MARTES, 26 DE NOV

El impacto planetario de la cumbia que Coronel muestra como cineasta y músico

Haciendo un delicado equilibrio y un doble esfuerzo que grafica contando que estuvo de gira “entre la cámara y el acordeón”, Pablo Ignacio Coronel dirigió y toca en “Cumbia que te vas de ronda”, un peculiar viaje musical que recorre 10 países y que desde mañana llega a Cine.ar TV y Cine.ar Play.

“Quise mostrar lo que pasa con la cumbia en nuestros países y también en latitudes donde no existe”, postula Coronel durante una entrevista con Télam que realiza desde una casa de campo en Portugal donde ensaya con quienes comparte la banda Rosa Mimosa.

Radicado en el país lusitano para rastrear parte de sus raíces familiares, el músico y cineasta destaca que “Cumbia que te vas de ronda” “hubiese sido muy difícil si no tuviéramos un pie en la música”.

El filme, una producción de Pensilvania Films (Argentina) en coproducción con Bolivia, México, España y Portugal, cuenta con guión de Coronel y Analía Bogado, una banda de sonido compuesta por Olmo Marín y un viaje que llegó a Japón, Vietnam, Filipinas y Camboya.

El documental que el jueves 11 y sábado 13 a las 20 se verá por Cine.ar y entre el viernes 12 y el jueves 18 en Cine.ar Play se nutre de la participación de músicos y bandas como Totó la Momposina (Colombia), Juan Sebastián Ochoa (Colombia), Coco Barcala (Argentina); Los Mirlos (Perú); Celso Piña (México); Agua Sucia y los Mareados (Argentina); Los Orientales de Paramonga (Perú); Rosa Mimosa y sus Mariposas (Portugal) y Shogo Komiyama (Japón).

“Queríamos estrenar lo antes posible pero la chance de hacerlo ahora, después de conocer la cancelación del Bafici donde habíamos sido seleccionados, nos tomó de sorpresa”, confiesa el realizador antes de subrayar que “esto tiene mucho valor por darse en una plataforma democrática y popular”.

Télam: ¿Qué fue primero en vos, la música o el cine?

Pablo Ignacio Coronel: Primero la música que estudié desde niño y a los 12 quedé impactado con las guitarras eléctricas y tenía la idea de ser pianista. Pero luego lo audiovisual fue el trabajo y la música la parte terapéutica.

T: En ese camino tuviste un largo recorrido profesional aunque no dejaste de tocar e hiciste tu primer filme combinando ambos mundos con “Cumbia La Reina” (2015) ¿En qué situación estás ahora?

PIC: Desde hace unos tres años cuando me radiqué en Portugal, ocurrió que apareció una banda y yo estaba en el lugar y en el momento correcto y pude enfocarme en lo musical dentro de Rosa Mimosa.

T: ¿Qué te despierta la cumbia?

PIC: Descubro el poder la cumbia en 2008 con la banda Ay Rocamora donde tocábamos una única cumbia y esa pieza era muy requerida. Esa sorpresa me llevó a tomar la cumbia como algo que me interesaba más allá de ser una música relegada a las clases bajas y que por el fenómeno de la cumbia villera estaba en boca de todos pero nunca era aceptada.

T: ¿Quisiste ir más lejos?

PIC: Me dejó muy impactado y me hizo ruido por mi interés en todo lo que tenga que ver con las tradiciones. Eso le dio a la cumbia un potencial extra en relación a otros géneros, además de poner en valor algunas de sus características más notorias: su simpleza, su potencia, su carácter bailable que invita a pasarla bien.

T: ¿Qué apareció en la indagación?

PIC: Su raíz negra indígena quizá en Cartagena y su evidente raíz popular en una parte de la sociedad desplazada. Había en ella un factor social interesante y no solamente un género musical atractivo que reunía al negro esclavo y al indígena perseguido y que suena de diversas maneras por toda Latinoamérica.

T: ¿Cómo se tradujo eso en la película?

PIC: Mi primera investigación me lleva a buscar artistas y protagonistas. A medida que avanzamos en el armado del guión noto un discurso paralelo que se ramifica como identificación en toda Latinoamérica, pasar por Europa y hasta llevarla a Asia como para hacer un experimento.

T: Toda una aventura…

PIC: Sí (risas). Fue como tratar de hacer un pantallazo amplio. Desde las raíces hasta ver qué pasa al provocar eso llevándolo al extremo. Y aunque fue un alcance muy íntimo, tanto en Vietnam como en Camboya tocamos en la calle y llamamos la atención.

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