El boxeador cubano-mexicano José Ángel «Mantequilla» Nápoles falleció este viernes en Ciudad de México a los 79 años, como consecuencia de numerosas complicaciones.

Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, informó el deceso del gran peleador, nacido en Santiago de Cuba el 13 de abril de 1940 y que se trasladó a México a los 21 años ante el rumor de que la revolución cubana iba a prohibir el pugilismo profesional.

Escurridizo, veloz y con buena técnica, Nápoles poseía una gran pegada; como profesional en el peso welter ganó 81 peleas, 54 por la vía rápida, con siete derrotas y 15 defensas del título mundial.

Elogiado por el mítico «Sugar» Ray Robinson, el púgil fue un artista del ring, que ganó su primer título mundial de la AMB y CMB en abril de 1969 al derrotar por nocaut al estadounidense Curtis Cokes, a quien vapuleó en la pelea revancha.

Uno de los momentos emblemáticos de la carrera de «Mantequilla», quien se ganó su apodo por su capacidad para escurrirse ante los rivales, fue en febrero de 1974, cuando aceptó pelear en los pesos medianos con el argentino Carlos Monzón.

Aquella pelea, que ganó el sudamericano, un mediano natural que combatió con todas las ventajas, fue presenciada por el actor Alain Delon y le sirvió de escenario al gran escritor Julio Cortázar para escribir uno de sus mejores cuentos sobre deportes.

«Era como si Mantequilla comprendiera que su única chance estaba en la pegada, boxearlo a Monzón no le serviría como siempre le había servido, su maravillosa velocidad encontraba como un hueco, un torso que viraba y se le iba, mientras el campeón llegaba una, dos veces a la cara», escribió el autor de «Rayuela», uno de los más grandes cuentistas de la literatura en español.

Nápoles vivió mal sus últimos años. Dilapidó su dinero y murió en la pobreza, acosado por la diabetes, con problemas en el esfínter, enfisema pulmonar y demencia senil, entre otros padecimientos.