Vicente Zito Lema: reflexiones sobre Eva Perón y los tiempos del rencor
En su reciente paso por Rosario, el filósofo, escritor y docente dialogó con Conclusión sobre los tiempos que corren, la actualidad política y la vigencia y profundidad del pensamiento de Evita.
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- Oct 6, 2018
Escritor, poeta, dramaturgo, docente universitario, periodista, filósofo… con todas esas etiquetas y muchas otras, Vicente Zito Lema es un nombre insoslayable cuando se habla de intelectualidad en la Argentina. A sus 78 años, ha estado vinculado a los movimientos artísticos e intelectuales más potentes de la historia del país y de América Latina, ha trabajado coco a codo y sido parte de proyectos con Haroldo Conti, Julio Cortázar, Rodolfo Walsh, David Viñas, Eduardo Galeano y Federico Vogelius. Fue discípulo además de Enrique Pichón Riviere, creador de la Psicología Social y co fundador de la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo de la cual fue rector hasta el año 2003.
Zito Lema visitó recientemente la ciudad de Rosario para presentar su último libro, Eva Perón resucitada en los tiempos del rencor, en el cual retoma la icónica obra de teatro, que lleva el mismo nombre y también es de su autoría, y le da una vuelta de tuerca, con un análisis documental y político profundo sobre el pensamiento de Evita. Durante esa visita, concedió una extensa entrevista a Conclusión, en la cual habló sobre política, ideologías presente y pasado, y sobre todo, sobre Eva Perón.
– ¿Qué significa para vos Eva Perón?
«He amado siempre a Eva Perón, significa una de las causas mas hermosas, uno de los símbolos que he defendido, humildemente, desde la poesía, desde el teatro, desde el pensamiento… Yo considero que es uno de los símbolos más potentes que tenemos los que seguimos creyendo que la vida siempre la va a ganar la partida a la muerte, que los que aman la vida la van a ganar la partida a los rencorosos, a los que hacen del odio su sistema de vida»
–¿Por qué los tiempos del rencor?
-Hay un gran filosofo, Espinoza, que hablaba de las pasiones humanas que envenenan a los seres humanos, que envenenan el espíritu, el alma y el cuerpo que es, finalmente, donde se desarrollan con potencia todos los conflictos de vida, a nivel individual pero también como parte de la lucha social y que en lengua simple es esa eterna lucha entre los pobres y los ricos y que en determinados momento históricos cobra dimensión de atrocidad. Y esa pasión, la más terrible que se despierta en los seres humanos que es la pasión del rencor, que no es lo mismo que el odio, y que como todo rencor tiene una tradición. Esa tradición yo la viví de niño cuando le preguntaba a mi abuelo que significaba ‘Viva el cáncer’ escrito en la pared, porque yo, como niño, tenía frente al cáncer una mirada más tremenda, en aquella época cáncer era muerte. Hoy hay me más expectativa de vida, con los avances de la medicina, pero en esa época, el cáncer era el fin. Entonces no entendía por qué alguien podría haber escrito algo tan terrible en una pared, y cuando me explicaron de qué se trataba y que simbolizaba, y que detrás de ello estaba el deseo de que una muchacha, porque no era más que una muchacha, con cáncer de útero fuera motivo de alegría para alguien me dejó una marca muy potente… A algunos les parecerá exagerado, cada uno tendrá su mirada, pero esa pasión del rencor la he vuelto sentir, desgraciadamente, en estos últimos años bajo el imperio violatorio de los derechos humanos que dirige el presidente Macri. Entonces, quise volver a reflexionar y escribir sobre Eva Perón, sobre quien ya he escrito en distintos momentos de mi vida. Pero ahoralo hice porque sentí que quería convertirla en el mascarón de proa de este barco en el que nos hemos subido muchos que no aceptamos vivir una historia de rencor, de lastimar al más lastimado, pisarlo en su herida y quitarle su dignidad. Y cada uno tiene que pelear con las armas que tiene, citando a Ernesto Guevara. Estas son mis armas.
– ¿Y por qué retomás la figura de Eva Perón para esa pelea?
-Yo soy un artista, un intelectual, un docente universitario, un escritor y también disputo con otros intelectuales. Porque un gobierno que pone la violación de los derechos humanos como un objetivo también tiene sus intelectuales, vamos a ser sinceros, los intelectuales y los artistas están de todo bando. Los trabajadores, generalmente por necesidad, están casi siempre del bando de los que sufren y quieren cambiar el mundo. Pero también es cierto que trabajadores que escalan posiciones o confundidos por tantas causas que llevan a la confusión a veces se ponen en contra de sus propios intereses… Yo sentí que desde Eva Perón podía pelear. Y me gusta pelear desde Eva. Primero porque soy parte de una generación que vio a en ella un símbolo de nuestras luchas, de nuestras peleas por cambiar el mundo. Y en esta época yo siento que esa Eva Perón que guió nuestros pasos de muchachos hoy se revive en el rencor que desde el poder se tiene contra todo lo que huela a cambio, y que huela a las mujeres que están enarbolando las disputas históricas…
-Si bien se ha escrito y hablado infinitamente sobre Evita, muy pocas veces se habla de su pensamiento político y de la profundidad de su discurso
-No sólo eso, también está la profundidad de su discurso en relación a la mujer y el feminismo. Y aquí me meto con algo sensible y alguien se podrá enojar, pero más de una vez he dicho me duele y me cuesta entender como estas luchas donde se incorporan las nuevas generaciones, por la igualdad y la dignidad y el respeto que toda mujer merece, no busca sus raíces históricas en mujeres como Eva, que marcaron todo untiempo y generaron una conciencia. Cuando pienso en todo lo que Eva Perón dijo sobre la condición de la mujer me asombro. En todo lo que yo he leído e investigado sobre Eva Perón, he visto que sus conceptos eran de un humanismo trascendente… su concepción de la monstruosidad que puede desencadenar el capitalismo en las sociedad, su concepción de cómo los pueblos más jóvenes entregan el concepto de patria muchas veces con una liviandad que espanta, el rol de la mujer en su casa y en su vida cuando se termina el amor, porque específicamente habló de ello. Además, no hay que olvidare el rol que tuvo como dirigente sindical, del que muy poco se habla… Lo que surge de la lectura de sus discursos, yo que vivo del uso de la palabra, me quedo asombrado cuando la leo y la escucho. Se podrá decir que no tuvo el desarrollo de la formalidad cultural, pero tenía una intuición asombrosa y una capacidad natural para construir pensamiento y transmitirlo. Cuando veo, y lo digo respetuosamente por su condición de mujer, pero cuando de golpe veo y escucho a la señora vicepresidenta cuando habla siento como la historia ha retrocedido. Porque de ese ser maravillosamente inteligente, maravillosamente sensible, cuya lectura se convierte en un aprendizaje, hemos pasado a una tartamudez intelectual aterradora. Lo digo con sinceridad y con todo el respeto por el rol que ella ocupa, pero animarse a hablar y decir las sandeces que dice… ahí ya se pone en el plano de la crítica y debo darle duro porque esa mujer también contribuye a que esta sociedad del dolor para los más pobres sea tan dolorosa como es. Y ella es responsable políticamente porque si no estaba en condiciones formales para cumplir con el rol para el cual la sociedad la ha elegido, tendría que dar un paso al costado. Igual que el señor presidente que es fantástico para bailar, pero el tema es que la patria, el país, la sociedad depende mucho de sus conceptos y de su pensamiento. Y ahí, es como si uno estuviera en el desierto del Sahara y quisiera bañarse bajo el sol. Le va a ir muy mal.
-¿Cómo se puede explicar un retroceso social de este tipo, o como se puede explicar la figura de un presidente cuya historia es tan evidente, en cuanto a que intereses representa y quienes beneficia?
-Yo lo pienso mucho, uno que ha recorrido tanta historia y tanta lucha, porque tengo 78 años y he militado desde que era un adolescente. y me toca escuchar a un presidente que dice «Vengo a terminar con el curro de los derechos humanos». Cuando escuché eso sentí vergüenza ajena y sentí un estremecimiento, porque si alguien desde el lugar de presidente dice eso, junto con lo inapropiado de sus palabras y junto también con lo revelador de su discurso, se anunciaba que venían tiempos difíciles… Porque los derechos humanos no son solo la defensa de la vida y de la política frente al autoritarismo, es también la educación pública, el hambre que sufre un importante sector de nuestra sociedad, el trabajo…puedo ver los ataques continuos al trabajo. Honestamente puedo decir, con el registro histórico que me dan cincuenta años de militancia y participación en defensa de los derechos humanos, sólo puedo comparar este período histórico con el de la última dictadura militar. Ahora, como hemos llegado desde los sufragios a un gobierno que va a quedar en la historia como el conculcador civil más potente de los derechos humanos en la Argentina. Y ahí acudo a mi maestro, Enrique Pichón Riviere, fundador de la Psicología Social, que nos enseñaba que nunca hay que buscar la razón de una situación en una sola causa. Él hablaba de la policausalidad, y yo creo que es así, son muchas las causas concurrentes. Pero también es necesario incorporar la auto crítica porque tengo la obligación de reflexionar y de no poner todo el mal en un sujeto.
-¿Qué puntos fundamentales pondrías en esa auto crítica?
-Se dan un montón de condiciones. Se dan las condiciones de que vivimos un mundo donde el imperio norteamericano, que ha sufrido reveses en distintas circunstancias y espacios, defiende hoy con una potencia que no tenía en otras décadas este espacio que ven, sienten y usan como propio. Esa potencia que tienen el imperio hoy en nuestra región la había perdido, o por lo menos se había debilitado. El mundo existe y la concentración de la riqueza es mucho mayor que en otros tiempos y la debilidad del campo de la patria grande es acentuada . Eso también actúa, actúa en la conducta de los que están siempre prontos a subirse al barco del que va bien. Antes pagaba bien ser luchador de la patria grande y ahora mucho se escapan de haber estado alguna vez diciendo que bien el proyecto de Cuba o el de Chile o el de Uruguay o de Argentina, hay muchos que en seguida se tomaron el barco, son rápidos para subir y más rápidos para bajar. Pero también nosotros, en el último gobierno tuvimos momentos en que sentimos una emoción y orgullo únicos por las cosas que se han hecho, pero también hubo momentos en que las cosas no se hicieron con toda la potencia con que deberían, porque cuando el barco va bien se suben muchos que no merecerían subirse y después hay que hacerse cargo de los desastres. Al barco de los que cambian el mundo se subieron muchos que pertenecen al barco de los que quieren hundir la felicidad social. Y eso no es nada nuevo. Por eso la odiaban tanto a Evita, porque peleó tanto con los de afuera como contra «los traidores» como los llamaba ella, que también contribuyeron que el peronismo no tuviera la suficiente potencia para enfrentar a los que con la llamada Revolución Libertadora hundieron la patria y el pueblo como se está hundiendo hoy. De eso hay que hacerse cargo.
El otro tema, que no es un tema menor, todo lo contrario, está la cuestión de la potencia de los medios de comunicación que es inédito. Ellos tienen todos los medios de comunicación tradicionales y hay que decir que, de los medios nuevos y alternativos, subieron en su dominio primero que nosotros. Si bien ahora se les empieza a dar una pelea, debemos reconocer que ellos lo tomaron primero. Y hay que reconocer también que cambiar el mundo no es simple, porque se quebró la transmisión histórica, porque docentes, intelectuales, periodistas que se incorporaron al bando del pueblo, han sido asesinados. Eso también se rompió con nuestra generación, cuando había un convencimiento de que los intelectuales, los artistas y el mundo científico debía ser parte total de esa lucha. Eso va a haber que gestarlo otra vez.