Un concejal invitó a otro a boxear y hubo insultos en plena sesión
Este jueves, en medio de una extraña calma chicha propia de una sesión anodina, el edil Agapito Blanco propuso a Juan Monteverde dirimir sus diferencias "en un evento pugilístico" en el club Sportivo América, luego de que éste lo llamara "payaso" y "cagón". De fondo: el modelo urbano.
- Ciudad
- Sep 5, 2019
Por Facundo Díaz D’Alessandro
Una situación insólita se vivió este jueves, en plena sesión del Concejo Municipal de Rosario, cuando un comentario de la edila Fernanda Gigliani derivó en un nuevo cruce entre Juan Monteverde y Agapito Blanco, el cual culminó con la invitación a boxear (en un tono muy calmo, vale decir) del concejal de Cambiemos a su par de Ciudad Futura.
A pesar de que a todas luces la escena se prestaba a pensar en un paso de comedia, Blanco se encargó de aclarar en dos oportunidades que «no era una broma» y que hablaba «muy en serio».
«Voy a hacer una propuesta, porque de todo tenemos que intentar sacar algo positivo. Esta claro que con el concejal Monteverde siempre hemos tenido contrapuntos que exceden lo retórico o ideológico. Entonces voy a proponer al concejal que hagamos de esto un evento deportivo, vamos a calle Tucumán y Balcarce, en un club donde cada tanto hay eventos deportivos de pugilato, entonces en ese ámbito cobramos una entrada y ese dinero lo destinamos a obra de bien publico», comenzó su alocución el concejal de Pro.
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Aclaró que para ese evento «necesitaría sesenta días» de preparación para afrontar «no más de tres rounds, con el casco que usan» los pugilistas olímpicos.
«Hacemos que la gente se divierta un rato viendo a dos payasos, como el dice, dirimiendo sus cuestiones, dice que yo soy cobarde, bueno, la verdad no se me ocurre otra manera de resolverlo. Todos los concejales pagarían entrada, invitarían a su familia. No más de 3 asaltos porque estoy grande, el concejal es más joven, tiene brazos más largos, alguna ventajita le voy a pedir. Salgamos de esta historia. Lo digo muy en serio«, cerró Blanco.
Previo a su intervención, Monteverde había tomado la palabra para «reivindicar» la tarea de la concejala Fernanda Gigliani (Iniciativa Popular), al frente de la comisión de Planeamiento, que el edil de Cambiemos (que integra dicha comisión) había, según lo acusaron, cuestionado.
«Habiéndole pedido la semana pasada a varios concejales de Cambiemos que revean su lugar en la comisión, realmente perjudica a la totalidad del bloque. Toda la semana haciendo declaraciones, me parece importante reivindicar la tarea de la concejala Gigliani al frente de la comisión de Planeamiento, de las pocas que estudia los expedientes de principio a fin, no tiene nada que ver con tener o no tener un título», enfatizó el presidente del bloque de Ciudad Futura.
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La propia Gigliani había inaugurado la rencilla con Blanco, al decir en la oportunidad de tener micrófono abierto que según entendía, tampoco poseía «título habilitante», algo que éste habría criticado, en una declaración pública, respecto a la idoneidad de la concejala para presidir la importantísima comisión de Planeamiento.
La concejala Marina Magnani, por su parte, también lo acusó de haber dicho, en conjunto con un reconocido periodista de la ciudad mientras lo entrevistaba, que ella tenía «aserrín en la cabeza».
Monteverde, a su turno, también se refirió al tema, inmediatamente antes de la invitación a medirse en un ringside por parte de su par de Cambiemos.
«Lo que dice la concejala Magnani, es típico de cagón, agarrársela siempre con la mujer. No le demos más entidad a este personaje, en internet hay una frase que dice ‘no alimente al troll’. Hagamos lo mismo en el Concejo, le gusta que hablen de él. ‘Sí soy constructor, sí soy corredor inmobiliario, cuál es el problema, decía’. Y la verdad que hay problemas en que este en Planeamiento haciendo leyes para su propio negocio, no lo entiende. Se vuelve una especie de Milei de la arquitectura, son personajes que dan medio gracia pero se vuelven peligrosos. Hay que dejar de enfrentarlos», sostuvo el edil de Ciudad Futura, lo que motivó la intervención del presidente del cuerpo, Alejandro Roselló, para pedir que se cuidasen «las formas».
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Por último, entre suspiros, el concejal Agapito Blanco se encargó de negar rotundamente que haya dicho ser tal cosa, así como también negó haber tratado a Magnani de «cabeza de aserrín» y aclaró que no poseía título de arquitecto.
«No quiero osar de títulos y honores que no me corresponden, ni siquiera insinué que yo fuera arquitecto, si bien estudie 5 años de arquitectura. No tengo ni tuve, y si tuviera me excusaría, ningún interés empresarial y económico sobre ningún tema que estuviera en tratamiento en ninguna comisión del Concejo», cerró.