SáBADO, 23 DE NOV

¿Por qué el Seabed no empezó la búsqueda del ARA San Juan por las áreas prioritarias?

En una nota para el diario Clarín, el periodista Daniel Santoro analizó el derrotero que el barco noruego realizó en la búsqueda del submarino, dejando para lo último una pista encontrada por un buque chileno y terminando su trabajo en la zona recomendada por EE.UU y Gran Bretaña.

¿Por qué los observadores de la Armada y de los familiares embarcados en el Seabed no tenían acceso al cuarto de procesamiento ni a las imágenes crudas que mandaban los minisubmarinos? ¿Por qué el Seabed empezó su primera etapa de la búsqueda, que duró dos meses, con las áreas no prioritarias fijadas en el operativo internacional?

Estas preguntas son con las que introduce el periodista Daniel Santoro su análisis, publicado en el diario Clarín, a raíz del derrotero del noruego Seabed Constructor en la búsqueda del ARA San Juan, ante accionares como el haber empezado por otras áreas y no por la que habían recomendado las armadas de Estados Unidos, Gran Bretaña y Chile.

¿Por qué se buscó recién ahora en la zona que la Armada ya había indicado en noviembre de 2017 como la más probable para encontrarlo? ¿Por qué se mandaron medios a zonas de las que se sabía que, por estudios de cinemática, era imposible que el San Juan estuviera? ¿Por qué se tomaron los indicios de supuestos ruidos de golpes en el casco como válidos o probables cuando toda la evidencia técnica sustentaba sus descarte como puntos de contacto? Según el contrato, ¿la empresa Ocean Infity podrá hacer uso de toda la información estratégica del lecho marino argentino que juntó en estos días? Y la última duda: ¿se esperó buscar en esta área para llegar cerca de la fecha del primer aniversario y así tener más impacto?

En su análisis, Santoro estipula que una de las respuestas a estos interrogantes quizás tenga que ver con el hecho de que los altos oficiales que dirigieron el operativo internacional de búsqueda con más de 25 embarcaciones fueron removidos de sus cargos por la feroz interna de la Armada. Otra respuesta es que el 6 de noviembre el Gobierno lanzó una licitación para la búsqueda de petróleo y gas en el mar argentino y hay 20 multinacionales interesadas. Algunas de las áreas a licitar coinciden con las áreas rastreadas para buscar el San Juan.

Fuentes militares explicaron a Clarín que el hallazgo está en el sitio llamado “1 área 15A-4” a pocas millas del originalmente llamado “punto dato Cabo de Hornos 1” en referencia al buque científico chileno que registró los primeros contactos en noviembre de 2017 y del último mensaje radial que había enviado el San Juan antes de desaparecer.

En base a esos datos del Cabo de Hornos y otros en noviembre de 2017, oficiales de la Armada Argentina encargados de la búsqueda habían recomendado aceptar un robot minisubmarino ofrecido por Gran Bretaña pero por motivos que se desconocen el entonces jefe de la marina de guerra, almirante Marcelo Srur, desechó la posibilidad. Clarín publicó el 13 de septiembre pasado documentos secretos que muestran que existió una recomendación norteamericana, de noviembre de 2017, para centralizar la búsqueda en esa área.

La empresa Ocean Infinity, propietaria de ese buque noruego de alta tecnología, antes de iniciar este nuevo operativo tuvo a su disposición los indicios recabados en la búsqueda multinacional realizada el año pasado y chequeó estos datos con Bruce Rule, el experto norteamericano que encontró al submarino USS Scorpion en 1968 y que hizo un informe clave sobre la forma que habría implosionado el San Juan. Pero decidió por cuenta propia cómo buscar, informó la Armada.

La presunción de que el submarino se hallaba en el área que rastreó el buque chileno Cabo de Hornos estaba basada en varios indicios. Por ejemplo, los contactos sonoros registrados por el Cabo de Hornos que tenía el sonar más apto para esas profundidades. Las fuentes basaban su hipótesis en que en ese punto de la plataforma, ubicado frente a Comodoro Rivadavia, hay un “cañadón submarino con profundidades de más de 800 metros y la presencia de gran cantidad de formaciones rocosas que pudieron enmascarar los restos del San Juan cuando se bajó un ROV (robot)”.

Suponen que al irse a pique la embarcación, tras la implosión de 5 mil toneladas de TNT, fue parcialmente tapada por rocas. También, se basan en lo que se llama coherencia cinemática –el movimiento de los objetos- con el punto estimado que se encontraba el buque a la hora de la explosión (10.52) del 15 de noviembre del año pasado, en medio de una fuerte tormenta. Las fuentes estimaron que haciendo cálculos el San Juan a esa hora había tenido “un rumbo entre 015 y 020, y velocidad apenas por debajo de cinco nudos desde la última comunicación” con la base de submarinos de Mar del Plata.

El problema en noviembre del año pasado fue que un ROV usado en esa área bajó “de manera recta”, en contraposición a los AUV de Ocean Infinity que permiten barrer completamente una zona, para poder diferenciar con precisión objetos metálicos entre las rocas del cañadón submarino. Luego llegó el buque ARA Austral, que analizó la información cruda que recogieron otros buques participantes, “principalmente el rendimiento de cada uno de los sensores analizados y se concentró en la formación de ese cañón submarino”.

Ante esta situación, la armada británica ofreció trasladar un UUV–que es la sigla en inglés de un vehículo submarino autónomo que viaja bajo el agua sin requerir la intervención de un operador- desde Gran Bretaña hasta Malvinas, para operar luego a bordo del buque de guerra HMS Protector. El 5 de diciembre envió a Buenos Aires el ofrecimiento y la necesidad de hacerlo recién luego de recibir “un pedido formal del Gobierno argentino”. Se trata de un tema sensible por el conflicto por las Malvinas pero se estaba ante una crisis humanitaria en alta mar. Pero “este pedido nunca fue contestado a Gran Bretaña”, afirmaron las fuentes. Y el ministro de Defensa, Oscar Aguad, tampoco se enteró de la oferta. Así, ese vehículo que era fundamental nunca llegó. Y ayer, López Mazzeo declaró, como testigo, durante cinco horas ante la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yañez, quien investiga si hubo negligencia en la búsqueda del San Juan.

Foto: Germán García Adrasti

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