¿Cómo es posible? La Florida celebra Feria de Armas tres días después de la masacre en Parkland
Cuando se cumplen tres días del tiroteo en la escuela secundaria que dejó un saldo de 17 víctimas fatales, en La Florida el comercio de armas aumenta.
- Internacionales
- Feb 18, 2018
Por Guillermo D. Olmo
Cuando se cumplen tres días desde la matanza de Parkland, en La Florida el comercio de armas aumenta.
Este sábado, 72 horas después de que Nikolas Cruz matara a 17 personas, en su mayoría alumnos de la escuela Stoneman Douglas, el estado ya está celebrando uno de los grandes eventos armamentísticos del año.
Se trata del Florida Gun Show (el espectáculo de armas de Florida), que sus promotores promocionan con ambiciosos reclamos publicitarios.
“Disfrutarán un enorme despliegue de armas de fuego, munición, cargadores, cuchillos y mucho más”, promete a los visitantes la página web del evento.
Desde hace semanas, grandes carteles publicitarios del show jalonan la extensa red de carreteras del condado de Miami-Dade.
La feria tiene lugar en un gran edificio de Miami, a apenas una hora escasa en auto del centro educativo que acaba de ser escenario de una de las peores matanzas de la historia reciente de Estados Unidos.
Junto a la puerta de acceso un folio en blanco y negro ofrece una aclaración:
“Queremos hacer un reconocimiento a la ciudad de Parkland, especialmente a los estudiantes y profesores de la escuela que fueron asesinados sin sentido. No pretendemos faltar al respeto ni la sensibilidadcon este eventoplaneado por tan largo tiempo»
Los niños no pagan
El escrito también recomienda a los asistentes tolerancia ante quienes pudieran manifestarse en contra y añade: “Hemos demandado e impuesto una fuerte seguridad”.
La entrada cuesta 13 dólares, pero los niños menores de 12 años no pagan.
Dentro, un enorme muestrario de armas de fuego de diferente tipo y calibre, miras telescópicas, ropa de camuflaje, cuchillos, machetes, y un largo etcétera de accesorios de combate para disfrute de los amantes del plomo.
La Segunda Enmienda de la Constitución reconoce el derecho de los estadounidenses a portar armas, para muchos una de las señas de identidad del país y una de las razones por las que se venden tanto.
Entre la numerosa clientela que se arracima en torno a los más de 600 mostradores de venta hay algunos negros e hispanos, pero predominan los varones de raza blanca.
Algunos recorren el recinto acompañados de niños. Lo que menos hay son mujeres.
Materia de debate
Bill atiende uno de los puestos de venta junto a su esposa y tiene claro su punto de vista en el debate sobre las armas, reabierto por la última masacre escolar.
A Bill le gusta Donald Trump. Exhibía orgulloso una camiseta de apoyo. “No le gusta a algunos porque no es un político ni un relacionista público, pero está consiguiendo cosas”, afirma.
La cuestión de las armas es materia de enconado debate político en Estados Unidos. Los demócratas promovieron medidas de restricción de la venta, pero el Partido Republicano siempre las frustró.
Y si en la época de Barack Obama hicieron valer su mayoría en el Congreso, ahora que con Donald Trump también controlan el Ejecutivo, la resistencia es doble.
Eso, sin embargo, no impide que muchos sigan haciendo campaña a favor de mayores controles a la venta de armas.
De hecho, mientras en esta parte de Florida se celebraba la feria de armas, en otra parte del estado decenas de víctimas y familiares demandaban leyes más estrictas para su venta.
Pero el enojo por la matanza de Parkland por el momento no ha hecho sino mejorar las ventas.
No muy lejos del puesto de Bill está el de Pawn & Gun Shop, el negocio de Domingo Martín, hijo de cubanos nacido en Miami. Explica que lo más barato que puede ofrecer es una pistola Jiménez del calibre 22, que cuesta 119 dólares.
Pero lo más demandado últimamente es el fusil AR-15, fabricado por Colt, el rifle usado por Nikolas Cruz en su sangrienta correría por la escuela de secundaria de la que le habían expulsado.
“La gente lo demanda mucho porque teme que después de lo que ha pasado vaya a prohibirse su venta”, explica Martín.
El AR-15 es un viejo conocido del público estadounidense. En su historial también destaca que fue el arma con el que Adam Lanza mató en 2012 a 20 niños en la escuela Sandy Hook, en Connecticut, y el que usó James Holmes ese mismo año cuando irrumpió en un cine de Colorado durante una proyección de Batman dejando un reguero de 12 cadáveres y decenas de heridos.
Para los asistentes a la feria, sin embargo, el problema no está en las armas, sino en los criminales con problemas psiquiátricos que hacen un mal uso de ellas.
Es la tesis que defendió el presidente Donald Trump cuando se refirió a la tragedia de Parkland, y que hace suya Chris, un joven universitario que recorre la feria del sur de Florida.
Matar o morir
Entre quienes empuñan y examinan las armas en venta está Marco, un inmigrante colombiano. Tiene en casa dos rifles y una pistola. Esa es su aportación al incalculable arsenal doméstico estadounidense.
Marco dice que lo suyo empezó por su afición al tiro deportivo. Pero “en Estados Unidos hay muchas pistolas locas, así que si alguna vez tengo un hijo le enseñaré a disparar para que pueda defenderse”.
De acuerdo con el recuento de la organización Gun Violence Archive, ya han muerto más de mil 900 personas por heridas de bala solo en lo que va del año en Estados Unidos.
Marco prefiere que su hijo sea uno de los que mata a uno de los que muere.
Para muchos de los participantes en esta exhibición, las armas también son más que máquinas de escupir fuego, son la quintaesencia del espíritu nacional. Y cualquier restricción supondría una insoportable mutilación de ese bien sagrado.