El Papa, ante la pandemia: «no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta sino todos juntos
El Papa Francisco rezó hoy en la Plaza San Pedro del Vaticano sin la presencia de fieles y dijo que ante la pandemia de coronavirus "nos dimos cuenta que estábamos en la misma barca".
- Religión y espiritualidad
- Mar 27, 2020
El Papa Francisco rezó hoy en la Plaza San Pedro del Vaticano sin la presencia de fieles y dijo que ante la pandemia de coronavirus «nos dimos cuenta que estábamos en la misma barca», por lo que invitó a «remar juntos» para superar la situación.
«Nos dimos cuenta que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados pero al mismo tiempo importantes y necesarios. Todos llamados a remar juntos. Todos reconfortados de estar juntos. En esta barca estamos todos, todos. Como esos discípulos que hablan con una única voz y con angustia dicen estamos perdidos», expresó el Papa en un ritual único durante el cual dio la bendición a los fieles y que fue transmitido por los medios de comunicación y las redes sociales.
En su indulgencia plenaria universal, el Sumo Pontífice siguió: «También nosotros nos damos cuenta que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta sino todos juntos».
Antes, había dicho que «desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido, densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades. Se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso. Se palpita en el aire, se siente en los gestos y lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que los discípulos del evangelio nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa».
En otro pasaje de la bendición «Urbi et Orbi» (a la ciudad y al mundo), el Papa se refirió a trabajadores como médicos, enfermeros nfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, entre otros, que en este momento crítico del mundo están «escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia» y que «comprendieron que nadie se salva solo».
«Es la fuerza operante del Espíritu derramada y plasmada en valientes y generosas entregas. Es la vida del Espíritu capaz de rescatar, valorar y mostrar cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia», señaló.