«Hay que tener lugar para la reconciliación y reencuentro»
Monseñor Eduardo Martin, arzobispo de Rosario, habló sobre lo que pasó en el país en los años 70: "En esa época nefasta de la Argentina hubo mucha sangre y la derramaron militares".
- Info general
- Jul 15, 2015
El arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín, afirmó que en la década del 70 derramaron sangre «militares en nombre de la civilización occidental y cristiana pero también guerrilleros» y reclamó que haya «lugar para la reconciliación y el reencuentro» en el país.
«En esa época nefasta de la Argentina hubo mucha sangre y la derramaron militares en nombre de la civilización occidental y cristiana pero también guerrilleros», afirmó Martín según la agencia de noticias NA.
El prelado también evaluó: «Hubo revolucionarios que no respetaron la voluntad popular, cuando el pueblo votó por el 64 por ciento por Perón presidente, y luego de eso asesinaron a José Ignacio Rucci. Y los que lo mataron eran cristianos porque eran montoneros que habían nacido de diferentes grupos católicos. Así
que tenemos que pedir perdón por todas las culpas y por todos los pecados».
«Lo digo sinceramente, me interesa la verdad pero toda la verdad, y el bien, y también buscar en base a lo que nos ha pasado, todo el dolor, para que podamos dar el paso al reencuentro, a la reconciliación porque si no nos quedamos con el odio. Máxima justicia, máxima crueldad , es un dicho antiguo. Hoy tenemos que tener lugar para la reconciliación y el reencuentro», dijo Martín.
El prelado se pronunció de esa forma al ser consultado sobre un juicio al ex capellán policial Eugenio Zitelli por su presunta participación en la represión ilegal.
«La iglesia ha sido respetuosa de todas las instancias judiciales, y este es un delito que necesita ser juzgado más allá de quien lo haya cometido, quiero decir con un juicio objetivo con derecho a defensa», agregó.
Por otra parte, Martín dijo que «cuando muchos callaban, la iglesia levantó su voz» y advirtió: «El ser humano es sagrado y eso eso un crimen, y no agrada a Dios».
Foto: Salvador Hamoui