Sig Ragga y el truco más antiguo para bajar la Luna a tierra: narrar
La banda originaria de Santa Fe capital presenta en Sala de las Artes su último material, Relatos de Luna (Parte 1), una nueva muestra de que se puede esculpir canciones bellas desde la originalidad y la integralidad de la obra musical.
- Espectáculos
- Sep 13, 2019
Por Facundo Díaz D’Alessandro
Las mismas dosis inexorables de compromiso, originalidad y refinanción con la que asumían y ejecutaban las variantes de música negra (reggae, ska, latin jazz) que caracterizan al disco debut homónimo de Sig Ragga, pueden adivinarse hoy, entre texturas musicales, timbres y lugares bien diferentes, en el álbum que estrenan parcialmente este viernes en Rosario.
Relatos de Luna será presentado en tres partes, la primera de ellas (la obvia Parte 1) se compone de tres canciones que ponen de manifiesto una de las características distintivas de la banda oriunda de Santa Fe capital, y es la estética preponderantemente narrativa de sus canciones, en todo el volumen del término.
«En algún punto hay una narración, una cuestión de un lenguaje que ya funciona así, quizás por tantos años de hacer algo juntos», dijo a Conclusión Juanjo Casals, bajista del grupo que saldrá a escena alrededor de las 21 en Sala de las Artes (Suipacha 33 bis).
Ese lenguaje incluye vestuario, iluminación, maquillaje y hasta modos performáticos propios de una concepción integral de la obra, que lleva al punto más vívido posible la fusión que son sus músicas y letras.
Así, uno puede más facilmente entregarse al flujo y viajar, por ejemplo, en un barco al sur, preguntándose quien dirige el ascensor a Noé; o convertirse en una niña que espera la magia en las vías del tren, con el simple y potentísimo acto de fe que significa tirar una moneda, mientras tantos se enloquecen por querer parar el viento.
– ¿Qué diferencia a Relatos de Luna del resto de los discos de la banda?
– Son distintos momentos de nosotros. El primer disco es una concentración de diez años, entonces tiene toda la síntesis de ese lapso. Tenían mucho tiempo de laburo esas canciones. Con Aquelarre fue lo opuesto: nos fuimos a grabar a Estados Unidos, compusimos en dos, tres meses, en un mes grabamos, mezclamos, masterizamos y volvimos con disco en la mano; otra situación otra etapa de nuestras vidas. Para La Promesa de Thamar, el disco anterior a este, construimos un estudio nosotros en nuestros hogares y grabamos. Las baterías como siempre, necesitan otra estructura y las grabamos en otro lado pero el resto lo hicimos íntegramente nosotros. En este también apostamos a eso. Tenemos una compu con carpetitas, con pedacitos de cosas, composiciones, somos medio collageros. Cada uno va dando su toque, es una cuestión muy abierta. No nos encerramos tanto en géneros. Las cosas a veces, mágicamente, se combinan y funcionan. También hay mucho de un crecimiento hasta técnico de parte nuestra, de poder tocar cosas mas complejas, haber crecido estudiado un poco más, tener cada uno su estudio, poder producir cosas con más tiempo, desde otro lado, este es un disco más maduro en definitiva.
– En el video del primer single del álbum, Esperando la magia, aparecen sin el maquillaje que habían usado en otros videos e incluso en presentaciones en vivo. ¿Responde a algo en especial o es algo eventual?
– Tenemos otra clase de maquillaje. Está más pensado por el video, dada la situación, lo hizo el batero y se le había ocurrido que salgamos así, con un maquillaje más tranquilo que el que usamos siempre, una cuestión más estética. Funcionó y bueno, también nos sirve para cambiar cosas, pegar el volantazo sin cuestionarse, ver que va saliendo. Fue apuntado a ese video, quizás después nos volvemos a pintar. Sirve en el contexto, por ahí estás todo pintado y no estás en contexto. Hay que ver todo.
– ¿Para ustedes es muy importante eso no? Que el contexto y el texto estén fundidos, hay una puesta muy teatral también…
– Hay una narración, una cuestión de un lenguaje que ya funciona así, quizás por tantos años de hacer algo juntos. Va por todos lados, pudimos mezclar, lo vemos como obra general, no sólo música. Nos gusta mucho la iluminación del teatro o el cine y eso tratamos de aplicarlo al show, de ir mejorándolo, siempre va mutando, una cuestión natural. Cuando repetimos mucho algo nos cansamos y buscamos versiones de las canciones, hay algo de jugar, de pasarla bien.
– ¿Sienten que el público valora eso de ustedes, esa originalidad?¿Cuál es la recepción?
– Si la verdad que sí, lo vivimos ahora que tocamos en Santa Fe y en Córdoba y estuvieron buenisimos los shows. Creo que al principio costó un poquito, algo de nosotros, por todo: estética, música, forma. En el escenario nos formamos en línea, tenemos esa situación de no frontman. La gente obviamente una de las cosas que nos marcan es esa cuota, por así decirlo, distinta u original en la forma de las canciones, lo hacemos naturalmente, no estamos craneando para hacer algo súper complicado, esa misma libertad que nos damos hace cosas un poco mágicas o fantásticas, se mezclan cosas naturalmente.
– Al principio, en el primer disco sobre todo, se observa un énfasis mayor en géneros como el reggae o el ska, aunque tambíen con su impronta. ¿Cómo cambió eso o por qué?¿Eso hace, digamos, que tarde más en comprenderse pero a la vez se goce más el descubrimiento?
– Me parece que en el comienzo había como otro estilo, tenía más de ska o latin jazz, más integrantes, y después en el primer disco tiene acentuaciones de música negra, está relacionado con eso, la base rítmica tiene cosas del reggae, del funk. Marcó un montón, después pinceladas de arriba, que vienen de otros lados. En un momento hicimos un click, como todas las cosas que querés cambiar o avanzar o decir ‘no toquemos solamente esta rítmica sino probemos con otra que también nos gusta’, ahí hicimos el cambio, en lo rítmico se notó más. Eso marcó todo, nos encasilló en otro lado. Nos empezaron a decir más ‘alternativo’. Hay un mix de un montón de cosas que nos gustan y siempre nos gustaron y quizás es cuestión de lo que sale en el momento y lo que escuchás, todo influye un poco. Como todos, el que pinta o el que escribe.
– Para cerrar, volvemos a lo último… Relatos de Luna, ¿cómo surge esta presentación y publicación fragmentada en tres partes?
– El disco lo compusimos como un sólo bloque, pero nosotros trabajamos con S-Music, la gente de ahí nos recomendó eso, mas que nada por una cuestión de que hoy tenemos mucha información todo el tiempo dando vueltas y ellos veían bueno sectorizar el disco en tres partes, para que tengan una escucha más delicada. Al principio no nos convencía pero después pensándolo por ese lado nos pareció bien. También el mundo evoluciona y las cosas pasan por otro lado, ha cambiado un montón al no haber discos físicos, es todo digital, hicimos un lanzamiento por youtube; lo vi y dije ‘está buenísimo, y me sorprendió. Entonces en ese punto nosotros cuidamos un montón las ideas y todo pero tampoco estamos cerrados a que la cosa avance y vaya por otro lado. Quedarse afuera por prejuicio es tonto. Al final cuando salgan todas las etapas, quizás hacemos un vinilo, estamos charlando eso, es algo que siempre quisimos hacer.