MARTES, 12 DE NOV

Máximo Paz: cuando la solidaridad es una verdadera fiesta

La localidad de 4.500 habitantes es la Capital Provincial de la Solidaridad y cada año lo celebran durante tres días. Conclusión te cuenta la historia de un sueño colectivo. 

Por Florencia Vizzi

Algunas son capital de la flor, otras de la miel y otras del maíz… Pero la comuna de Máximo Paz quiso ir más allá, por eso, desde el año 2010 es la Capital Provincial de la Solidaridad. Y todos los años, en la misma fecha en que el pueblo celebra el aniversario de su fundación, celebran la Fiesta Provincial de la Solidaridad.

Iván Camats, jefe comunal de Máximo Paz, relató a Conclusión la historia de una comunidad que tuvo un sueño: el sueño de la solidaridad. Y lo puso en marcha.

“La idea surgió a partir de un dato muy concreto —refirió el titular de la comuna— y ese dato es que en Máximo Paz hay un Banco Comunal de Sangre y un muy importante número de los habitantes son donantes, siendo el 100% de ellos voluntarios y repetitivos. Somos la localidad que está a la cabeza en el territorio provincial en ese tema”.

«Con eso en mente, se nos ocurrió que era posible trabajar colectivamente para trasladar ese valor intrínseco de la solidaridad, que está en el íntimo acto de donar sangre, a otras actividades que involucraran a toda la comunidad de Máximo Paz. Y en ese contexto es que se presentó el proyecto para que se declare a la comuna la Capital Provincial de la Solidaridad. La idea era hacer resurgir y darle prevalencia a ciertos valores para que nos distingan como sociedad”.

La ley fue aprobada en noviembre de 2010, y a partir de allí, se comenzó a trabajar con la propuesta de la Fiesta Provincial de la Solidaridad, que se realiza entre el 13 y el 15 de enero y coincide con el cumpleaños de la comuna, que es el 14. Este enero serán 127 años.

—¿En qué consiste la fiesta?

—La fiesta arranca el viernes con un programa para los más jóvenes. Hay un duelo de DJ’s,y dos grupos de rock. El cierre va a estar a cargo de Lula Solís. Además hay unos 90 artesanos y microemprendedores que exponen durante los tres días, y una muestra de autos antiguos. El sábado se realiza la cena de cumpleaños, en la que participan alrededor de 1.500 personas, y el domingo se realiza la elección de la Reina de la Solidaridad. En la cena, todos los años homenajeamos a gente de la comuna cuya vida haya estado signada por labores solidarias. Este año hemos decidido además abordar una temática de género, y se homenajeará a 8 mujeres de nuestra localidad que han sido destacadas por ello, han sido docentes, fundadoras de escuelas y han donado propiedades. Y en cuanto a la elección de la reina, ese es el eje también. Participan reinas consagradas, embajadoras, y reinas de toda la provincia, más las postulantes que mandan todas las comunas de la región, pero las chicas no desfilan más en malla para evitar esto de la cosificación y, lo más importante es que, para participar, deben proponer actividades solidarias y el jurado las evalúa más allá de su apariencia, las evalúan por las propuestas que realizan.

—Esta fiesta debe requerir de un gran despliegue y de mucho trabajo. ¿Cómo se distribuyen las tareas para llevarlas adelante?

—Son muchas manos trabajando y tiene que ver, justamente, con esos valores que decimos fomentar. El marco político de la comuna Máximo Paz no es la comisión comunal, si no la Red Interinstitucional. Eso, por supuesto no está legislado, pero sí está en nuestro acervo comunitario y lo llevamos adelante como un acuerdo. Nosotros, cuando asumimos y en varias oportunidades posteriores, no tuvimos oposición. Pero sí nos planteamos una cuestión de pensamiento colectivo a través del cual aparecieran formas para mejorar nuestra democracia. Y en ese marco, creamos la Red Interinstitucional, de la que participan activamente más de 20 instituciones de la comunidad. Nos reunimos una vez por mes y tomamos decisiones. En ese marco también se organiza la fiesta, las instituciones aportan los mozos, los chicos de 5° año de la secundaria colaboran como mozos o en el buffete, los padres también ayudan. Todos aportan con algo. La noche de la cena, una vez que terminan de comer, se levantan las lonas para que los que no fueron a cenar, puedan participar del homenaje y la fiesta, hay espectáculos y la gente baila hasta las cuatro o cinco de la mañana.

—¿Cómo fue el tránsito por la Legislatura hasta conseguir que la comuna sea declarada la Capital Provincial de la Solidaridad?

—No fue fácil, porque Rosario también estaba en ese mismo plan. Así que hubo que trabajar mucho. En Cámara de Senadores fue más sencillo, porque los senadores son del territorio y Rosario tiene sólo uno. Pero en Diputados sí se complicó, porque esa ciudad tiene un montón de diputados y nosotros ninguno.

—¿ Por qué pensás que lo lograron?

—Porque generamos un impulso… Y trabajé muchísimo… porque estaba convencido de los valores humanos y sociales que necesitamos. Y cada vez que defendí esto lo hice desde una postura integral y comunitaria, más allá de un título y creo que eso se vio y llegó a la gente y se entendió. Y estábamos convencidos de que eso tenía que trascender más allá de la donación de sangre, en cada una de nuestras actividades. Las actitudes solidarias nos dignifican como seres humanos y nos ponen en otro lugar. Si somos capaces de generar esto, como sociedad tenemos futuro.

—¿Y en la vida cotidiana de la comuna, que rol ocupa la solidaridad? ¿Tienen un cronograma de actividades o un programan que se desarrolle?

—No es un cronograma fijo, sino que organizamos redes y articulamos. Hay un grupo de chicos que abrazan al norte, y se encargan de organizar actividades. Hay otros grupos que juntan  ropa y alimento para donaciones. Hace un tiempo apareció una chica con leucemia, y toda la sociedad trabajó en conjunto para construirle una casa… nos organizamos a partir de las cosas que nos van pasando cotidianamente, y desde allí, fijamos los objetivos y articulamos en torno a ellos.

—¿Y qué significa para vos, que sos uno de los impulsores, ser la Capital Provincial de la Solidaridad?

—Para mí significa que si yo puedo plantar la semillita en alguien, un adulto o un chico, y lograr que tenga gestos y que ponga al otro por encima de sus propios objetivos, entonce tenemos futuro. Porque las obras son finitas, vos hacés un acceso, una obra pública, que puede ser maravillosa, pero tiene una vida útil de 5, 10, 50 o 100 años. Ahora, si yo logro plantar esa semilla en un individuo, eso va a trascender, porque esa persona lo va a transmitir a su hijo, a su nieto, a su familia… y eso se va a extender en generaciones. Y en el futuro eso va a ser mucho más duradero. Como objetivo de la gestión, claro que hay cosas que uno puede hacer para mejorar la calidad de vida de la gente, y claro que hemos hecho bastantes obras. Pero en el fondo yo pienso que esas obras son finitas. Y uno puede hacer cosas para la gente que trasciendan nuestro lapso de vida. Y ser Capital de la Solidaridad es importante porque allí está el mensaje, y ese mensaje trasciende mi vida, la de mis hijos y las de mis nietos… y seguramente nos genera una sociedad con mucho mejor futuro. Y estoy convencido de eso. Desprenderse de lo propio para mejorar la vida de la gente, dar y pensar en el otro, ese esa es la tarea.

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