SáBADO, 23 DE NOV

Estados Unidos sigue convulsionada entre protestas y toque de queda: denuncian “infiltrados”

La tensión en las calles estadounidenses se mantiene en grandes niveles, con un jueves en donde se realizó el multitudinario funeral de George Floyd y se imputó a todos los policías que participaron de su detención y no evitaron su asesinato. Autoridades de distintas ciudades aseguran que hay grupos organizados que actúan como “agitadores profesionales” en las manifestaciones.

 

Continúa alta la tensión en las calles de Estados Unidos tras un jueves en donde las protestas antiracistas no pierden fuerza y los reclamos contra la brutalidad policial se multiplican, especialmente en Minneapolis, donde la familia de George Floyd, en el marco de su funeral, anunció que todos los policías que participaron de su detención y no evitaron su muerte fueron acusados y detenidos.

Al finalizar la tarde y a poco de comenzar a regir los toques de quedas, múltiples marchas volvieron a recorrer las calles de Nueva York (donde hubo saqueos esporádicos), California, Washington (donde se dio un inusual cacerolazo) y Minnesota, entre otros estados, y especialmente, cerca del parque Lafayette, a cuadras de la Casa Blanca, protegida nuevamente por un importante cordón de la Policía y la Guardia Nacional.

Asímismo, autoridades de varias ciudades denunciaron la presencia de determinados grupos organizados, a los que consideran “forasteros” o “infiltrados”, que son personas que no radican en las ciudades en donde se manifiestan y provocan saqueos y disturbios, incitando a enfrentarse con la policía. Para los gobiernos y las fuerzas de seguridad, estas organizaciones son señaladas como “Antifa”, “Bugaloo Bois” y “Oathkeepers”, entre otras.

Desde Minneapolis, en tanto, los reclamos tampoco cedieron, ni en las calles, ni dentro de la investigación del asesinato de Floyd.

«Es un momento agridulce. Estamos muy satisfechos con que el fiscal general Keith Ellison actuó de manera decisiva, arrestó y acusó a todos los oficiales involucrados en la muerte de George Floyd, y agravó el cargo contra Derek Chauvin a homicidio de segundo grado», tuiteó Ben Crump, uno de los abogados de la familia del hombre afroestadounidense asesinado la semana pasado cuando era detenido en Minneapolis.

Poco antes, durante una visita a un memorial levantado en el corazón de esa ciudad con la familia Floyd, Crump había presionado a Ellison para que impute a los tres policías que miraron impávidos mientras Chauvin se arrodillaba sobre el cuello del hombre afroestadounidense de 46 años durante casi nueve minutos.

Crump había pedido que se los impute a todos antes de mañana, cuando se realizará el funeral, un evento que seguramente congregara a una multitud, incluidas las principales autoridades de la ciudad y el estado de Minnesota.

La decisión de Ellison podría sostenerse en una segunda autopsia oficial difundida hoy y que, a diferencia de la primera, confirma lo que sostiene el examen que hicieron los peritos de la familia Floyd: el hombre murió por asfixia y, por lo tanto, se trata de un homicidio.

La ola de protestas que desató el asesinato de Floyd el lunes 25 de mayo no solo se tradujo en manifestaciones en las calles, sino en una mayor presión sobre los departamentos de policía locales para sancionar a los oficiales que abusan de su autoridad.

Uno de los casos más emblemáticos del momento sucede en Atlanta, donde la jefa de la Policía, Erika Shields, reaccionó rápido y despidió a dos oficiales y suspendió a otros tres que atacaron a dos estudiantes universitarios que viajaban en su auto cerca de una protesta, un caso que se viralizó en las redes sociales.

Pero ayer un fiscal fue aún más lejos e imputó por delitos penales a los seis oficiales sancionados, lo que fue criticado por Shields, quien ya había advertido sobre el creciente malestar en la fuerza.

«Los oficiales fueron despedidos porque me pareció que eso era lo que tenía que pasar. Eso no significa para nada que me quedaré sentada en silencio mientras veo a mis empleados siendo arrastrados por un tsunami de manipulación política durante un año electoral», aseguró la jefa de Policía, citada por el canal CNN.

Mientras la tensión crece alrededor de las policías locales, que siguen siendo la primera línea de las fuerzas de seguridad frente a las masivas protestas y saqueos intermitentes, el secretario de Defensa, Mark Esper, se refirió a la posibilidad de sacar a los militares a la calle, como amenazó con hacer el presidente Donald Trump esta semana.

En una conferencia de prensa desde el Pentágono, Esper aseguró que no cree que la llamada Ley de Insurrección, que permitiría el despliegue de tropas en el territorio, deba ser aplicada en este momento.

«Solo puede invocarse en situaciones más urgentes y graves. Y esa no es la situación ahora», sostuvo.

Sin embargo, al mismo tiempo, el Pentágono informó por escrito que que había trasladado a 1.600 militares a la región de la capital, aunque aclaró que no están desplegados en las calles, sino en bases cercanos, según la agencia de noticias DPA.

Ayer, por primera vez, se vio a oficiales en uniformes militares pero sin insignias en las calles adyacentes a la Casa Blanca y alrededor de edificios simbólicos de la capital.

Pese a que la retórica política sigue escalando y las protestas y los toques de queda se mantienen firmes en las principales ciudades del país, ayer Estados Unidos vivió una noche mucho más tranquila que las anteriores.

Hubo saqueos esporádicos en Nueva York y horas antes un más que inusual cacerolazo en Washington, además de manifestaciones también mayormente pacíficas en otras ciudades, como Los Ángeles, St. Paul, en Minnesota, o Houston, informaron las policías locales.

Hasta el momento ya hay más de 9.000 personas detenidas en todo el país.

Tras el respiro que dio esta noche más calma, el presidente Trump dio una entrevista radial con la cadena de noticias Fox y aseguró que el viernes, cuando los medios del país informaron que se había refugiado en el bÚnker de la Casa Blanca por las crecientes protestas en los alrededores, él en realidad sólo había bajado para «una inspección».

«Estuve ahí durante un pequeño y corto período de tiempo. Fue en realidad más una inspección. He bajado ahí dos o tres veces – siempre para inspeccionar. Uno baja, algún día lo podes necesitar…y bajas para verlo», explicó el mandatario, que fue ridiculizado por los manifestantes y por la oposición tras la noticia del viernes.

En tanto, su probable rival electoral en las elecciones de noviembre, Joe Biden, volvió a criticar la gestión de la crisis de Trump en un spot de campaña, en el que prometió «ser un presidente que asuma la responsabilidad de sus actos».

Pese al duro momento que vive Trump, no solo por la crisis política desatada por el asesinato de Floyd sino también por la pandemia de coronavirus que ya dejó más de 100.000 muertos, Biden recién ahora está intentando levantar su perfil y convertirse en la principal voz política que desafía al mandatario.

Hasta ahora, una de esas voces ha sido el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, y ahora, cada vez más, el coro heterogéneo que surge de las calles.

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