SáBADO, 16 DE NOV

El regreso del Tren de Punilla, cuando la realidad pretende dejar atrás la melancolía

Un grupo de vecinos decidió unirse y luchar por la recuperación del tren en Punilla, para de esa manera conectar Cosquín con Cruz del Eje, a través del ramal A1 (Tren de las Sierras) y poder llegar a la capital Cordobesa mediante un servicio ecológico, accesible y masivo. “Pasamos de no tener nada, a fortalecer la esperanza de un momento para el otro”, le dijo a Conclusión Raúl Zárate, vecino de Capilla del Monte e integrante de la Asociación Tren de Punilla.

Por Alejandro Maidana

Cuando se acaben las vías
Tendrán que leer los diarios
Yo no pienso recular
Palabra de ferroviario

El tren, ese medio de locomoción que en sus vagones cargaba un bagaje repleto de historias y magia, hoy lucha por pegar la vuelta desde la estación esperanza. Amigo de lo posible, adalid de los desvalidos y compañero del medioambiente, este catalejo que acercaba los paisajes más maravillosos de nuestro país, no se resigna a ser solo una foto en un húmedo y desvencijado andén ferroviario.

Como olvidarnos del tren, si aún escuchamos su ulular cuando cerramos los ojos para de esa manera, poder aferrarnos con fuerza a los recuerdos más cálidos que sabemos cobijar. El tren es el grito de esa hinchada futbolera, que, fundida entre gorros, banderas y vinchas, acumulaba kilómetros para poder ver de cerca al suyo. Ahí va el tren, empujando la igualdad de posibilidades, porque para los privilegios, nunca hubo boleto.

La primera línea ferroviaria argentina se inauguró en 1857. Solo llegó dos años después de la firma de los convenios entre el Estado argentino y una serie de empresas inglesas. Entre 1880 y 1915, la red ferroviaria argentina pasó de tener 2234 kilómetros a más de 35 000 kilómetros de longitud, lo que la convirtió en la más larga del continente de América del Sur y la octava más larga del mundo.

La red ferroviaria comenzó en la década de 1930 a enfrentar crecientes problemas de costes e inversión. Asimismo, las empresas británicas comenzaron a sufrir problemas derivados de la menor rentabilidad de estas líneas, allí el Gobierno nacional les concedió a los capitales británicos, un “tratamiento benévolo”, así se lo referenció. De este modo, por ejemplo, facilitó que el transporte británico se transformara en un monopolio y que a los trenes y tranvías se le sumaran los camiones y autobuses o colectivos.

Todo ello desembocaría en una posterior nacionalización de los ferrocarriles en tiempos de Juan Domingo Perón. Entre 1946 y 1948 todas las líneas férreas fueron nacionalizadas bajo la órbita de la Empresa de Ferrocarriles del Estado Argentino (EFEA, luego Ferrocarriles Argentinos)​. Aproximadamente a partir de 1976 entró en una época de reducción acentuada durante los tiempos de la última dictadura militar, período en el cual se incrementó el levantamiento de vías y la clausura de ramales.

En esta época dejaron de circular también muchos trenes de pasajeros, especialmente los que iban a la región noroeste del país, en un contexto de casi nulas inversiones, lo que terminó generando un grave deterioro de la infraestructura. El mazazo que faltaba para dejar tambaleante y fuera de carrera a la red ferroviaria, llegaría en los 90 gracias a las políticas neoliberales aplicadas por Carlos Saúl Menem.

Tras un prolongado período de hiperinflación en la década de 1980, acompañado de un fuerte aumento del déficit fiscal y una fuerte caída en las reservas, el Gobierno argentino de Carlos Menem se dispuso a privatizar. Y tiró de la privatización de empresas públicas empresas de servicios públicos (teléfono, gas, electricidad y agua), junto con toda la red ferroviaria.

La cancelación masiva de servicios llevó al surgimiento de centenas de pueblos fantasma que previamente vivían del ferrocarril como fuente de trabajo, abastecimiento y comunicación. Mientras que, en 1947, la red ferroviaria total era de 47 000 kilómetros de longitud, hoy ha quedado reducida a solo 18.000 kilómetros operativos, de los cuales unos 4.000 son para pasajeros y el resto para mercancías, sostiene Gonzalo Prieto en su vital investigación para <Geografía Infinita>.

A 30 años de la privatización y desguace del sistema ferroviario argentino, el Tren de Punilla oficia de ariete para un regreso sumamente necesario

La agrupación es ATP (Asociación Tren de Punilla) está conformada por varias personas que se encuentran morando en distintas localidades del Valle de Punilla, como así también en Córdoba Capital. “Nuestra lucha arrancó años atrás con la intención de que el tren regrese a nuestra zona y que podamos gozar nuevamente de los servicios de un medio de locomoción como ese. Es preciso rescatar que nosotros nos encontrábamos en otra asociación, provenimos de un desprendimiento de la misma, si bien la tónica es la misma, al igual que el fin, lo que hemos variado es la metodología de trabajo. Con algunas asociaciones trabajamos en paralelo, y con otras nos plegamos a distintas campañas ambientales, un ejemplo de ello fue oponernos a la autovía de montaña”, indicó Raúl Zárate, vecino de Capilla del Monte e integrante de ATP.

 

Esto es nacional, y hoy en día existen varias asociaciones a lo largo y ancho del país solicitando la vuelta del tren, destacando que en algunos casos se ha avanzado

La tarea estuvo inicialmente abocada a la concientización de lo que significó la pérdida del tren para nuestro país, ya que el acostumbramiento a no tenerlo, ha sabido ganar mucho terreno. “Siempre intentamos explicitar las muchas cosas positivas que tiene este medio de locomoción, socializándolas con la gente. Hemos iniciado distintas campañas de firmas con el pedido del regreso del tren a Punilla, que acercamos a la legislatura de Córdoba, buscando también que las mismas puedan llegar a Nación de ser posible. Esto es nacional, y hoy en día existen varias asociaciones a lo largo y ancho del país solicitando la vuelta del tren, destacando que en algunos casos se ha avanzado”.

Fueron muy pocas las personas que se negaron a firmar, la enorme mayoría lo hizo con gusto y muchísima melancolía

Con las campañas de firmas se aprovecharon todos los eventos y festivales posibles para poder llegar masivamente a la gente. Allí las mesitas, los banners y las planillas se fundían en largas charlas con aquellos que aún siguen extrañando al tren, y que no dudaron en compartir sus anécdotas y experiencias. “Fueron muy pocas las personas que se negaron a firmar, la enorme mayoría lo hizo con gusto y muchísima melancolía. Una vez finalizadas estas actividades, confluimos en un proyecto que, si bien fue presentado, lamentablemente quedó en la nada, ya que fue corrido hacia los márgenes y cajoneado”.

La intención es ir recuperando las distintas concesiones para que estas pasen a ser nuevamente patrimonio del Estado, esto sin olvidar que con los cuatro años de Macri se vio frenado

Lo que siempre se buscó fue el reconocimiento político, no tanto por la causa que se impulsa, sino para que se pueda entender que el cierre del mismo, se trató de una decisión política, y de la misma depende su regreso. “Nosotros nos enteramos prácticamente sobre el momento que se estaba aplicando nuevamente la ley que en 2015 Cristina Fernández Kirchner había impulsado, la misma habla del recupero del tren a través de una asociación del Estado (Ferrocarriles Argentinos). La intención es ir recuperando las distintas concesiones para que estas pasen a ser nuevamente patrimonio del Estado, esto sin olvidar que con los cuatro años de Macri se vio frenado, pero hoy existe voluntad política del actual presidente que, a través de su Ministro de Transporte, Mario Meoni, se comprometió en avanzar con las obras”.

En nuestra zona desde el mes de noviembre se viene trabajando para reactivar las distintas vías férreas, para arrancar definitivamente con el tren del Valle de Punilla

Un camino que promete dejar atrás el sendero de los sueños, para convertirse en una imprescindible realidad. La insistencia de las distintas organizaciones, hoy se ve reflejado en las distintas obras que avanzan. “En nuestra zona desde el mes de noviembre se viene trabajando para reactivar las distintas vías férreas, para arrancar definitivamente con el tren del Valle de Punilla. En esta zona al tren lo teníamos funcionando hasta Cosquín, no con una buena frecuencia, ni con una importante cantidad de formaciones, es decir, con muchas dificultades, pero la gente lo utilizaba mucho por lo económico. Para hacernos una idea estimativa de los costos, el boleto no superaba los $15 a Córdoba capital, cuando en ómnibus teníamos que hablar de unos $300, una diferencia abismal”.

Pasamos de no tener nada, a fortalecer la esperanza de un momento para el otro, no vamos a dejar de insistir hasta el regreso de un medio de transporte al cual consideramos imprescindible por lo popular y accesible

La intención es mantener los precios populares, algo que favorecería muchísimo al bolsillo de la gente, siempre el tren fue un servicio sumamente accesible y amigable con el medioambiente. “Todo está muy encaminado para poder disfrutar de la vuelta del tren, las obras avanzan al igual que la limpieza y el desmalezamiento de las vías, esto ha llegado hasta Valle Hermoso. De no mediar imprevistos, esta primera etapa se estaría inaugurando el 25 de mayo próximo, y según parece luego continuaría hacia el norte, donde la segunda etapa culminaría en La Cumbre para luego continuar hacia Capilla del Monte. Claro está que con el correr del tiempo la idea es que sea Cruz del Eje el final de recorrida de este sueño por el cual venimos bregando hace tempo. Pasamos de no tener nada, a fortalecer la esperanza de un momento para el otro, no vamos a dejar de insistir hasta el regreso de un medio de transporte al cual consideramos imprescindible por lo popular y accesible”.

Desde aquí se oye el silbato del tren, viene atravesando raudamente los distintos paisajes de una Argentina que transpira federalismo. Si hasta parece que las lúgubres estaciones ferroviarias rebosan nuevamente de alegría, aquellos pueblos convertidos en meras taperas, hoy vuelven a abrazar fervientemente la idea de recobrar vida. Desde aquí se oye el silbato del tren, a preparar un ligero equipaje, que los durmientes ya comienzan a tararear la más dulce de sus canciones.

 

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