MARTES, 26 DE NOV

Precios acordados y agroecología avanzan en el Mercado Central, donde “al principio había temor porque venía Nahuel de la UTT…”

Entrevista a Nahuel Levaggi, principal dirigente de la Unión de Trabajadores de la Tierra.

Foto: Gentileza Viojf /Revista Cítrica

Por Matias Longoni

“Al principio había temor: venía Nahuel de la UTT a comerse el mundo”, reconoce el propio Nahuel Levaggi, principal dirigente de la Unión de Trabajadores de la Tierra. El mundo sobre el que construye esta autorreferencia no es ni más ni menos que el Mercado Central de Buenos Aires, el mayor centro de abastecimiento de frutas y verduras en el Area Metropolitana Buenos Aires (AMBA), una región con 18 millones de bocas que alimentar.

Es un lugar espeso por el que alguna vez pasaron figuras realmente violentas y grotescas, como el matarife Alberto Samid, el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno o hasta el ex subcomisario Luis Abelardo Patti, que fue expulsado de la Cámara de Diputados por cometer delitos de lesa humanidad. Pero ese mundo al parecer le tenía más miedo a él, al Nahuel de la UTT que llegaba con algunas ideas transformadoras a cuestas.

Designado por el gobierno nacional, Levaggi asumió la presidencia de la Corporación que administra ese mundo tan particular el 25 de marzo pasado, apenas unos días después del arranque de la cuarentena. Su irrupción en pleno mercado, en el corazón de La Matanza, provocó algo de miedo, sí. La UTT es una de las organizaciones más convocantes de pequeños y medianos productores, y acuñó bastante antes que otros un par de términos que hacen ruido en el debate política actual, como “soberanía alimentaria”, “acceso a la tierra” y “agroecología”.

Brrrrrrr… ¡Qué miedito! Llaga Nahuel de la UTT.

En diálogo con Bichos de Campo, Levaggi recuerda que cuando dejó de ser solo un militante del campo popular y pasó a calzarse el traje de funcionario público se encontró con dos pandemias simultáneas, la del coronavirus y la de los precios de las frutas y las verduras, que por aquellos días se habían disparado.

Es verdad que le tocó asumir en una situación bastante fea. En el primer caso porque había que definir un protocolo sanitario que permitiera al Mercado Central seguir operando y cumpliendo su función como principal centro de abasto mayorista. Hubo casos de contagios por la enfermedad, pero nunca se detuvieron las operaciones.

En el segundo caso, la pandemia de los precios, también era difícil el panorama inicial: en marzo los precios de la naranja y la cebolla se habían disparado (por problemas estacionales y de logística, la que se había complicado severamente por aquellos días) y había algunos intendentes que incluso salían a inspeccionar haciéndose los malos y hasta clausurando verdulerías. Todo hacía acordar entonces a Guillermo Moreno y sus malos modales. “Volvieron peores”, prensamos muchos.

“Nosotros lo que hicimos fue convocar a asumir un compromiso solidario, entendiendo que la alimentación es un derecho y que quienes trabajan en la cadena de frutihortícola cumplen un rol social , además de un rol laboral y de renta. Estamos haciendo comida. Por eso lo llamamos Compromiso Social de Abastecimiento”, recuerda ahora Levaggi.

-En ese momento mucha gente dijo que se venía lo peor, el control de precios… Pero la verdad es que pasan las semanas y yo no escucho a los operadores del Mercado quejarse.

-Es que nosotros les propusimos hacer una acuerdo semanal de precios. Y lo acuerdan los puesteros y las puesteras (en adelante usaremos el os/as para no saturar a los lectores, tratando de respetar el lenguaje inclusivo de Nahuel). No son precios que propone el Mercado Central ni la Secretaria de Comercio. entendiendo además que -y yo sigo siendo del sector, como referente de la UTT-, es muy difícil si no tenés una cadena organizada poner un precio máximo y esas cuestiones en frutas y verduras, donde tenes tanta variabilidad.

Mirá la entrevista completa con Nahuel Levaggi:

Según el presidente del Mercado Central, este acuerdo voluntario con los productores y comercializadores sirve además para “transparentar” la cadena. Las reuniones se realizan todos los jueves al mediodía desde el 25 de marzo y desde allí el sistema de fijar precios de consenso funcionó sin interrupciones ni sobresaltos.

“Nuestro compromiso es poner precios para la papa, por ejemplo, pero en cantidad y en calidad. El objetivo no es poner una bolsita con tres papas a 10 pesos. Eso es mentira”, enfatiza.

-¿No es, como en otras épocas, solo para la foto del INDEC?

-No trabajamos para el INDEC. Trabajamos para garantizar una racionalidad en la cadena, para que el productor gane bien y que el intermediario también gane razonablemente por hacer su trabajo.

Según Levaggi, hasta ahora el sistema funciona y se han ido incluso agregando productos a los acuerdos, intentando fortalecer el consumo de frutas y verduras de estación. También se ha lanzado en estos días una página web institucional del programa, para que los consumidores puedan ver los precios fijados cada semana y un listado de comercios de barrio que se han sumado voluntariamente al plan oficial.

-¿Y qué nivel de cumplimiento hay en verdulerías?

-Esto es algo en todavía en construcción. No es algo acabado. Primero hicimos un laburo acá adentro y luego pudimos proponérselo a otros mercados. Por ahora, el compromiso está acá, en este mercado. De ahí construimos una propuesta, un listado sugerido de precios para el comercio minorista, que recién ahora, a partir de un laburo que hicimos con los municipios, nos permite salir a convocar a las verdulerías para que se empiecen a adherir a este compromiso.

-¿Siempre es voluntaria esa adhesión?

-Siempre es voluntaria.

Levaggi comenta que por ahora hay solo tres municipios que han adherido fuerte a este plan, pero que a partir del lanzamiento de la página web muchas verdulerías de otras zonas del conurbano se están sumando voluntariamente, porque ganan clientes. Según Nahuel, el margen de rentabilidad que se plantea cada semana para el negocio minorista es “racional”.

El líder de la UTT aspira a a que este plan de precios acordados siga más allá de la pandemia y que se transforme en una política pública. En estas semanas, los precios sugeridos han evolucionado reflejando los altibajos tan típicos de los mercados frutihortícolas, que son muy dependientes de la estacionalidad.

-Si no fuera construido con esta racionalidad hubiera sino inviable. Y hubiera pasado lo que vos pensaste que iba a pasar, que es que a las tres o cuatro semanas ya no quedaría nada. Pero esto sirve porque es racional el planteo.

-Es cierto. Yo pensé que no iba a durar…

Nahuel está entusiasmado con el grao d e acuerdo que logró con los operadores del Mercado Central. y dfine “Esto llegó para quedarse”. Incluso por estos días quiere darle una vuelta de tuerca más al plan para comenzar a identificar productos específicos que provengan de la producción agroecológica.

–Vos llegaste con la idea de ir a fondo con la agroecología. ¿Por qué te parece tan necesario que haya una política en ese sentido?

-Primero porque casi que no hay políticas publicas hacia la alimentación. Hay algunas políticas hacia el sector agropecuario, otras políticas de control de calidad de alimentos. Hay una política de repartir alimentos a quienes lo necesitan. Pero no hay una visión integral de decir qué nutrientes necesitamos, donde los producimos y cómo los producimos. En la parte que nos toca a nosotros, vemos que se come poca fruta y verdura.

-¿Pero por qué la agroecología?

-Algo que históricamente sostuvimos desde la UTT es que tenemos que ir hacia un modelo de producción que fortalezca la producción agroecológica porque necesitamos comer más sano y para eso es necesario bajar los niveles de agroquímicos. Necesitamos por otro lado que el productor pueda liberarse de un modelo en base al dólar, del cual es esclavo.

-No entiendo…

-Cuando hay una disputa por los agroquímicos la principal víctima del modelo es el productor, que está preso del precio dolar. Tenemos que salir de eso para ser soberanos, porque si no viene Monsanto o Bayer para determinarte los modos de producción. Hay que darse cuenta que hay grandes multinacionales que viven de tu bolsillo.

-¿No es forzar demasiado la discusión con los productores?

-Recién te dije que el compromiso de precios se sostiene en el tiempo porque es racional y porque sirve. También la agroecología se va a sostener en el tiempo porque es racional y es sostenible. Le sirve mucho más al productor/a que un paquete tecnológico cerrrado. Ni siquiera tenés que plantear una racionalidad ambiental. Solamente mirate el bolsillo y date cuenta que hay grandes multinacionales que viven de tu laburo. Esa guita se la podes dar a ellas o te la podes quedar vos.

-En el Mercado te habrás encontrado con descendientes de tanos, de portugueses, que te dirían ‘no me vas a venir a enseñar a mi cómo producir…’

-Sinceramente no queremos enseñarle a nadie, lo que planteamos es un intercambio de saberes. Está muy lejos de nuestra manera una imposición. Si había un temor al principio de que venía Nahuel de la UTT a comerse el mundo . Pero en cuatro meses se demostró que no es así sino todo lo contrario. Como nunca en la vida la gestión del Mercado Central es abierta y participativa.

Después es real que hay una cuestión de época respecto de ir hacia una producción más saludable. No es que somos cuatro locos, el mundo va hacia eso. Tenemos que tender hacia esa producción o la historia nos pasa por arriba. Si esto se plantea de una manera racional, integradora y con facilidades, y si la capacitación técnica la pone el mercado, si diferenciamos el producto agroecológico, nos conviene a todos/as.

-¿Se puede comer bien y barato? Porque para algunos la agroecología parece solo una cuestión para chetos, para los que pueden acceder…

-No solo lo creo sino que en los almacenes de la UTT te vas a dar cuenta de que la producción agroecológica no es más cara que la otra. Ser orgánico tenia sí un valor agregado, y desde una visión mercantilista eso se impuso en un sobreprecio. Yo te estoy diciendo justamente que producir de manera agroecológica es más barato. Entonces no deberias cobra más sino lo mismo o más barato. Nosotros proponemos una alimentación sana para el pueblo, no para los chetos que tienen guita. Yo no voy a producir con veneno para los pobres y sano para los ricos. Es diametralmente opuesta nuestra concepción: queremos producir sano para todos/as y es factible.

-Ahora el concepto de soberanía alimentaria está muy manoseado. ¿Es más o menos de eso de lo que me estás hablando?

-Nosotros venimos hablando de soberanía alimentaria hace muchísimos años. Y tiene que ver con que si la política alimentaria la decidimos nosotros o si somos eslabones de un modelo y un programa que deciden otros/as en función de los intereses de una renta que encima va para otro país. Ni siquiera quedan acá. La soberanía alimentaria tiene que ver con eso, con la capacidad de poder planificar y decidir qué producir, cómo y para quién. Un paso es un paquete tecnológico que sea soberano. Otro paso es el acceso a la tierra para pequeños productores. Y otro paso es cadenas de comercialización racionales, porque no hay soberanía alimentaria si el conjunto de la población no puede acceder a los alimentos por el precio.

Nos despedimos de Levaggi preguntándole si se sentía más cómodo siendo aquel “Nahuel de la UTT” que metía miedo o el presidente del Mercado Central, funcionario de gobierno. Nos dice que para él no ha cambiado nada, y cuenta que algunos lunes, miércoles y viernes amanece a las 6 junto a los changarines tomando una sopa de verdura que los ayuda a combatir el frío.

De todos modos, Levaggi reconoce: “Lo que si tenemos ahora es un poder de acción. Pensamos que el Estado tiene que intervenir, y hoy una partecita de ese Estado está en nuestras manos. Como decía yo, ahora es cuando tenemos que hacer las cosas que hay que hacer”.

 

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