Cordón Industrial: reactivando la cultura
En aquella hilera de localidades que cubren la parte norte del Gran Rosario, artistas, gestores culturales y vecinos comenzaron a tender redes para reactivar la escena cultural de la zona a pesar del desinterés estatal. Hoy, esta unión empieza a mostrar sus frutos y el horizonte parece más claro para una comunidad joven, talentosa y soñadora que crea, produce y, por sobre todo, crece. Nota especial para el #5 de 70/30.
- Espectáculos
- Nov 13, 2019
Por Santiago A. Fraga – 70/30
“Inventa un mañana que no pueda ser, con lo más de tus ganas, y hacelo nacer. Hoy, aunque no haya nada que hoy puedas ver, inventa un mañana y lo verás crecer…”
Muy pocos años atrás, el panorama de la movida cultural del Cordón Industrial aún lucía un aspecto un tanto agridulce. A lo largo de aquella hilera de localidades que cubren la parte norte del Gran Rosario, principalmente popular por los destacados hechos de la historia argentina que allí acontecieron y actualmente por la cantidad de fábricas que dan trabajo y dignifican la región, nunca fueron pocos lo que aman consumir o producir arte en cualquiera de sus formas, y sin embargo, poco se había realizado todavía por generar y consolidar una escena artística viva, activa y autosuficiente.
Por mucho tiempo, y principalmente desde los ojos y la mano del Estado, el modelo de noche que se instalaba para localidades como San Lorenzo, Capitán Bermúdez o Granadero Baigorria correspondía más al reviente bolichero, representado por espacios de dudosa habilitación que congregaban a una franja de público muy determinada de la región. Paralelamente, quienes no gustaban de ese tipo de salidas y querían otras alternativas se veían obligados a gastar valioso tiempo y dinero para viajar a Rosario, ya que en sus ciudades eran prácticamente inexistentes los espacios culturales como tales y la movida se remitía a eventos oficiales, a la onda de algunos bares o vecinales (con sus condiciones) o a algún que otro toque esporádico, ya sea de artistas locales o de otras partes. Eso, hoy, está cambiando.
Afortunadamente, el Cordón Industrial ha comenzado a salir de ese estancamiento y en aquella tierra fértil de talento y creatividad ya brotan las raíces de un circuito artístico fuerte. La creación de nuevos centros culturales como espacio de divertimento y aprendizaje y el surgimiento de artistas de gran talento muestran una nueva cara de la región y llenan de ilusión a aquellos que aman las expresiones artísticas y entienden la importancia de que sucedan.
En Capitán Bermúdez, en mayo de 2018 inauguró la Estación Cultural (San Martín 41), un espacio cuya creación se motivó en la coyuntura actual (principalmente, a nivel país) y en el objetivo de aportar a la ciudad y a la región en materia cultural, política y social. Para Lisandro Leonori, más conocido como Luigi, uno de los fundadores este espacio, uno de los aspectos fundamentales del mismo es brindar a la gente la posibilidad de consumir “información necesaria para formar una comunidad más justa para todos”, algo que al haber sólo boliches como opciones para la juventud tenía a la gente “medio perdida en el sentido social y político”.
>> También te puede interesar: 70/30 #5 – Shocklenders
La apertura de la Estación puede entenderse como un motor fundamental para reactivar el entramado cultural, ya que aquellos que trabajan diariamente en el lugar comenzaron a tejer redes con los espacios existentes -que se encontraban perdidos o haciendo fuerza solos- para, de esta manera, generar vínculos, aunar voluntades y fortalecer ese circuito. “No era que estaba dormida la cultura, sino que estaba cada uno por su lado reproduciéndola y en esta época hace falta que laburemos todos juntos”, explicó Luigi.
Misma situación tuvo lugar, por ejemplo, en San Lorenzo, donde hace unos dos años se creó La Casa – Centro de Artes y Café Cultural (General López 2237) como un espacio en donde se combinan eventos artísticos y shows en vivo con talleres y servicio de comida y bebidas. “Un centro cultural, pero con más vida nocturna y a la vez mucho más descontracturado que un bar”, definió Marcos Turchetti, uno de sus creadores.
Marcos, además, es cantante en la banda Nova y bajista en FT y sus Chamanes, por lo que también vive en primera persona y en la piel de artista lo que representa la falta de espacios para tocar y de alternativas culturales para consumir. “En el pasado tenías pocas opciones, y anticuadas obviamente: tocar en bares para tus amigos o en algún evento municipal al aire libre. Lo padecí mucho a eso, no toqué por un tiempo”, contó a 70/30, para luego agregar que la conclusión a la que llegó es que “la movida la tenés que autogenerar, sino va a ser siempre lo mismo”.
Otro artista sanlorencino que navega en esos mismos mares es Ernesto Van Domselaar, más conocido como Vander, compositor, cantante de los grupos Soccus y Banner y considerado por muchos como uno de los prometedores talentos del Cordón. Para él, si bien San Lorenzo “siempre fue una ciudad que vio nacer y crecer grandes artistas”, los espacios que había “no eran suficientes para la demanda de músicos” y “si los había fueron desapareciendo”.
“Si hablamos actualmente, después de atravesar toda esta problemática que nos acompaña desde hace mucho a los artistas de cualquier rama, que es que claramente los lugares para exponer no existían y que a raíz de eso muchas veces se renegaba con el municipio por la habilitación a la hora de tocar en otros espacios, comenzamos a ver qué en el Cordón Industrial estaba ocurriendo algo extremadamente interesante gracias a personas comprometidas con la cultura y que nada tienen que ver con las municipalidades, que en cuestiones de cultura han dejado mucho que desear”, expresó el artista a este medio.
Estas cuestiones interesantes tienen que ver con lo que llama “logros de gente común luchando porque la cultura y la difusión local subsista”, como son la apertura de espacios como los mencionados o General Ramos (Capitán Bermúdez) que “le brindaron la oportunidad a los artistas gráficos, músicos, fotógrafos y feriantes de tener un lugar físico donde mostrarse”, alcanzados también gracias “al trabajo incansable de la radios locales que apoyan y trabajan día a día para que los artistas difundan su material”, como pueden ser la radio comunitaria FM Poriajhú y el programa radial Poco Serio, que desde hace 7 años se emite en Radio Black 92.5 y hoy también constituye un sello discográfico y una productora de eventos.
“Me gusta hablar de esto como un colectivo cultural del que todos formamos parte por un fin común, que es darle la importancia que se merece al arte del Cordón y que por mucho tiempo pasó desapercibido por quienes tienen ‘el poder de’”, cerró Vander, que además ya lanzó su carrera solista y recientemente estrenó su último EP, “Lapsus Salvaje”.
Este espíritu colectivo, además, es clave para que cada uno de los espacios pueda subsistir autogestivamente. Si bien es algo que cuesta mucho, y más en épocas de tarifas altas y billeteras flacas, en el caso de La Casa Turchetti puede decir que “el balance da positivo” intentando mantenerse “precios lógicos” y siendo además “atendido por sus propios dueños”, que son cuatro personas que se reparten tareas más otra gran cantidad de amigos que ayudan.
Esa mano externa, amiga, es también una de las claves para la subsistencia de la Estación Cultural: “darle lugar a gente de afuera para que se sume a laburar el lugar y activarlo”, sin distinción de jerarquías o egos. Asimismo, el espacio, que ha cosechado gran aceptación, también padece la inexistencia de una regulación desde la Municipalidad que los catalogue como centro cultural, encontrándose ahora en avanzados trámites para formar una fundación -algo inédito en la ciudad- y poder establecerse en una figura que sí los represente, incluyendo además a las otras instituciones culturales de la zona.
Esto también representa un primer paso para componer una relación con el Estado que ayude a generar condiciones básicas para que los espacios y los artistas puedan existir, ya que actualmente la sensación general es que al poder sólo le interesa el arte cuando puede sacar provecho de ello.
“Me parece que el Estado no mira a los ojos a las personas que le traen problemas, y acá parece que el arte le trae problemas al Estado, salvo que en algún evento se recauden sumas millonarias…”, criticó Van Domselaar al ser consultado por 70/30, aclarando que por supuesto “hay excepciones, gente que trabaja bien y que hay que reconocerlo”. Marcos Turchetti, por su parte, coincide en que se les “da cabida cuando quieren o cuando les sirve”, y que depende mucho de “quién sos” y de cómo es el proyecto que plantean para que sean escuchados: “Nada muy urbano, nada que no sirva para que haya una foto en el diario y muestren que hacen algo”.
“La ayuda del Estado tiene que ser otra, más profunda, armar eventos de vez en cuando no sirve. Llevá guitarras a las escuelas y a los comedores, no sé, mostrá la cultura, exponela para que pueda usarse”, continuó el cantante de Nova. “El público siempre estuvo y siempre está. Gente interesada siempre hay. Lo que sí, cuando vos tenés un gobierno (nacional) que se ausenta en lo que es cultura, deporte, salud y demás, en lo primero donde se siente es en el Interior, en lugares o regiones como la nuestra”, agregó por su parte Luigi.
Emergente
El surgimiento de espacios y el fortalecimiento del circuito artístico genera, como primer efecto, que muchos de los artistas de la zona comiencen a tener nuevos lugares de exposición e intercambio y, por ende, puedan mostrar su calidad y desarrollar su potencial, alcanzando al mismo tiempo a un nuevo público y nuevas oportunidades.
Precisamente, uno de los aspectos más destacables del Cordón Industrial es la cantidad de talentos que allí habitan. En el plano musical, además bandas de trayectoria como La Bolsa, Insoluble, Tunante Bellaco o Voluntad Cero o de sostenido crecimiento como Música Para Volar o Supertren, en los últimos años se ha dado la aparición de proyectos musicales más que interesantes. Soccus, Chales Wilson, Matías Guastoni, Supertren, Banner, Nova, Manteka, Campas, FT y sus Chamanes o Los Miguel son algunas de las muchas propuestas surgidas en estas ciudades, con un abanico de géneros y estilos tan amplio que recorre el rock, el funk y el rap, entre varios más. Todos los mensajes para todos los gustos.
“Con respecto a artistas para recomendar, yo recomiendo apoyar a todo aquel que tenga algo para decir. Creo que hay que ver un poco más allá y entender que todos contamos historias a través de la música y eso es más importante que cualquier otra cosa. Y con respecto a lugares, también apoyar a todos los lugares que abren sus puertas, cuando por otro lado muchas otras se cierran. La gran trayectoria de algunos artistas del Cordón le indican el camino a otros de menos recorrido, pero el único fin debería ser caminar todos juntos para adelante, empujándonos unos con otros. Que el individualismo sea el estilo de vida de alguien ignorante, que vive sin sueños y que olvidó sus pasiones”, dejó Vander como reflexión a la hora de pensar sobre la escena regional.
Para Turchetti, referente del espacio La Casa en San Lorenzo, “a la movida en el Cordón Industrial le hace falta más exposición”.
“Hay mucho talento, muchos estilos, y se está empezando a ver un despegue de la influencia rosarina. Creo yo que es cuestión de tiempo para que vean y escuchen la calidad que hay acá. Faltan espacios, como siempre, pero eso ya sabemos cómo es. La movida es otra, buscar por otros lados, tocar donde nunca se toca y ese tipo de cosas. Los bares van a estar siempre, para bien o para mal, pero la movida cultural no puede cerrarse sólo en bares o eventos municipales. Tiene que salir a la calles”, finalizó.
>> También te puede interesar: Teatro independiente: una misión cultural
A la hora de consultarle a Juan Rodríguez, uno de los creadores de Poco Serio en 2012, su diagnóstico radica también en que “las problemáticas siempre fueron las mismas”, que “no abundan los espacios para tocar” y que, por ende, “o bien caías en las manos de algún espacio privado o quedaba todo en la nada”. Así, catalogó a La Casa, a la Estación Cultural y a General Ramos como “oasis en medio del desierto de bares privados”, y destacó que “vienen a cumplir una función fundamental, porque abren sus puertas y valoran el trabajo de los músicos”.
“De igual manera creemos que siguen faltando espacios, porque hay muchísima cultura y no alcanza con estos 3 paraísos. Pero es una realidad que desde que aparecieron, todo se volvió más fácil. Hoy en día, llega el fin de semana y sabes qué hay una agenda esperando a ver a que espacio vas a concurrir”, analizó Juani, agregando a ello que lo que falta en la región siempre va a depender de la escena, público incluído: “Es una realidad que necesitamos seguir dándole un marco formal a todo esto, que el Estado se haga presente como lo hizo en el San Lorenzo RockFest (NdR: organizado por Poco Serio, con 22 bandas locales, No Te Va Gustar y Estelares), y que haya una lectura noble de las cosas. En la actualidad, un músico tiene que tener uno o dos o tres trabajos paralelos para poder mantenerse en la escena, y eso es algo que atraviesa a la sociedad entera, ya no es una cuestión local. Pero si en el plano regional comienzan a aparecer más espacios del bien, que traten al músico como un trabajador y que no quieran salvarse el mes con la presentación del mismo, las cosas pueden seguir cambiando”.
Las bases ya están sentadas y la pelota se encuentra en movimiento. Los hilos que comenzaron a forjarse en el encuentro entre artistas, gestores culturales y vecinos empiezan a mostrar sus frutos y el horizonte parece hoy más claro para una comunidad joven, talentosa y soñadora que crea, produce y, por sobre todo, crece.
Para leer todos los contenidos, podes acceder a la edición digital de la misma. Además, podes acceder a la subpágina de 70/30 para encontrar mucho más material especial.
Además, podés reproducir en Spotify la playlist especial de 70/30, compuesta por proyectos musicales del Cordón Industrial disponibles en esa plataforma.
Fotos: Facebook