VIERNES, 22 DE NOV

Una cuchilla y un hacha con sangre: nuevos elementos contra los acusados de matar y descuartizar a la mujer arrojada al Saladillo

El fiscal Spelta allanó una propiedad que pertenece a los acusados de cometer el crimen y los dos elementos secuestrados dieron positivos para la prueba de luminol y además, se encontraron rastros de sangre en el baño.

El escalofriante final de María Isabel Ruglio, la docente jubilada cuyos restos desmembrados fueron encontrados en el Arroyo Saladillo, continúa siendo investigado y este jueves, tras un allanamiento, se encontraron nuevos elementos que comprometerían aún más a los acusados de cometer el crimen.

Tal como se esperaba, el fiscal Adrián Spelta ordenó el allanamiento de una propiedad que el matrimonio imputado y detenido por el crimen poseían en el Barrio de la Carne. Durante el procedimiento, los agentes de la Agencia de Investigación Criminal dieron con un hacha y una cuchilla de 30 centímetros de largos. Ambos elementos fueron sometidos a la prueba de luminol, un químico que se utiliza para detectar sangre y dieron positivo. 

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Además, según informaron desde el Ministerio Público de la Acusación, también se realizó un relevamiento con la misma sustancia en toda la propiedad y se hallaron contundentes rastros de sangre en el baño.

El departamento allanado está ubicado en la zona de Copahue al 6200 y es propiedad de Marcelo F. y su mujer Josefa R. C.. Ambos fueron imputados el viernes pasado y el fiscal Adrián Spelta les atribuyó el delito homicidio agravado por codicia. En la audiencia, el juez Florentino Malaponte les dictó la prisión preventiva. 

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Marisa, como solían llamarla en el barrio, fue vista por última vez por sus vecinos el pasado 6 de febrero. Según la teoría de la Fiscalía, el crimen se habría consumado entre la noche del 6 y la mañana del 7. Luego de muerta, fue desmembrada y sus restos fueron arrojados en bolsas de nylon al arroyo Saladillo.

De acuerdo al relato de los conocidos y vecinos y según pudieron reconstruir los investigadores, el móvil del crimen sería la propiedad de calle Uriburu al 500, que la víctima compartía con los imputados.

Los testimonios coinciden en que Marisa les había ofrecido vivir en la parte trasera de su casa a cambio de compartir los gastos y de que la ayuden con las tareas del hogar. Ese acuerdo también incluía una promesa de venta de la propiedad, a un valor bastante menor del real, cuando Marcelo F. y su esposa Pepi lograran vender el Fonavi que poseían en Barrio de la Carne.

Sin embargo, en algún momento, la armonía entre ellos se rompió y varios vecinos coinciden en que hubo una pelea entre el matrimonio y Ruglio, quien además los habría hechado de la casa.

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