Promulgaron la ley de cuidados paliativos para pacientes y acompañamiento de sus familiares
Este tratamiento se hace "a través de la prevención y alivio del sufrimiento por medio de la identificación temprana, evaluación y tratamiento del dolor y otros problemas físicos, psicológicos, sociales y espirituales".
- Conclusión en Buenos Aires
- Jul 21, 2022
El Gobierno promulgó este jueves la Ley Nacional de Cuidados Paliativos, sancionada el pasado 5 de julio por la Cámara de Diputados, que asegura prestaciones integrales a los pacientes con patologías degenerativas y el acompañamiento a sus familias.
El decreto 417/2022 de promulgación de la Ley 27.678 fue publicado este jueves en el Boletín Oficial con las firmas del presidente Alberto Fernández; el jefe de Gabinete, Juan Manzur; y la ministra de Salud, Carla Vizzotti.
La norma tiene por objetivo “asegurar el acceso de los pacientes a las prestaciones integrales sobre cuidados paliativos en sus distintas modalidades, en el ámbito público, privado y de la seguridad social y el acompañamiento a sus familias”.
>Te puede interesar: Convirtieron en ley el acceso a cuidados paliativos para pacientes y familiares
La ley define a los cuidados paliativos como «un modelo de atención que mejora la calidad de vida de pacientes y familias que se enfrentan a los problemas asociados con enfermedades que amenazan o limitan la vida».
En ese sentido, plantea el desarrollo de una estrategia de atención interdisciplinaria centrada en la persona, que atienda las necesidades físicas, psíquicas, sociales y espirituales de los pacientes que padecen enfermedades amenazantes y/o limitantes para la vida.
También busca promover el acceso a las terapias tanto farmacológicas como no farmacológicas disponibles y basadas en la evidencia científica para la atención paliativa; y promover la formación profesional de grado y posgrado, la educación continua y la investigación en cuidados paliativos.
El texto del proyecto había sido aprobado por el Senado en octubre de 2020, consiguió sanción definitiva el 5 de julio pasado en la Cámara baja, y define a los cuidados paliativos como «un modelo de atención que mejora la calidad de vida de pacientes y familias que se enfrentan a los problemas asociados con enfermedades que amenazan o limitan la vida».
Este tratamiento se hace «a través de la prevención y alivio del sufrimiento por medio de la identificación temprana, evaluación y tratamiento del dolor y otros problemas físicos, psicológicos, sociales y espirituales».
PARA SALDAR UNA DEUDA
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a los cuidados paliativos como «un enfoque que mejora la calidad de vida de los pacientes (adultos y niños) y sus allegados cuando afrontan problemas inherentes a una enfermedad, previniendo y aliviando el sufrimiento a través de la identificación temprana, la evaluación y el tratamiento correcto del dolor y otros problemas, sean estos de orden físico, psicosocial o espiritual».
La psicóloga y especialista en cuidados paliativos, Silvina Dulitzky, opinó ante Télam que proporcionar estos instrumentos «es una responsabilidad ética de los sistemas de salud y del Estado, sin embargo «algunos estudios estiman que a nivel mundial sólo un 14% de las personas que necesitan asistencia paliativa la reciben, con un porcentaje similar en nuestro país».
En resumen, la especialista señaló que la normativa permitirá ordenar y fortalecer los equipos y servicios existentes; lograr asistencia en los lugares de residencia de los pacientes, evitando la migración a centros urbanos de mayor complejidad, y permitiendo que puedan morir en su lugar de origen; optimizar la formación de los profesionales; mejorar estas prestaciones tanto en domicilio, como en unidades específicas de internación y en los equipos hospitalarios; facilitar la evaluación y tratamiento del dolor severo, presente en el 80% de los pacientes de cuidados paliativos; mejorar la disponibilidad de medicamentos esenciales en cuidados paliativos ; incrementar la capacidad de cuidado de las comunidades con entrenamiento y educación y preservar la dignidad de la persona enferma y de su entorno afectivo durante todo el transcurso de la enfermedad y aún en la proximidad de la muerte.