MARTES, 26 DE NOV

El último capítulo de Ernest Hemingway

El 2 de julio de 1961 murió el notable escritor estadounidense, autor de obras como “Por quién doblan las campanas”, “Fiesta”, “Adiós a las armas” y “El viejo y el mar”.

 

“La papelera es el primer mueble en el estudio del escritor”. La cita es del escritor y periodista estadounidense Ernest Hemingway, ganador del premio Pulitzer en 1953 por El viejo y el mar y al año siguiente del Nobel de Literatura por su obra completa, y de cuya muerte se cumplen 57 años esta semana.

Ernest Miller Hemingway nació en la ciudad estadounidense de Oak Park, Illinois, el viernes 21 de julio de 1899. Fue el segundo de los seis hijos que tuvieron el médico Clarence Edmonds Hemingway y la música Grace Hall. Siguiendo los pasos de su padre, el pequeño Ernest aprendió a pescar y a cazar con carabina.

Por influencia de su madre aprendió a tocar el violonchelo y llegó a formar parte de la orquesta de su colegio. A los 15 años, huyó de su hogar, pero regresó para terminar sus estudios. En el colegio fue muy popular por proezas como jugador de rugby y fútbol americano y por sus condiciones de boxeador, que demostraba al trenzarse a las trompadas frecuentemente con sus compañeros en los descampados. Como alumno sólo se destacó en lenguas y mostró sus aptitudes literarias en el diario escolar, firmando con seudónimo: Ring Lardner, Jr.

Terminada la secundaria, en 1917 un rebelde Ernest se negó a entrar a la universidad, como quería su padre, y a seguir sus estudios de violonchelo, como quería su madre. Y consiguió trabajo como reportero en el periódico Kansas City Star.

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La gran guerra

El 6 de abril de 1917, Estados Unidos ingresó en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), y Hemingway quiso alistarse en el Ejército, como hicieron los escritores John Dos Passos, William Faulkner o Francis Scott Fitzgerald. Pero fue declarado no apto como combatiente a causa de una antigua herida en el ojo izquierdo, por lo que debió conformarse con servir en la Cruz Roja. Fue chofer de ambulancias en el frente italiano, donde resultó herido de gravedad por la artillería austríaca, el 8 de julio de 1918.

Estuvo a punto de perder una pierna de no mediar la intervención de la enfermera Agnes
von Kurowsky, con quien comenzó una relación sentimental, pese a que era mayor que él. Aunque él le pidió que se casaran, no lo hicieron.

Finalizada la guerra y de vuelta en su país, en 1919, Hemingway se casó con Hadley Richardson, una amiga de infancia ocho años mayor. Reingresó al periodismo trabajando para el Toronto Star y como redactor de la revista mensual Cooperative Commonwealth.

Pero su estadía en Estados Unidos fue breve, ya que el Toronto Star, junto con la cadena de periódicos del magnate William Randolph Hearst (quien inspiraría a Orson Welles a filmar en 1941 El ciudadano), lo nombró corresponsal en Europa. Viajó con su esposa a París, donde al poco tiempo nació su primer hijo, John Hadley Nicanor, alias Bumby.

En la Ciudad Luz

En la capital de Francia, Ernest se integró al grupo de los norteamericanos emigrados que se reunían en torno de la escritora y poetisa Gertrude Stein, en su casa de Rue de Flure Nº 27, a la que solían concurrir los escritores y pintores de la posguerra: Pablo Picasso, Henry Matisse, Sherwood Anderson, Francis Scott Fitzgerald y Jean Cocteau. Allí, Ernest inició su formación de escritor, apadrinado por Gertrude Stein y Ezra Pound. Su primera obra fue Tres relatos y diez poemas, de 1923, a la que siguió el libro de relatos En este mundo (1925).

Pero ambos pasaron inadvertidos. Recién en 1926 logró el reconocimiento del público, la crítica y los editores norteamericanos con su novela Fiesta (traducida en España como El sol también se pone), que narra la historia de un grupo de estadounidenses y británicos que vagan sin rumbo fijo por Francia y España, en el período posterior a la Primera Guerra Mundial.

Casi inmediatamente después de su publicación, y mientras Hemingway vivía en Valencia, España, Fiesta se convirtió en la Biblia de la “generación perdida” norteamericana, término que él, de 27 años, introdujo en el prólogo de su novela, citando a Gertrude Stein, para describir a los que llegaban a una época con un paisaje moral determinado por la Primera Guerra Mundial. Los estudiantes universitarios comenzaron a hablar en el tono conciso y hastiado de los diálogos de Hemingway.

Otros escritores jóvenes imitaron su estilo narrativo duro pero sensible. Pronto, Ernest se convirtió en una estrella literaria internacional.

Mientras, se ganaba la vida como corresponsal y viajó por toda Europa. También trabajó como sparring de boxeadores y solía cazar palomas en los Jardines de Luxemburgo.

En 1927 publicó su siguiente libro, una colección de cuentos titulada Hombres sin mujeres, entre los que figura “Los Indómitos”, la historia sórdida y heroica a la vez de Manuel García, un torero para quien llegó la hora del ocaso y que al salir de un hospital busca volver al ruedo. Ese mismo año Hemingway se casó con Pauline Pfeiffer, su segunda esposa.

En 1928 se suicidó su padre, y al año siguiente Hemingway publicó Adiós a las armas, de contenido autobiográfico y una de las novelas más famosas sobre la guerra de 1914, traducida a todos los idiomas. Es la historia del teniente Frederic Henry, oficial de una ambulancia norteamericana en el frente italiano, y de sus amores con Cathérine Berkley, una enfermera inglesa que muere al dar a luz a un hijo.

Le siguieron dos obras más optimistas, que tratan dos temas que lo apasionaban: las corridas de toros, en Muerte en la tarde (1932), y África, en Verdes colinas de África (1935).

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En 1928 regresó a Estados Unidos con su segunda esposa, pero pronto partió hacia Cuba, donde comenzó en él una curiosa y definitiva transformación. Se alejó del individualismo, como puede advertirse en Tener y no tener (1937), que describe el fracaso de una rebelión individual, y se compromete con la lucha humanitaria y con la unión de las personas. Ernest compromete su escritura en esta nueva etapa con los republicanos españoles durante la Guerra Civil Española, compromiso del que dio testimonio en el guión del documental Tierra española, en la obra de teatro La quinta columna (1938) y en Por quién doblan las campanas (1940), obra maestra de la literatura universal.

El 4 de noviembre de 1940, pocos días después de la aparición de esta obra, se divorció en Key West, y el 21 de noviembre se casó con Martha Gellhorn, en Cheyenne, Wyoming.

La pareja viajó de luna de miel a China, donde ambos fueron corresponsales de guerra.
Al regreso, se radicaron en La Habana y él comenzó a escribir una nueva novela, que fue interrumpida por el avance de la Segunda Guerra Mundial, de la que fue corresponsal.

Más tarde fue reportero del primer Ejército de Estados Unidos. Aunque no era soldado, participó en varias batallas. Su destino era el mar de las Antillas y su misión, patrullar con el fin de capturar barcos de bandera nazi. En 1944 viajó a Europa como corresponsal de guerra.

Participó en misiones aéreas de reconocimiento en Alemania y formó parte del desembarco en Normandía, siendo uno de los primeros soldados en entrar en París.

Cuba, el reposo

Después de la guerra, Hemingway se estableció en Cuba, cerca de La Habana. Allí se divorció de Martha Gellhorn y contrajo matrimonio con Mary Welsh, quien había sido corresponsal de la revista Times en Inglaterra.

Luego viajó con ella a Italia. Allí volvió a escribir, recién en 1950, Más allá del río y bajo los árboles, novela de amor y de muerte.

La vida aventurera de Hemingway lo llevó varias veces a las puertas de la muerte: en la
Guerra Civil española cuando estallaron bombas en la habitación de su hotel, en la Segunda Guerra Mundial al chocar una noche con un taxi durante los apagones de guerra, y en 1954, cuando su avión se estrelló en África.

Quizás el mayor reposo lo halló en Cuba, donde vivió casi 20 años y trabó amistad con el líder revolucionario Fidel Castro. El escritor vivía junto con sus numerosos gatos en una casa llamada “Finca Vigía”, donde en 1952 escribió El viejo y el mar, un breve relato encargado por la revista Life, por el que recibió el premio Pulitzer en 1953. La historia narra la experiencia de un viejo pescador que tiene una mala racha y sale de pesca decidido a cambiarla.

Un año más tarde, en 1954, Hemingway obtuvo el premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra. Antes de recibirlo, repitió varias veces que “el premio pertenecía a Cuba”.

En 1958, Hemingway volvió a Estados Unidos y se radicó en Ketchum, Idaho. Desde entonces intentó escribir una novela sobre la Segunda Guerra Mundial, que nunca concluiría. Y volvió en nuevos relatos a aquellos años de juventud en París y España (París era una fiesta), sitios en los que fue “muy pobre, pero muy feliz”, añorando la sensación que le provocaba ser un joven soñador, valiente y arriesgado.

El domingo 2 de julio de 1961 Ernest Hemingway se disparó a sí mismo con una escopeta en su casa de Ketchum. La ausencia de una nota de suicidio y el ángulo del disparo, impidió determinar si se trató de una acción voluntaria o si fue un accidente. Se presume que una posible causa fue el mal de Alzheimer que le habían diagnosticado poco antes, así como su carácter depresivo y su alcoholismo.

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