Brian Aguirre rompió con la monotonía de Newell’s y fue la clave de un triunfo importante

La 'Lepra' comenzó yendo de mayor a menor y parecía diluirse en la previsibilidad, pero un gran ingreso del joven delantero leproso le terminó dando al rojinegro tres puntos importantísimos para levantar cabeza desde lo anímico y empezar con el pie derecho en la Liga.

Por Santiago A. Fraga

Cuando todo hacía parecer que Newell’s iba a empezar la Liga con la misma mala cara con la que había terminado en la Copa, diluyéndose en la previsibilidad y la monotonía, un estupendo ingreso de Brian Aguirre en el segundo tiempo terminó por darle a la ‘Lepra’ un triunfo fundamental para levantar cabeza desde lo anímico y empezar el torneo con el pie derecho.

El arranque del partido del equipo de Mauricio Larriera fue de mayor a menor, con unos buenos primeros minutos pero quedándose rápidamente sin ideas. Con la necesidad de un revulsivo que aporte una alternativa en el ataque, y aprovechando el cansancio de un Platense que hizo un fuerte desgaste, un Aguirre en gran nivel terminó siendo la llave para que el rojinegro encuentre el arco y pueda ganar 2 a 0.

Ya desde el once inicial Larriera incluyó varias sorpresas en relación a sus esquemas habituales, con la aparición como titulares de jugadores que no eran tenidos en consideración normalmente como Lucas Hoyos, Guillermo Balzi o Jerónimo Cacciabue, y un esquema 4-4-2 con los recién mencionados como volantes por cada banda y con Francisco González como segundo punta acompañando a Juan Ignacio Ramírez.

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Con este equipo, la ‘Lepra’ controló la pelota y tuvo algunos avances interesantes en los primeros minutos, en los momentos en que pudo conectar a sus laterales con los volantes en el tercio final para romper la línea defensiva del ‘Calamar’.

En ese tramo tuvo dos buenos avances, siendo el más claro un centro bajo que González no pudo cambiar por gol en dos oportunidades, con una buena reacción del arquero Juan Cozzani.

Sin embargo, ese arranque que hacía parecer que Newell’s iba a tener un partido tranquilo y jugado a su ritmo, se fue desdibujando muy pronto.

Platense comenzó a agregar más intensidad a la presión alta y a cargar aún más la marca sobre jugadores eje como Éver Banega, y apenas con ese esfuerzo (acompañado de un buen despliegue físico) le bastó para neutralizar rápidamente la peligrosidad de Newell’s.

 

 

Con las principales vías cortadas, Newell’s se quedó pronto sin ideas y los últimos 25 minutos se jugaron más en terreno ‘leproso’ que ‘calamar’, aún cuando la posesión era del local.

Con Banega anulado, sin poder encontrar a Ramírez, con los defensores sin poder hacer pie y con los volantes sin poder generar estabilidad y peligro, Newell’s entró en una meseta soporífera, que supo padecer durante toda la parte final de la Copa de la Liga anterior.

En la segunda parte, el encuentro comenzó en idéntica sintonía, manteniendo una aburrida monotonía sin grandes llegadas.

Recién cerca de la barrera de los 20 minutos cada equipo tendría una llegada de riesgo importante. Primero Newell’s, con un buen contraataque encabezado por González que luego desaprovechó primero Ramírez al no poder controlar y después Cacciabue al definir sobre la salida del arquero.

Apenas dos jugadas después, Platense tuvo una muy clara con un cabezazo de Ignacio Vázquez que atajó muy bien Hoyos.

 

Cuatro minutos más tarde el ida y vuelta se repetiría. Primero, la ‘Lepra’ volvería a tener una chance por intermedio del ‘Colo’, que en dos tiempos se inventó un remate que pasó cerca del travesaño, y después el ‘Calamar’ tuvo la más clara del encuentro.

Glavinovich cometió un grave error saliendo lejos y mal, y tras un centro la pelota le quedó en los pies al ex rojinegro Lisandro Montenegro, que definió pésimamente en una posición inmejorable, para suerte de los ‘leprosos’.

A pesar de que el equipo mostraba claras señales de cansancio y la necesidad estratégica de realizar variantes, no fue hasta los 75’ que Larriera hizo variantes, dando ingreso a Fabricio Tirado y Brian Aguirre en lugar de Guillermo Balzi y Éver Banega, convirtiendo el esquema en un 4-3-3 con ‘Panchito’ como extremo y Cacciabue de interno.

Esa variante, y precisamente el ingreso del 18, terminaría siendo lo que rompería el partido y la tan ansiada llave de gol leprosa.

Cuando el partido parecía lentamente diluirse en su propia monotonía, en una jugada similar a la encabezada por ‘Pancho’, Aguirre lideró un contraataque que terminó con un centro desde la izquierda y un desvío que nuevamente le cayó a Cacciabue. El volante esta vez no falló y con un buen derechazo terminó poniendo el 1 a 0 para su delirio y el de todo el Coloso.

 

Con Platense sumido en el cansancio, y ahora también en la desesperación, Newell’s pudo volver a imponer las condiciones, y sumado a las piernas nuevas que significaron los ingresos de Ignacio Schor, Julián Fernández y Guillermo May, controló la recta final del encuentro y hasta tuvo chances para ampliar la diferencia.

Para mostrar que la jugada del gol no había sido casualidad y que efectivamente entró con un gran desempeño, como hace mucho no se le veía, a los 93′ Aguirre cambió por gol un tiro libre ejecutado de forma inteligente y formidable, por debajo de la barrera y contra el palo derecho de Cozzani, inatajable.

El llanto a la hora de festejar el gol demuestra el enorme peso que se sacó de encima el delantero después de tanto sufrimiento, logrando una actuación redentoria tras muchos meses en un bajo nivel que le terminaron costando en su momento la titularidad.

Gracias a él, Newell’s cerró el viernes con un gran triunfo que da aire para seguir trabajando y respirar. Si bien todavía se nota que hacen falta refuerzos y ajustes a este plantel, siempre es mejor poder trabajar sobre la victoria, y este 2-0 disipó un mar de dudas que seguramente se iban a posar sobre Larriera y sus dirigidos si los puntos no eran tres esta noche.

Párrafo aparte para Andrés Merlos, que en varias ocasiones del encuentro pecó de su exceso por querer protagonismo (lo mismo que ocurre con Fernando Espinoza) y se enroscó en discusiones innecesarias con varios jugadores (y hasta con colaboradores), calentando un encuentro tranquilo y repartiendo amarillas evitables para ambos lados.

 

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