VIERNES, 29 DE NOV

Paseo en imágenes por la Gran Sabana venezolana en el ojo de una rosarina

Hoy a partir de las 20 en el Centro Cultural "Roberto Fontanarrosa", la fotógrafa local Raquel Morales dará una charla e ilustrará en fotografías su recorrido por gran parte de Sudamérica.

Por Osvaldo La Spina

En el marco del ciclo de ecología que presenta todos los lunes el periodista Sergio Rinaldi, hoy a las 20 en Centro Cultural «Roberto Fontanarrosa» la fotógrafa rosarina Raquel Morales presentará una charla ilustrativa con proyección de audiovisuales y diapositivas sobre la ‘Gran Sabana venezolana’, el ‘Salto del Ángel’, y las antiquísimas mesetas ‘Tepuy’.

El Salto Ángel (Kerepakupai Vená, que significa ‘salto del lugar más profundo’), es el más alto del mundo con una altura de 979 metros (807 metros de caída ininterrumpida), generada desde el Auyantepuy. Se localiza en el Parque nacional Canaima, en el estado Bolívar.

En la Gran Sabana abundan ríos y cascadas. Este lugar paradisíaco forma parte del parque Nacional Canaima, al sur de Venezuela, en el estado Bolívar. Es uno de los mayores atractivos turísticos del país.

Este parque es el segundo más grande de Venezuela y en él se encuentra el “Salto Ángel”, la caída de agua más alta del mundo.

Conclusión dialogó con Raquel Morales, protagonista de esta increíble historia.

—¿Cuál es la motivación de llegar a la Gran Sabana venezolana?

—Esta zona forma parte del Escudo Guayanés, una de las formaciones más antiguas del planeta, de la época en que la  tierra era un solo continente. Su relieve se caracteriza por la presencia de mesetas aisladas, los legendarios ‘Tepuys’ . La mayoría de las especies animales y vegetales que se desarrollaron en ese lugar son endémicas, es decir, no se encuentran en otros lugares. Es una formación geológica propia de la Guayana venezolana, consistente en una meseta muy elevada con las paredes verticales que sobresale marcadamente del resto del terreno. En la cima de los tepuyes han sobrevivido, aislados, ecosistemas prehistóricos.

Raquel comenzó con la fotografía desde muy chica. “A los quince años ya me gustaba”, comienza aclarando. A los dieciocho años su padre le regala la primera cámara réflex. Siempre se inclinó por tomar imágenes de naturaleza, por eso, resalta su pasión por la biología y buscó algo parecido con la profesión de ingeniera agrónoma que no ejerce desde que se recibió porque pensó que se  iba a acercar más a lo que le gustaba ya que tenía muchas materias en común. “Busqué lo más parecido ya que tenía muchas materias en común”.

—¿Cómo se definiría ante tanta pasión por la naturaleza?

—Me considero ingeniera agrónoma de profesión, fotógrafa de naturaleza por vocación y naturalista por pasión. La agronomía no está orientada a la naturaleza y la biología sino más a la producción y en algún punto esto se contrapone.

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En el año 1994 hizo un gran paso hacia lo profesional e incursionó en un foro llamado » Fotografía de Naturaleza Argentina (FNA). «Gracias a eso, me comprometí más con la fotografía», continuó la fotógrafa. “Además tuve la suerte de conocer casi todo el país e incursioné en muchos lugares poco turísticos; siempre mi meta fue todo lo relacionado con los espacios naturales, parques y reservas nacionales. De hecho tengo producidos varios audiovisuales”.

A fines de 2010 expuso en el museo Ángel Gallardo su primer muestra personal. Fue “Argentina por Descubrir” durante tres meses con mucho éxito y gran cantidad de visitantes. Aquí se mostraban paisajes naturales poco frecuentados en Argentina. También la muestra fue llevada a una biblioteca en la ciudad de Elortondo, y luego mediante otra invitación y con motivo de un congreso de biología, la misma fue exhibida en el hall central de la facultad de Agronomía en Zavalla.

Primer travesía

Desde Caracas viajó en avión a Puerto Ordaz. Luego a Canaima. Desde allí hizo un recorrido en lancha por la Laguna de Canaima visitando las cascadas. Al día siguiente sobrevoló el Salto del Ángel  y de regreso en el mismo día a  Canaima y a Puerto Ordaz.

Segunda travesía

De Puerto Ordaz en auto 780 kilómetros hasta Santa Elena de Uairen. De allí en auto hasta el poblado indígena Paraitepuy. Luego comenzó la caminata de seis días entre ida y vuelta para subir a Roraima a 2.800 metros de altura. Regresó a Paraitepuy en auto hasta Santa Elena y luego a Puerto Ordaz. Así hizo este recorrido que muestra hoy en imágenes en el Centro Cultural «Roberto Fontanarrosa».

 

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