Una silla para José: el muchacho de 38 años con parálisis cerebral
"Hay que seguir viviendo", es la primera frase que José Adrián Arellano afirmó en diálogo con Conclusión. Se gana la vida vendiendo pañuelos descartables en una galería del centro rosarino.
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- Oct 25, 2016
José Adrián Arellano, tiene de 38 años, está afectado por una parálisis cerebral y se gana la vida vendiendo pañuelos descartables dentro de una galería de la ciudad de Rosario, ubicada entre la calles Córdoba y Rioja desde Mitre a Sarmiento. “Hay que seguir viviendo”, es la respuesta al ser consultado por Conclusión sobre cuál es su filosofía de vida.
Su historia es de esas donde se ve atravesar adversidades que deben ser superadas a pesar de las circunstancias y levantarse día a día sabiendo cuáles son sus obligaciones. Pareciera que para él no existen limitaciones para superarse y José lo demuestra en cada palabra que mezcla con su sonrisa al hablar.
La parálisis cerebral la tiene desde chico. Cuando tenía dos años, el destino hizo que desde entonces viva con esta patología. A esa edad fue adoptado por una familia oriunda la ciudad de Victoria, y actualmente vive con su madre adoptiva en Rosario, en el barrio de La Sexta. Ella cobra una jubilación mínima. Con esa entrada paga el alquiler y, como queda dicho, José es vendedor callejero y lo que gana va para los gastos de la casa.
Le gusta escuchar música rap, también escribe canciones y recientemente se animó a un libro utilizando su celular. Pero José no pudo escapar a ser víctima de la inseguridad y hace unas semanas atrás, cuando se dirigía a trabajar, dos personas le robaron su celular, y debió postergar los sueños del libro propio.
Otro de los intentos que hizo para superarse fue tratar de terminar el secundario, pero cuenta que tuvo que dejarlo porque no encontró a quien le ayudara a trasladarse hacia la escuela en donde cursaba.
José trabajó como administrativo en un consultorio médico pero quedó desocupado y fue así como empezó a vender juguetes en la peatonal Córdoba. Pero,al no tener la habilitación municipal, cada tanto los inspectores municipales le incautaban la mercadería que tenía para la venta.
“Intenté tramitar muchas veces la habilitación municipal pero me dicen que no están dando en este momento, aunque yo sé que no es así, ya que he sabido que han dado varias”, responde al ser consultado sobre si realizó el trámite para obtener el permiso para poder vender en la vía pública.
Desde hace un tiempo, su lugar de venta es en una galería donde la Administración le cede un espacio para vender su mercadería. Lo hace de 8 a 17 todos los días y sólo deja de ir cuando se le rompe la silla de ruedas, que funciona con un motor a batería y que utiliza para desplazarse.
“Hace dos años que pude conseguir esta silla para desplazarme. Me la dieron en una dependencia publica para personas con discapacidad”, comenta refiriéndose a la Dirección Provincial de Inclusión para Personas con Discapacidad, lugar donde se la dieron. Su uso diario y el desgaste de la misma hace que cada tanto se rompa y José deba estar sin ella más de dos semanas, tiempo que se tarda en repararla.
Hoy necesita realizar los trámites en esa Dirección Provincial para conseguir una nueva silla, pero para ello le está faltando una orden de un fisiatra y así poder comenzar la gestión, para que un año más tarde, aproximadamente, tenga la posibilidad (no la seguridad) de recibir una nueva silla. “Ese tiempo es el que se tarda en resolver el pedido”, aclara José.
Durante toda la entrevista, siempre está de buen humor. La gente pasa y lo saluda, mientras otros se detienen para decirle que ahora es famoso, haciendo referencia a una publicación de una cuenta de Facebook que hiciera una persona que trabaja en un local de la galería, en donde escribe solicitando la solidaridad de la gente para poder conseguirle una silla nueva.
“Yo me levanto a la mañana y durante todo el día siempre tengo este humor que vos ves ahora”, dice, y agrega: “La gente es muy buena conmigo y yo también quiero serlo con ellos”.
Al preguntarle qué es lo que más necesita, sin dudarlo expresa que “necesito un trabajo que sea fijo o, si no, que me permitan vender mis cosas sin que me las estén sacando por no contar con el permiso para hacerlo”.
José está necesitando una nueva silla de ruedas con motor eléctrico quienes puedan ofrecerle una ayuda se pueden contactar con el llamando al celular 153 777 633.