Curas locales denunciaron que «la violencia se ha apoderado de los barrios»
En medio de una ceremonia se dejo plasmado en papel la solidaridad con la comunidad de la parroquia María Reina y el colegio Paulo VI, de barrio Larrea, baleados el domingo pasado.
- Ciudad
- Sep 27, 2018
Bajo el encabezado de “Felices los que trabajan por la paz” se explaya el documento firmado por una docena de sacerdotes que trabajan en sectores populares.
“Como sacerdotes que vivimos nuestro ministerio en los barrios populares de nuestra ciudad, nos unimos a nuestro hermano Juan Pablo Núñez y a su comunidad parroquial en este momento de tanta dificultad”, expresa la carta.
Este apoyo solidario se debe a que el domingo pasado se produjo una balacera contra la parroquia María Reina y el colegio Paulo VI. Afortunadamente no hubo heridos durante el incidente.
“La Parroquia es la Iglesia que haciéndose vecina comparte la vida de la gente. Es por eso que la comunidad de María Reina y de la Escuela Paulo VI no pudo mantenerse al margen del drama que viven las familias del Barrio Larrea, así como se viven cotidianamente en todas nuestras comunidades, y que nadie en esta ciudad puede ignorar: la violencia se ha apoderado de nuestros barrios, y nos hace vivir, a chicos y grandes, en estado de alerta permanente a raíz de tiroteos, enfrentamientos, amenazas y robos», afirman los curas.
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«Esto está potenciado por la creciente tenencia de armas que se ha vuelto masiva en los domicilios y en las calles, y las aparentes complicidades que nos llevan a vivir en un estado de impunidad. El más triste resultado de todo esto es la naturalización de la muerte en la que crecen nuestros chicos y la consiguiente falta de amor a la vida propia y ajena”, manifiesta el mensaje.
En otras parroquias, las disputas también está latente. Por ejemplo, en Ludueña el mes pasado un chico de 22 años que asistía al Centro de Vida de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús fue baleado por la espalda mientras caminaba por la calle.
“Porque somos personas de fe y, ante el desamparo en que vivimos confiamos en el Dios de la misericordia, no queremos ceder al pesimismo y nos comprometemos a colaborar más aún con la sociedad y el Estado en lo que nos es propio: abrazar la vida de nuestros niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos que han sido marginados por el sistema y por una sociedad que al mismo tiempo les quita las oportunidades, los discrimina, los desprecia y los descarta”, indica la notificación.
El documento cuenta con el apoyo de la federación Familia Grande Hogar de Dios, que agrupa a los centros barriales que atienden las situaciones de vulnerabilidad social y consumos problemáticos de sustancias psicoactivas, y la campaña nacional «Ni un pibe menos por la droga».
“Porque son “felices los que trabajan por la paz”(Mt 5,9), procuramos vivir en paz y buscar el bien de todos e invitamos a las autoridades a que cuiden a todos los ciudadanos. No podemos dejar de exigirle a este Estado, SEGURIDAD y JUSTICIA, recogiendo el clamor de las mujeres y los hombres de nuestros barrios, y como ciudadanos que somos. Sabemos que esto no se logra atacando los eslabones más débiles del sistema delictivo, que con frecuencia son víctimas y no responsables, sino yendo a la raíz misma del problema, es decir, a las organizaciones que sustentan este sistema de muerte”, se señala.
Por último el documento indica que “a los promotores de esta agresión física les recordamos que Dios siempre se alegra de sus hijos cuando vuelven a los brazos de su Padre amoroso, quien los espera en su misericordia”.