Prisión perpetua para un hombre por raptar y asesinar a una niña de 14 años
El hecho ocurrió en 2015 en Nuevo Alberdi. La Cámara Penal confirmó el fallo de primera instancia para Juan José Pérez , quien fue hallado responsable de los delitos de rapto y homicidio calificado.
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- Dic 13, 2017
Milagros Sánchez tenía 14 años y vivía en Nuevo Alberdi. Fue vista por última vez el 18 de febrero de 2015, según el relato de los testigos, en la puerta de ingreso a la vivienda de Juan José Pérez, ubicada en el interior de un predio donde funcionaba un horno de ladrillos, en la calle Abanderado Grandoli y Canal Ibarlucea. Dos días después su cadáver apareció envuelto en frazadas y nylon en un zanjón de la zona. Por el crimen fue condenado en primera instancia Juan José Pérez, de 28 años, a quien se acusó de raptar a la niña para abusar sexualmente de ella y luego acabar con su vida. Este miércoles, la Cámara de Apelaciones en lo Penal, confirmó el fallo por considerarlo autor penalmente responsable de los delitos de Rapto y Homicidio Calificado Criminis Causa en grado consumado y en calidad de autor en concurso real.
El Tribunal pluripersonal conformado por los jueces Guillermo Llaudet, Gerogina Depetris y Carlos Carbone, resolvieron confirmar la sentencia, dando por probada la teoría de la Fiscalía, según la cual Pérez habría intentado abusar sexualmente de Milagros (lo que no pudo ser demostrado por el estado de descomposición en el que estaba el cuerpo cuando fue hallado) y para ocultarlo decidió estrangularla y deshacerse del cadáver. Sin embargo, del fallo se desprende que para los magistrados «el homicidio fue cometido con el fin de ocultar otro delito y ese delito precedente es un rapto» y que «la intención de Pérez de retener a la víctima Milagros, lo fue con fines deshonestos, pues ninguna otra explicación puede concluirse de las circunstancias de que fue privada de su libertad en la habitación del condenado».
Pérez fue el principal sospechoso desde un principio. Vecinos suyos declararon haber escuchados golpes, gritos y una discusión en el interior de la casilla en la que vivía. Otras pruebas incriminatorias fueron los cortes que presentaba en las manos y los brazos cuando fue detenido y el hecho de que la frazada en la que fue envuelto el cuerpo de la joven era suya.