MARTES, 26 DE NOV

Awada: «Soy un hijo del trabajo y de la comprensión»

Este jueves se estrena “El almuerzo”, en la que el actor interpreta al represor Jorge Rafael Videla. El filme cuenta la historia del almuerzo que compartieron los escritores Borges, Sábato, Ratti y Castellani con el dictador.

Alejandro Awada lleva largos años de carrera, tanto en la escena teatral como en cine y televisión, pero sin duda, éste es uno de los momentos más prolíferos de su carrera, y se ha convertido en uno de esos actores de cartel, que prestigian los ciclos o filmes en los que actúa, y que tracciona público con la sola mención de su nombre.

Por estos días, se encuentra protagonizando una de las mejores tiras que la televisión ha producido este año, “Historia de un clan”, en la cual se pone en la piel de Arquímedes Puccio, en una actuación tan oscura como descollante, que ha superado ampliamente la propuesta cinematográfica de la misma historia. Y además, el próximo jueves 29 llega a los cines de todo el país “El almuerzo”, la película de Javier Torre en la cual Awada le pone el cuerpo, nada más ni nada menos, que al dictador Jorge Rafael Videla.

Es decir, casi al mismo tiempo, ha interpretado a dos personajes siniestros directamente relacionados con el genocidio cometido durante la última dictadura militar. En ese sentido, en una entrevista concedida a Telam, el actor expresó que: «Estoy muy lejos de considerar que el personaje se adueñe de la persona, no hay chances, es un mito. Pero con estos dos, entre toma y toma, transitar esas zonas oscuras era muy poco agradable. Había una sensación física de desagrado».

El film narra el aciago encuentro que Videla tuvo con Jorge Luis Borges (Jean Pier Noher), Ernesto Sábato (Lorenzo Quinteros), Leonardo Castellani (Pompeyo Audivert) y Horacio Ratti (Roberto Carnaghi) el 19 de mayo de 1976, una semana después de la desaparición de Haroldo Conti (Jorge Gerschman).

La producción de Javier Torre, el mismo director también de Lola Mora y El Derrotado entre otras, inicia violentamente, reproduciendo el secuestro de Haroldo Conti y los malratos a su mujer Marta Scavac, realizado por un comando de las fuerzas de tareas de la dictadura cívico militar.

Al referirse a ese episodio en particular, Awada sostuvo: «No creo que hayan acordado con el Proceso, sino que hicieron lo que pudieron en medio de esa coyuntura de terror y pánico»

En cuanto a la película, un film de características corales, el actor destacó que “se formó un gran equipo”, lo que le facilitó el arduo trabajo de componer un personaje tan siniestro.

Al hablar de su profesión, el intérprete manifestó «disfrutar mucho» del gran momento profesional que atraviesa y al cual llegó siendo «un hijo del trabajo y de la comprensión para poder evolucionar».

«Soy hijo del ensayo y del error, del hacer para aprender y de aprender hasta que me vaya de este mundo. No creo en un hecho, sino en la prepotencia del trabajo. Trabajo mucho en profundizar el conocimiento de mí mismo», declaró, y nombró a  directores de la talla de Fabián Bellinsky, Carlos Sorín, Eduardo Mignona y Agustín Agresti como sus «grandes referentes» al momento de aprender sobre cine.

Una de las características de Alejandro Awada ha sido, desde sus comienzos, la humildad y la transparencia, cualidades que ha sabido sostener a lo largo de los años y a pesar de su creciente notoriedad. Con esa misma sencillez, señaló sentirse agradecido por su carrera: «estoy disfrutando mucho y voy por más. Voy por seguir evolucionando y a ser más generoso, en todo sentido. Quiero tener más en cuenta a los demás. Apunto a ser feliz y la felicidad está con el otro».

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