MARTES, 26 DE NOV

Golpe: las Fuerzas Armadas y la OEA obligaron a renunciar a Evo Morales

Luego de que el líder golpista, Luis Fernando Camacho, ingresara por la fuerza al palacio de gobierno y se fotografiara en su interior con una bandera boliviana y una biblia en la mano, quedan varias lecciones para proyectos populares: formar poder militar y organización sudamericana.

por Redacción KontraInfo

No importó que Evo Morales convocara a nuevas elecciones como impuso la OEA. El objetivo del poder nunca fue democrático, esa era solo la excusa. Las FFAA pidieron directamente la renuncia del presidente, por lo que el país ya era de hecho ingobernable, con bandas armadas incendiando las casas de los dirigentes del gobierno, secuestrando y linchando a sus familiares, mientras la Policía Nacional se mantenía amotinada liberando el territorio. Ante el escenario de total ingobernabilidad, Evo Morales se vio obligado a firmar su renuncia.

«Lamento este golpe cívico y de las fuerzas armadas. Renuncio a mi cargo de presidente para que (Carlos) Mesa y (Luis Fernando) Camacho no sigan persiguiendo a dirigentes sociales. Queremos preservar la vida de los bolivianos», expresó el presidente depuesto Morales.

La casa de la hermana de Morales ya había sido incendiada. Dos ministros, dos gobernadores, la vicecanciller y el presidente de la Cámara de Diputados, habían ya renunciado ante graves incidentes contra sus propias vidas y familias.

Aclaró a sus seguidores: «no es ninguna traición» y prometió continuar luchando políticamente: «La lucha sigue. Somos pueblo». «Pido a la comunidad internacional que diga la verdad de este golpe de Estado», manifestó. Los medios internacionales, alineados con Washington, evitaron hablar de «golpe» y prefirieron usar los términos «crisis» y «renuncia».

«El golpe de Estado se ha consumado», expresó el vicepresidente García Linera, quien también renunció, pero sostuvo: «Volveremos y seremos millones».

«Luego de analizar la situación conflictiva interna, pedimos al presidente del Estado que renuncie a su mandato presidencial permitiendo la pacificación y el mantenimiento de la estabilidad, por el bien de nuestra Bolivia», había dicho momentos antes el golpista comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, general Williams Kaliman.

«Nos sumamos al pedido del pueblo boliviano de sugerir al señor presidente Evo Morales que presente su renuncia para pacificar al pueblo de Bolivia», había declarado por su parte el comandante general de la Policía, general Vladimir Yuri Calderón.

El dirigente opositor Carlos Mesa pidió la renuncia de la senadora Salvatierra, en línea de sucesión, porque “es del MÁS y debe ser alguien de la oposición quien lidere la transición” (!). Salvatierra renunció a los pocos minutos.

El líder golpista, Luis Fernando Camacho, ingresó por la fuerza al palacio de gobierno y se fotografió en su interior con una bandera boliviana y una biblia en la mano, haciendo un flaco favor a la religión cristiana y al símbolo patrio.

El golpe en Bolivia deja lecciones varias para cualquier proceso político que se pretenda soberano y especialmente si no va a estar alineado con EEUU: no puede dejar a sus FFAA libradas a un mero «rol profesional» o «institucional», porque frente a situaciones críticas se ha demostrado que terminan de facto subordinadas al poder militar norteamericano. Toda la historia latinoamericana del siglo XX prueba que este ha sido el rol.

Un proyecto de poder popular debe incluir la consustanciación de las Fuerza Armadas con un objetivo de liberación nacional. No hay forma de sostener el orden social y político de un país solo con movimientos sociales o sindicatos de trabajadores. Ante los intentos golpistas de desestabilización, coordinados por servicios de inteligencia internacionales, solo se puede mantener en pie un gobierno popular con militares entrenados, armados con un presupuesto digno que permita una defensa integral de la Patria y formados políticamente, con una orientación popular, nacionalista y anti imperialista, dispuestos a dar su vida por el proceso de transformación. Los únicos gobiernos enfrentados con EEUU que han resistido intentos de golpes así lo han demostrado.

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Otra cuestión imprescindible es la necesidad de una construcción política sudamericana que reemplace el rol de la OEA, históricamente subordinada a Washington. Unasur pudo ser un embrión de esta organización y por eso fue inmediatamente desactivada por Mauricio Macri, Lenin Moreno, Sebastián Piñera y Michel Temer.

Si no se aprenden las lecciones de la historia, estaremos condenados a repetirla.

¿Quién es Evo Morales?

Evo Morales nació el 26 de octubre de 1959, en el poblado de Isallavi. Desde su nacimiento vivió en la pobreza, y tuvo diversos trabajos: crió llamas, vendió helados, fue fabricante de ladrillos y trompetista de un grupo musical; hasta que, finalmente, se dedicó al cultivo de coca en Chapare.

Desde ese lugar, Morales se insertó en las lides sindicales y comenzó su carrera política en 1995, como diputado nacional. En el año 2002 se presentó como candidato a presidente en las elecciones, quedando en segundo lugar. En las elecciones siguientes, logró ganarle al derechista Jorge Quiroga con un 54% de los votos.

“El presidente Evo es la unidad del cuerpo de Túpac Katari” aseguró Álvaro García Linera, el vicepresidente que acompañó a Morales desde el 2006.

Katari, fue un líder aymara, el cual fue descuartizado por ser rebelde en 1781. Antes de morir, Túpac declaró: “A mí solo me matarán, pero mañana volveré y seré millones”. ¿Será verdad lo que dice el vicepresidente?

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