Villa Moreno: cómo sobrevive el barrio a más de un año del cierre del CAJ
En 2012, se abrió en la zona el primer Centro de Acceso a la Justicia que tenía como objetivo acercar el Estado a los más necesitados. Cuatro años después, el Gobierno nacional conducido por Mauricio Macri decidió cerrarlo.
- Ciudad
- Abr 30, 2017
Por Franco Albornoz
Villa Moreno se encierra en sí misma. Lucha por ponerse de pie.Enclavada entre las cuadras que van desde Dorrego a Balcarce, y de Presidente Quintana hasta Centeno, sus calles conforman un laberinto humilde que busca recuperar la trama territorial, y dejar atrás disputas narcos que la marcaron para siempre, cobrándose vidas inocentes.
“Tratamos de seguir adelante. Acá vive mucha gente de laburo”, cuenta uno de los vecinos de la zona que vive a pocos metros del Club Oroño, donde el 1° de enero de 2012 se produjo el triple crimen que le costó la vida a Jeremías «Jere» Trasante, Claudio «Mono» Suárez y Adrián «Patóm» Rodríguez. Tres jóvenes militantes del Movimiento 26 de Junio, que soñaban con transformar la realidad de su barrio.
En abril de ese mismo año, producto de la sucesión de hechos violentos, se abrió en Dorrego y Doctor Rivas el primer Centro de Acceso a la Justicia (CAJ) dependiente de un programa del Ministerio de Justicia de la Nación durante la gestión kirchnerista, que tenía como objetivo acercar el Estado a los territorios más desprotegidos del país.
Sin embargo, luego de funcionar durante cuatro años como canal de asesoramiento en materia jurídica paralos habitantes de ese tejido urbano, el Gobierno nacional conducido por Mauricio Macri decidió que el CAJ dejara de prestar servicios en el lugar definitivamente.
Hoy, a más de un año del cierre,Pedro “Pitu” Salinas, concejal por Ciudad Futura y antiguo trabajador administrativo del centro, comentó que “el barrio se complejizó. Hoy se ven situaciones de conflicto que antes no aparecían, o eran prevenidas por la tarea de los trabajadores sociales del CAJ”.
A modo de ejemplo, el edil recordó que “inmediatamente después del cierre, varios chicos ocuparon un terreno que está ubicado justo al lado de la capilla en la cual trabajaba el CAJ. Eso marca un poco como se deshizo una dinámica social que se había generado y empezamos a tener problemas de nuevo”.
“Otro episodio que se dio hace 6 meses fue el homicidio de un chico de 15 años cuya familia conocía y los propios compañeros nos decían que todo es más difícil sin el CAJ. Evidentemente la falta de un espacio que tenía vínculos institucionales con todas las dependencias estatales, complejiza el panorama”, agregó.
Las consecuencias de la clausura son irrecuperables. Es que, a lo largo de los cuatro años de trabajo, el espacio de atención ciudadana dio respuestas a más de 20 mil consultas. Se asistieron alrededor de 15 mil trámites administrativos en Ansés, y se llevaron adelante mediacionesen 2 mil conflictos vecinales y familiares, entre otras cuestiones.
Según explicó Salinas, la idea es “no cejar en el reclamo de la reapertura” y “hacer funcionar de nuevo el CAJ como estructura del Estado en la que los vecinos puedan canalizar cualquier tipo de trámite, acceder capacitaciones laborales, o turnos en hospitales”.
En tal sentido, explicó que con el fin atenuar las secuelas de la ausencia estatal, desde el espacio político al que pertenece llevan adelante en el barrio “un dispositivo de gestión social de la salud llamado Territorio Saludable, en el cual trabajamos con chicos en situación de adicciones. Así, pudimos recuperar la capilla y el terreno de al lado. Y chicos que lo habían tomado en un principio hoy están participando con nosotros”.
“Empezamos a trabajar con 8 chicos y hoy hay casi 30. A los pibes no les imponemos talleres, sino que vemos lo que ellos quieren hacer, sin sacarlos del territorio. De esta manera surgieron grafitis, talleres de cocinas, y un montón de actividades que los chicos gestionan acompañados por un equipo de profesionales”, puntualizó Salinas.
El referente del barrio, manifestó además que en la capilla María Madre de los Pobres, el mismo predio donde operaba el CAJ, ahora se desempeña una Oficina de Empoderamiento Vecinal que abre los viernes “para trabajar todo tipo de problemáticas, tramas de violencia o causas judiciales que es atendida por militantes de Ciudad Futura”.
“Después de muchos años de pelearla, obtuvimos infraestructura importante para reinaugurar el Club Oroño a través de un programa nacional. Esto para el barrio es un avance inmenso”, concluyó.