LUNES, 02 DE DIC

Mosuo: una tribu milenaria y matriarcal del sudoeste chino

Existe un pequeño lugar en China, al este del Tíbet, donde el matriarcado dice presente. La propiedad le pertenece a la mujer, el apellido pasa de generación en generación por la madre, y gozan de poder expresar su amor libremente y sin prejuicios. Conclusión te cuenta su historia.

Por Gisela Gentile

En las estribaciones del Himalaya, cerca de las fronteras con el Tíbet, entre las provincias de Sichuan y Yunnan,  se encuentra una población a orillas del lago Lugu. Allí se estableció una pequeña comunidad de no más de 40.000 personas llamada Luoshui, donde habitan los Mosuo. Hoy en día miles de turistas se acercan a conocer este llamativo poblado, no sólo por su belleza natural, sino debido a sus costumbres tan disímiles a las de occidente. El aislamiento geográfico hizo que se pudiera conservar ésta forma de vida tan particular, en donde la mujer tiene un papel preponderante y en cosecuencia sostiene una sociedad matriarcal.

“Todo el mundo cree que los hombres son más importantes que las mujeres, pero en nuestra comunidad, los Mosuos, las mujeres lo controlan todo. La aldea es conocida como el reino de las mujeres y nosotras llamamos al lago “Lugu”, que significa lago madre. Desempeñamos un papel más importante que los hombres, controlamos la propiedad, y los niños llevan el nombre de sus madres”, sostuvo firmemente  E Re Chen, una de las tantas mujeres que vive en la aldea.

Miles de años de historia ponen a la mujer en lo más alto de la sociedad

Se estima que los Reinos de Mujeres descriptos en algunas crónicas antiguas que se hallaban cercano al lago Lugu, tuvieron alguna relación con los antepasados de los Mosuo, en donde se consideraba a las mujeres superiores, actuaban como jefas y eran servidas por los hombres.

El mito de la creación Mosuo se da en torno al lago Lugu, y sitúa a una abuela en la base de la sociedad. Las creencias del lugar indican que esta señora anciana estaba en el campo alimentando a sus cerdos cuando vio que desde las montañas bajaba agua que lo inundaba todo, rápidamente se subió al pesebre que utilizaba con sus animales. El mismo le sirvió de barco y fue la única en sobrevivir, ya que todos los demás pobladores murieron. De esta manera, comenzó a gestarse una sociedad donde la mujer es la que escribe la historia y es protagonista.

Las abuelas son las que mandan en esta sociedad, esto se debe en gran parte porque los hijos no abandonan su hogar y toda la familia vive en casas amplias, de manera colectiva y multigeneracional, con una matriarca a la cabeza. Los hombres salen a trabajar para sus hermanas y al regresar le entregan el dinero a su madre para que ella lo administre.

Ser una mujer allí es como ser un hombre en otros lugares, tienen muchas responsabilidades pero a su vez son muy libres y nadie les dice que deben hacer. “En nuestra comunidad no se desprecian a los hombres que nacen, viviremos todos juntos en una casa grande. Pienso que las relaciones humanas en otras partes del mundo son bastantes diferentes, en nuestra aldea son muy armoniosas. Como mujeres nos sentimos superiores y estamos muy orgullosas de serlo”.

Amor libre

Unos de los puntos llamativos de esta comunidad es que no conciben las relaciones maritales como en el resto del mundo, los niños se crían y viven hasta morir en la casa de sus madres. Las parejas se establecen en relaciones llamadas “unión libre” o “matrimonios ambulantes”, las mismas son relajadas y sólo se conciben si hay amor. Es por esto que separarse es una elección sencilla en donde no interviene ni la ley, ni la familia, ni la religión.

Los hombres visitan las casas de las mujeres por la noche y deben dejarla al amanecer, no hay ningún tipo de contrato que una a la pareja. “En el matrimonio ambulante el único vinculo entre un hombre y una mujeres es su cariño y amor, no hay otro tipo de ligadura como criar hijos, relaciones económicas o la propiedad”, sostuvo E Re Chen.

A los trece años la joven Mosuo tiene que cumplir con el ritual de paso a la vida a adulta, llevará un vestido y pronto podrá comenzar a tener relaciones amorosas si así lo desea.

“Es una relación moral y si estamos contentos la mantenemos mucho tiempo, de lo contrario, podemos separarnos y comenzar otra explicó Jiba Awa, miembro hombre de la comunidad en torno a cómo se relacionan.

Las palabras marido y mujer no existen en Mosuo, sólo la expresión “Axia” que significa amistad, esta comunidad no contrae más de una “unión libre” a la vez, pero cambiarlo es muy habitual. Las parejas siempre viven en casas separadas y si tenien  hijos son criados por la madre y su familia. Se basa en amor verdadero, y si no lo hay sólo se dejan de ver, sin prejuicios, ni impedimentos. Este tipo de unión es muy resistida por otras sociedades y las mujeres Mosuo insisten en no confundir libertad con libertinaje, aunque gran parte de China, lamentablemente las considera unas depravadas sexuales, cosa que en la realidad está muy lejos de serlo.

La política comunista irrumpió en sus milenarias costumbres

La china de los años 60 estuvo marcada por la revolución cultural y esta comunidad no pudo quedar ajena a sus efectos. El poder del partido comunista creció y el mismo consideraba que la unión libre era una perversión, así que decidieron imponer la monogamia. “Varias parejas fueron obligadas a casarse, las reunieron a todas y un miembro del partido celebró una ceremonia, declarándolas casados. Más tarde la política se volvió menos estricta y todas se separaron. El verdadero problema era la política del partido comunista, nuestra costumbre de unión libre no es ningún pecado, es nuestra forma de vida”, comentó la anciana del lugar ACuo CheMa.

Un lenguaje muy particular   

Otra palabra que tampoco existe en su lenguaje es “padre”, ya que los hombres de estas aldeas están abocados a colaborar en la crianza de sus sobrinos, que viven en la misma casa junto a su madre. Es importante destacar que como figura paterna el rol es casi nulo, pero si son de importancia como tíos.

“En nuestra lengua no existe la palabra guerra, asesinato y violación, se que en otras culturas hay violaciones y todo tipo de delito sexuales en donde un hombre obliga a una mujer a practicar el sexo. Realmente no lo entiendo ya que aquí lo tenemos, solamente con aquellos que amamos”.

“Muchos turistas no entiendes la unión libre, en cambio yo la veo como una tradición muy noble y debería ser respetada, ya que es una costumbre y no un comportamiento impulsivo. Lamentablemente muchas mujeres somos perseguidas y hostigadas, algunos nos han llegado a decir dejen de fingir, son unas putas” narra afligida una joven del lugar.

China realizó carreteras que conducen a este milenario lago, por un lado les ha beneficiado por los turistas que ya son parte de la economía del lugar, pero por otro se teme que poco a poco se vayan perdiendo estas costumbres entre los jóvenes. La globalización parece hacer mella en el lugar y los cambios ponen en peligro a la aldea. Cada año se registran niveles mayores de contaminación en el lago y la prostitución se afinca en las afueras de la ciudad.

Sociedad muy disímil a la de occidente, si bien no todos los puntos son aquellos que pretendemos como mujeres para lograr una sociedad más justa. Se puede observar que esta aldea lleva las voces de ellas como símbolo de supremacía y poder. Algo impensado para estas tierras occidentales donde el patriarcado atraviesa las sociedades dejando a las mujeres en un lugar de opresión y vulnerabilidad constante.

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