MIéRCOLES, 27 DE NOV

Holanda y Australia acusan a Rusia del derribo del vuelo MH17

Un equipo de investigadores internacionales (JIT) entregó sus conclusiones sobre la catástrofe aérea, según las cuales el misil Buk que golpeó el avión de Malaysia Airlines procedía de la 53ª brigada antiaérea rusa de Kursk.

Por Jo Biddle

Holanda y Australia responsabilizaron este viernes a Rusia de la muerte de sus ciudadanos en el vuelo MH17, derribado por un misil cuando sobrevolaba Ucrania en 2014, una declaración que fue apoyada por Estados Unidos y abre el camino a una acción legal internacional.

La víspera, un equipo de investigadores internacionales (JIT) entregó sus conclusiones sobre la catástrofe aérea, según las cuales el misil Buk que golpeó el avión de Malaysia Airlines procedía de la 53ª brigada antiaérea rusa de Kursk. Una afirmación desmentida por Rusia.

Holanda y Australia, que tenían a numerosos ciudadanos entre las 298 víctimas, «consideran a Rusia responsable por su participación en la destrucción» del avión, declaró este viernes el gobierno holandés.

Ambos países pueden ahora presentar este caso complejo ante una organización o un juez internacionales, según la misma fuente.

«El gobierno actúa así para responsabilizar oficialmente a Rusia», indicó el ejecutivo holandés.

Estados Unidos anunció por su parte que respalda esta decisión.

«Apoyamos enérgicamente las decisiones de Holanda y Australia de responsabilizar a Rusia», dijo la portavoz del departamento de Estado, Heather Nauert, en un comunicado.

«Es hora de que Rusia reconozca su papel en el derribo del MH17 y ponga fin a su calumniosa campaña de desinformación», agregó.

La Unión Europea y la OTAN llamaron también a Rusia a aceptar su responsabilidad en el derribo del avión.

Moscú volvió a negar cualquier responsabilidad en lo ocurrido.

Desde San Petersburgo, el presidente ruso Vladimir Putin declaró este viernes que «por supuesto» el misil que abatió el vuelo MH17 no era ruso, rebatiendo así las acusaciones oficiales de Holanda y Australia.

Ante la pregunta en un foro económico sobre si el misil era ruso, Putin dijo: «por supuesto que no».

Antes, su ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, había asegurado que Holanda no presentó «ningún hecho» que permita acusar a Rusia.

El ministro holandés de Relaciones Exteriores, Stef Blok, «no me dio ninguna prueba» de que el misil que alcanzó el vuelo MH17 pertenecía al ejército ruso, declaró Lavrov, citado por las agencias de prensa rusas.

El ejército ruso afirmó, además, que el misil cuyos restos estudiaron los investigadores había sido fabricado en 1986 en la URSS, según el número grabado en él.

Pero «todos los misiles fabricados aquel año fueron retirados del servicio después de 2011», aseguró el ministerio ruso de Defensa, agregando que los proyectiles elaborados en 1986 pertenecen «muy probablemente» a las fuerzas armadas ucranianas.

«Hacer justicia»
El equipo internacional reprodujo minuciosamente el camino recorrido por el convoy militar responsable del ataque desde Kursk a través de la frontera ucraniana, usando fotos y vídeos.

Los investigadores no indicaron, sin embargo, quién lanzó el misil y llamaron a los testigos a dar precisiones sobre los nombres de los miembros de los responsables del ataque o la naturaleza de la orden que recibieron.

«Basándonos en las conclusiones del JIT, es evidente para Holanda y Australia que Rusia es responsable del despliegue del sistema de misiles Buk utilizado para derribar el avión», añadió.

El gobierno holandés instó a Rusia a «iniciar conversaciones destinadas a encontrar una solución que haga justicia al sufrimiento y el daño considerable causados por el drama del MH17».

Entretanto, el sitio web de investigación Bellingcat afirmó este viernes que había identificado al segundo de los dos hombres que el JIT calificó de sospechosos, después de haber escuchado sus conversaciones de antes y después de que el avión hubiera sido abatido.

Según las afirmaciones de Bellingcat, los dos hombres son altos responsables rusos.

«Todos los indicios señalan una operación militar centralizada», declaró ante la prensa un investigador de Bellingcat, Moritz Rakuszitzky.

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