VIERNES, 22 DE NOV

Fin de época

El presidente de los Estados Unidos está tratando de quedarse con una elección que no ganó.

Por María Esperanza Casullo

El presidente de los Estados Unidos está tratando de quedarse con una elección que no ganó.

No, esa frase, aún siendo cierta, no alcanza a dar cuenta de la situación. No sólo el presidente está negando que perdió y está intentando diversas medidas judiciales y políticas para que lo declaren ganador a él, sino que la totalidad del Partido Republicano, todos los senadores republicanos (salvo dos) y una gran cantidad de funcionarios electos y de carrera de los estados (todos republicanos) lo acompañan.

Lo primero que hay que señalar es que los resultados de las elecciones no están en duda ni fueron ajustados. No se trata de una votación como la del 2000, que se definió por un puñado de votos en un sólo estado, Florida. Biden ganó el voto popular por tres puntos, 51 a 47 por ciento, el equivalente a seis millones de votos. Pero en EEUU al presidente no lo eligen los ciudadanos, sino sus representantes, en el Colegio Electoral (cada estado elige un número de electores más o menos proporcional a la población). Biden tiene 306 electores, y Trump 232. Entonces, esta elección no fue una landslide (avalancha) histórica para Biden, pero fue una victoria más que contundente. No un 54% a 16%, pero un más que claro 48 a 40, digamos.

Donald Trump seguramente no tendrá éxito en su estrategia, que es por demás delirante. Hasta ahora, las cortes estaduales en las cuales sus abogados presentaron pedidos de la anulación de elecciones rebotaron todas las quejas.

Hace un par de días, el equipo legal del presidente Trump dio una bizarra conferencia de prensa en donde su abogado estrella, Rudy Giuliani, pareció transpirar un extraño líquido marrón por toda su cara, mientras la otra abogada decía que los demócratas habían hecho fraude electrónico.

Puso como ejemplo que “todos sabían” que la compañía de software electoral Smartmatic había sido contratada por Argentina en 2019 para “alterar la elección” impulsada por Hugo Chávez y el dinero del comunismo. O sea, si entiendo bien, Chávez después de muerto convenció a Mauricio Macri para que contratase a Smartmatic sin licitación para que en la elección del 2019 gane Alberto Fernández. ¡No entiende quien no quiere!

Fuente: cenital.com

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