SáBADO, 16 DE NOV

Catalejo TV: el impacto socioambiental del trigo transgénico

En esta oportunidad dialogamos con el médico y docente universitario Damián Verzeñassi. Junto a él, complejizamos el debate sobre el avance de una producción que asegura un profundo impacto sanitario.

 

Todas las semanas se emite por Conclusión un ciclo que buscará acercar la realidad, para poder intepelarla profundamente. Es por ello que Catalejo, a lo largo de treinta minutos, abordará diversos temas ligados a la actualidad, cultura, salud, política, opinión e investigación, tratando de amplificar, en todos los casos, un imprescindible debate.

En esta oportunidad, Damián Verzeñassi brindó minuciosos detalles sobre la peligrosidad -refiere- de la aprobación del trigo HB4 en nuestro país. En su visión, se trata de una producción que asegura más concentración de tierras, desplazamientos, venenos, y menos soberanía. Por ello, la necesidad de problematizar el debate empujó a generar un intercambio sumamente necesario con quien viene resistiendo desde la ciencia digna.

En las últimas horas, la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CNTBio) de Brasil aprobó la liberación comercial del trigo genéticamente modificado HB4 para uso exclusivo en alimentos, raciones y productos procesados. Desde Bioceres Argentina lo celebraron como una gesta. Desde el Colectivo Trigo Limpio plantearon dudas respecto a lo que «esconde» el trigo transgénico.

Este modelo de agricultura concentra capital, reprimariza la economía, incrementa la dependencia, profundiza la desigualdad económica y social, destruye ecosistemas, amenaza la soberanía alimentaria y deja a su paso territorios devastados ambiental y socialmente. El avance de la frontera agrícola solo puede garantizar concentración, hambre y enfermedades, la realidad de los pueblos fumigados, expoliados y desintegrados desde su médula, nos muestra una realidad que se pasea desnuda.

“Estamos contemplando nuevamente los desvaríos de una ciencia absolutamente perdida al servicio de las corporaciones, y que nada aporta a la mejora de la calidad de vida de la población ni del planeta. Más aún en un contexto de calentamiento global, y en el medio del fracaso estrepitoso de la reunión de Glasgow por vez número 26. En principio es menester hacer dos aclaraciones, primero decir que el trigo en Argentina por una cuestión cultural forma parte de nuestra dieta nutricional. Y el otro punto, tiene que ver con el impacto sanitario, basta repasar los números en el consumo de agrotóxicos para alarmarse”, sostuvo Verzeñassi.

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