SáBADO, 23 DE NOV

Llega a las salas de Buenos Aires, «El acto en cuestión»

Luego de estar extraviada por dos años, la película de Alejandro Agresti se recuperó, y se podrá disfrutar a partir de este jueves.

 

El cineasta Alejandro Agresti, estrena el filme en blanco y negro rodado casi íntegramente en Europa del Este, con el que estuvo en Cannes y que por diversos motivos ajenos a su voluntad quedó guardado en latas, que después se perdieron, y que en los dos últimos años, tras una ardua búsqueda, pudo recuperarse en versión remasterizada digital, la que ahora llega a las salas.

Agresti vuelve a dar que hablar y aseguró, en diálogo con Télam, que es probable que este año estrene tres largometrajes, el primero este jueves, que dice haber nacido de a poco porque “una película se te aparece en fragmentos, que uno va a armando.

Estaba caminando por una calle cuando vi que junto al cordón de la vereda corría el agua y había un volante con un mago con galera cerca de una alcantarilla; ‘¿Mirá si este tipo hubiera sido famoso y ahora está tirado en la alcantarilla?’, me pregunté, y muchas cosas fueron apareciendo, se fueron combinando».

«Como dicen en la película -agrega- todo lo sacamos de libros, todo lo aprendimos o lo leímos. Las cosas no son de los que las enuncian sino de los que las llevan a cabo’”, asegura Agresti con el mismo tono con que esas palabras se escuchan en su obra.

“En la película hay muchas picardías del argentino en general. Yo mismo he robado libros en alguna librería de viejo. Sigo yendo a librerías así, pero ahora los compro, porque nunca leo nada que me recomiendan. Cuando allí veo algo raro, lo compro”, dice.

El autor de obras como “El amor es una mujer gorda” y “Boda secreta”, que se marchó a Holanda donde siguió carrera y fue aplaudido por la crítica, que después volvió para presentar obras como “El viento se llevó lo que”, premiada con la Concha de Oro en San Sebastián, ya atesoraba inédita en las salas comerciales una joyita.

Tras dirigir la exitosa “Valentín”, Agresti marchó rumbo a Hollywood, donde dirigió “La casa del lago” y trabajó luego corrigiendo guiones ajenos, además de volver al país para rodar “No somos animales”.

Lo extraño de «El acto en cuestión», rodado en blanco y negro a un costo que estima fue de un millón de dólares de entonces, es que recién pueda presentarse en salas después de tantos años y con tanto mito encima.

“El acto…” es el filme argentino con más locaciones en distintos países, ya que fue filmada en las ciudades de Munich, Karlovy Vary, Praga, Budapest, Rumania, Sofia, Bolonia, París, Ghent y Rotterdam, pero ninguna de Argentina.

Agresti, que antes de iniciar su rodaje ya acreditaba seis largometrajes, armó un cóctel que mezcla magia, literatura y porteñismo que los primeros privilegiados en verlo definieron como obra maestra.

Miguel Quiroga es el personaje central de la película, un tipo que se dedica a robar libros usados, que lee a toda velocidad y atesora en su memoria, hasta el día en que se hace de uno de magia que le enseña el truco de desaparecer cosas y gente, lo que trae consigo impensadas consecuencias que lo llevarán del podio al abucheo.

“Quiroga tiene la omnipotencia, ese cancherismo, lo machista y misógino, la paranoia de un porteño, hasta la cara de un billete, como decía Billy Wilder, si decís las cosas seriamente te matan. La película funciona como la caja de un mago, y eso le da algo naif”, dice el cineasta.

“Y si hablamos de magia, este filme me permitió mezclar muchos tipos de sorpresas estéticas, distintas formas de narrar, en la que colaboró el blanco y negro”, confiesa Agresti.

Parece la década del 20, con una pensión babilónica donde se comparten miserias y gritos de todo tipo, donde los circos deambulan por el mundo y no hay muchas esperanzas para los pobres.

“El ilusionista de San Cristóbal” fue interpretado por el recordado Carlos Roffe, quien falleció hace 10 años, a quien acompañaron Lorenzo Quinteros, Mirtha Busnelli y Sergio Poves Campos, entre otros.

La obra de Agresti rompe esquemas, tiene un casting perfecto, una impresionante dirección de arte, vestuario y escenografías, encuadres que aprovechan la esencia mágica del relato, diferentes puntos de vista y recursos narrativos. Incluso una partitura memorable.

Hay humor, literatura, cinismo, que recuerdan a Borges, Bioy Casares, Arlt y hasta González Tuñón, pero por sobre todo lo que hay es coherencia: nada está librado al azar, todo encaja a la perfección.

Los otros dos títulos para este 2015 a los que se refiere Agresti son “No somos animales”, que produjo Pablo Bossi, con la participación de John Cusack, la voz en off de Al Pacino, y “Mecánica popular”, que cuenta la historia de un editor de libros de filosofía, historia y psicoanálisis llamado Mario Zavadikner, un desencantado con la realidad social e intelectual que le toca vivir, en un relato que tiene como figuras centrales a Alejandro Awada, Patricio Contreras, Marina Glezer, Romina Ricci y Diego Peretti.

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