El laborismo inglés suma a dos destacados economistas
Se trata del Nobel estadounidense Stiglitz y del francés Piketty. Lo anunció el líder del partido, en el marco del congreso anual. Debemos dar seguridad a todos, no sólo a los ricos”, afirmó.
- Internacionales
- Sep 29, 2015
Jeremuy Corbyn, líder del Partido Laborista británico, anunció la creación de una comisión de expertos en economía, la cual contará con los aportes del Nobel de Economía estadounidense, Joseph Stiglitz, y con el economista francés Thomas Piketty.
Lo hizo en el marco del congreso anual de ese partido, oportunidad en que además enfatizó al decir que “me eligieron con un mandato claro contra la austeridad y para plantear una estrategia económica basada en inversiones, formación, empleo e infraestructura. Nuestra economía –agregó- debe dar seguridad a todos, no sólo a los ricos”, afirmó.
La citada comisión se reunirá bajo la presidencia del responsable de Finanzas laborista, John McDonnell, uno de los aliados más estrechos de Corbyn en el partido.
McDonnell es un defensor de la renacionalización del sistema ferroviario y de asumir la política de tipos de interés de la libra, una responsabilidad ahora en manos del Banco de Inglaterra.
A partir de ahora, el laborismo inglés tiene una brillante oportunidad para construir una nueva política económica que ponga en evidencia a la austeridad por el fracaso que ha sido en el Reino Unido y en Europa.
Renovado programa político
Los debates en el seno del laborismo podrían concluir con un renovado programa político, que incluya políticas que combinen crecimiento económico, menores niveles de pobreza y una política exterior más diplomática y menos bélica.
Durante las deliberaciones, Corbyn tendrá la difícil tarea de torcer el rumbo ideológico de la principal fuerza de la oposición del país.
El líder laborista adelantó que, a diferencia de congresos partidarios pasados, esta vez la militancia de base debe tener una voz más fuerte y una participación más directa en la formación del nuevo programa político, que será la bandera partidaria para ganar las próximas elecciones generales en 2020.
Pero no hay dudas de que el nuevo líder del partido y las bases que lo acompañan chocarán con la oposición del ala más moderada y abiertamente volcada hacia la derecha que supo construir el ex primer ministro Tony Blair desde los años 90.
Este sector posee la fuerza de ser la mayoría de la bancada del partido en el Parlamento nacional y, por ende, es parte de la cúpula de facto del laborismo.
“Ofrezco algo distinto”
En declaraciones al diario dominical The Observer, Corbyn, el veterano diputado de 66 años, adelantó que espera convencer, «incluso a aquellos que no son votantes laboristas», que él ofrece «algo muy distinto», más políticas de inversiones en infraestructuras en vez de medidas de austeridad.
El laborismo, que perdió las elecciones generales de mayo pasado bajo el liderazgo de Ed Miliband, deberá discutir temas espinosos como el futuro de la flota de submarinos nucleares Trident, el referéndum sobre la permanencia o salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) y políticas económicas centrales, sobre todo en materia fiscal y del Estado de bienestar.
No está claro si en la agenda de los próximos días aparecerá el tema del conflicto con Argentina por las islas Malvinas y la posición de Corbyn de abrir un diálogo con Buenos Aires.
En cambio, Corbyn ya adelantó que buscará que el partido apoye seguir dentro de la UE, aunque sostiene que deben haber reformas en el bloque regional, al que considera demasiado orientado por los principios de economía de mercado en vez de una unión política solidaria.
Al mismo tiempo, los sindicatos británicos, que han dado un fuerte respaldo a Corbyn en la elección interna, ya anunciaron que estarán a favor de una salida de la UE, si el primer ministro, David Cameron, negociara con sus socios europeos, como se espera, una mayor flexibilización de los derechos de los trabajadores británicos.
Como si esto no fuera suficiente, Corbyn adelantó hace unos días que buscará renacionalizar algunos sectores claves para la economía, como el sistema ferroviario, lo que significaría dar marcha atrás con uno de los principales legados neoliberales de la ex primer ministra Margaret Thatcher.