MARTES, 26 DE NOV

Alta participación en las elecciones presidenciales ecuatorianas

Millones de ecuatorianos votaron en unas polarizadas elecciones entre una derecha conservadora personificada en el empresario Guillermo Lasso y una izquierda atomizada, liderada por Andrés Arauz.

 

En una jornada de relativa tranquilidad pero constantes colas muy largas en la mayoría del país, millones de ecuatorianos votaron en unas polarizadas elecciones entre una derecha conservadora personificada en el empresario Guillermo Lasso y una izquierda atomizada, liderada por Andrés Arauz, quien se declaró ganador sin cifras oficiales, pero con sondeos de boca de urna que lo ubicaban primero y pronostican un balotaje.

Ni bien cerró la votación y antes de que se conozcan cifras oficiales, Arauz aseguró que su victoria es «de 2 a 1 frente al banquero», en referencia al principal candidato de la derecha, el empresario Lasso.

«¡Ganamos! Triunfo contundente en todas las regiones de nuestro bello país. Nuestra victoria es de 2 a 1 frente al banquero. Felicitaciones al pueblo ecuatoriano por esta fiesta democrática. Esperaremos los resultados oficiales para salir a festejar», tuiteó el joven economista.

Apenas minutos después, los primeros sondeos de boca de urna dieron ganador al economista Arauz con entre casi 35% y 36,2% frente a Lasso, quien obtendría entre cerca de 21% y 21,7%, según las encuestadoras locales Cedatos y Clima Social.

De confirmarse estos datos publicados por los canales de televisión Telesur y Ecuavisa, ninguno de los dos candidatos obtendría la mayoría absoluta de votos válidos ni el 40% de los sufragios, con una diferencia de 10% sobre la segunda fuerza, necesarios para alzarse con el triunfo en primera vuelta.

Sin embargo, en medio de la alegría por los primeros resultados no oficiales, desde la campaña de Arauz aún no abandonan la esperanza de ganar en primera vuelta.

«Creemos que hay que esperar los resultado oficiales. Los sondeos de boca de urna a menudo se quedan cortos por el voto oculto», explicó a Télam el excanciller del Gobierno de Rafael Correa y actual asesor de campaña, Guillaume Long, en referencia a la intención de voto que no suele aparecer en las encuestas.

Lasso, por su parte, aún no reaccionó a los sondeos de boca de urna.

La jornada electoral, que había arrancado a las 7 (9 hora argentina) y en la que los ecuatorianos, además de elegir presidente, eligieron a 137 miembros de la Asamblea Legislativa y cinco representantes del Parlamento Andino en los 4.276 recintos habilitados en el país y otros 101 dispuestos en el exterior, se desarrolló en tranquilidad y con amplia participación de la ciudadanía.

«A pesar de la pandemia (de coronavirus) y de todo lo que ello implica, se vio una participación que se naturalizará con los datos oficiales, pero que seguramente supere el 70%», dijo a Télam Dolores Gandulfo, titular de la misión de observación de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (Copppal).

En las primeras horas de votación, observadores internacionales registraron demoras en las aperturas de algunos centros de votación y el correísmo denunció que las autoridades electorales no permitieron el ingreso de sus fiscales en algunos distritos.

«Hubo muchos problemas en la constitución de las mesas y el reemplazo con ciudadanos que llegaban a votar y tenían que ejercer como autoridad de mesa. En la mayoría de los casos se demoró media hora la apertura», explicó Gandulfo.

Sin embargo, en general, la jornada transcurrió sin violencia y con largas colas debido a las medidas de distanciamiento social, especialmente en Quito y Guayaquil, las dos principales ciudades del país.

En conferencia de prensa, el vicepresidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Enrique Pita, reconoció este problema que crecía con el correr de las horas: «Se han presentado circunstancias que desalientan a los electores en relación a colas muy extensas. Sin embargo, las instrucciones que se han dado desde las autoridades del Consejo Nacional Electoral a las Fuerzas Armadas es que se flexibilice esta situación, a efecto de permitir que las colas fluyan.»

Aunque la carrera presidencial la integran 15 hombres y una mujer -un récord en la historia de la democracia ecuatoriana-, solo dos parecen perfilarse para una probable segunda vuelta el 11 de abril: el banquero Guillermo Lasso y el protegido de Correa, el economista Andrés Arauz.

«¡Hoy es un día histórico! El triunfo, una sola vuelta, solo es posible si salimos a defender el voto de los ecuatorianos y estar vigilantes de que se cumpla la voluntad popular», tuiteó Arauz ni bien se comenzó a votar, un derecho que él mismo no podrá ejercer hoy ya que está empadronado en México, donde vivía y estudiaba desde 2017, cuando su último cargo público en el Gobierno de Rafael Correa.

Arauz retornó definitivamente a Ecuador en junio pasado y, aunque hizo el trámite para empadronarse en el país, el proceso no llegó a completarse para poder votar. Sin embargo, sí acompañó a su abuela de 106 años, Flor Celina Galarza, a hacerlo en Quito.

Lasso, en tanto, también se mostró con su familia en su casa en Guayaquil, antes de ir a votar en el centro de la ciudad.

Tras emitir su voto, aseguró que «el proceso electoral se realiza con completa tranquilidad» y se mostró confiado de que habrá un balotaje presidencial: «Hemos sufragado con todas las normas de bioseguridad. Lo que les puedo decir es que habrá segunda vuelta y nosotros estaremos ahí.»

Los comicios suponen el principio del fin del Gobierno de Lenín Moreno, quien termina su mandato sumido en un ocaso político, en plena crisis económica y sanitaria, con un criticado manejo de la pandemia, socialmente deslegitimado y tildado de «traidor» por el movimiento correísta que lo llevó al poder hace cuatro años.

 

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