación de un ente autárquico, que se denominaría Emusa (Ente Municipal de Salud Animal).
Conclusión dialogó con Alejandra, docente rosarina y activista abolicionista por los derechos de los animales en Cari Mails (Comision Activista Rosarina Independiente), quien explicó la movida del miércoles y el proyecto en el cual “las decisiones mayoritarias de la salud estatal pasarían a manos privadas”.
“Estamos haciendo un abrazo simbólico al Imusa, ya que existe un proyecto de Cossia y Boasso que frenamos hace unos meses atrás y nuevamente vuelven a insistir ahora, que es la creación de un ente autárquico, con lo que las decisiones mayoritarias de la salud estatal pasarían a manos privadas, con la gravedad que eso tiene y con la superpoblación que tenemos en Rosario por el exceso de malas políticas que se han tomado a nivel municipal (como falta de castraciones extendidas y masivas que puedan llegar a impactar a nivel social)”, explicó Alejandra.
Desde quienes convocan a este abrazo solidario reconocen que el instituto actualmente tiene deficiencias, como por ejemplo que se den 11.000 castraciones anuales cuando para impactar deberían de ser 50.000, pero sostienen que “la salud animal, al igual que la humana, debe pasar por el Estado, que debe garantizarla porque es un derecho”.
“Consideramos que el Imusa tiene muchas deficiencias, pero tenemos que mejorarlo, no privatizarlo”, aseguró Alejandra, que entre otras cosas apuntan al mejoramiento como objetivo, para que en un futuro haya atención veterinaria las 24 horas, castraciones masivas y una estructura edilicia acorde. “Para todo eso necesitamos al Estado. No necesitamos el proyecto ni de Cossia ni de Boasso, necesitamos que los que promovieron esos desperfectos estén para pagar esas consecuencias”, agregó.
Respecto del proyecto, que se discute en la órbita política desde 2014 pero está cobrando nuevamente vigencia ahora, la activista contó a Conclusión que se lo presenta como un ente autárquico que, en realidad, se mantendría con donaciones de la gente, pero quedando el Estado afuera de las decisiones principales que se tomarían para los animales, lo que consideran “un absurdo”.
“Es un absurdo promover algo así. ¿Quién se beneficiaría de todo eso? Uno de los puntos es que la que estaría a cargo de esa salud pública sería una ONG con personería jurídica. La única que hay es Protectora Rosario, que está al lado del concejal Cossia. Es todo un planteo muy loco donde en realidad nosotros somos parte del Estado. Tenemos voz y voto y podemos ir a reclamar. Cuando estas no sean las reglas: ¿a quién le vas a ir a reclamar? ¿a un privado? ¿que no esteriliza? ¿que no hace las cosas como corresponde?”, denunció contundente Alejandra.
Ellos consideran que esto “es un paso antes de la privatización”, y la preocupación se genera en torno a que es un proyecto tan irreversible como poco factible en una ciudad donde, desde el vamos, hay una gran superpoblación de animales, principalmente en las zonas marginales, donde muchos de ellos se encuentran en la calle y sin castrar o enfermos.
De igual manera, están también los casos de aquellos que viven en condiciones precarias y el hecho de contar con la salud estatal les representa una inmensa ayuda para cuidar la vida de su amigo animal: “Imaginate una persona en una villa de emergencia que tiene a su perro que lo ama y se encuentra con que no pueda llevarlo a ningún lado el día que esté enfermo. Es terrible”.
La bandera que ellos defienden es por una salud animal “estatal, pública, inclusiva y gratuita”, garantizada por el Estado.
“No existe una acción ciudadana que pueda reemplazar al Estado. Aún con la gran ayuda que damos las protectoras de animales, yendo a castrar, era imposible reemplazarlo. El Estado ausente significa que va a haber muchos animales enfermos, muchos animales abandonados, y eso será porque también falta hasta educación en la gente, de normas de convivencia de que no podes tener un perro diez años y después dejarlo morir enfermo. Necesitamos reeducar y construir otra cosa, pero no lo que pretenden Cossia y Boasso, porque lo que pretenden ellos no es en defensa de los animales, es otra cosa que es realmente lamentable a mi punto de vista como defensora de los derechos de los animales”, explayó finalmente.
En 2014, cuando presentaron el proyecto, Jorge Boasso aseguró que la creación del Emusa sería «un salto cualitativo con la formación de un Ente, similar al Ente de Turismo de Rosario (EtuR), para dar un ejemplo concreto», y que con él se «jerarquiza la protección animal en Rosario».
Por su parte, Cossia aseguró que la instrumentación del Ente «permitirá obtener independencia instrumentadora», ya que «desde afuera podremos dar opiniones en forma directa y tomaremos decisiones que hoy sólo vienen del Ejecutivo».
Sobre las finalidades del organismo, apuntaron a que serán la de brindar asistencia veterinaria integral de los animales, atención de urgencias veterinarias las 24 horas, esterilización de animales domésticos y la prevención de zoonosis, que es cualquier enfermedad que pueda transmitirse de animales a humanos, entre otros. Estas son las mismas exigencias que los activistas enuncian, pero que sostienen se debe garantizar de manera estatal.