Se le escapó

Con un rendimiento de menor a mayor, el Canalla pudo remontar una historia que arrancó torcida desde el comienzo, pero no pudo sentenciarla y dejó vivo a su rival, que lo buscó hasta el final y se lo terminó empatando en el epílogo. Ignacio Malcorra y Jaminton Campaz, los mejores del equipo de Matías Lequi.

 

Rosario Central transita por el camino de la irregularidad en este tramo de la Liga Profesional. Le cuesta encadenar resultados positivos de forma sostenida, y ello conspira contra sus objetivos por lo que queda del segundo semestre. Es esa inestabilidad, junto con la falta de jerarquía y recambio de peso en el plantel profesional, lo que no le permite asentarse y consolidarse para aspirar a mas. Esta tarde-noche en su casa dejó pasar otra oportunidad para subirse al tren del protagonismo.

Cabe decir que enfrente tuvo a un buen Talleres que le hizo las cosas difíciles desde el comienzo. Es que, en el amanecer del partido de la hermosa tarde soleada de Arroyito, el conjunto cordobés pegó de entrada. En la primera llegada del encuentro, Rubén Botta le puso la pelota como con un guante a Matías Catalán, via centro, y el defensor, completamente solo, pudo acomodar el pie y definir cruzado para establecer la apertura del marcador. Como le había pasado en La Bombonera, en la fecha anterior, el Canalla nuevamente entró dormido y lo pagó caro.

Le llevó varios minutos al equipo de Matías Lequi reponerse del mazazo inicial. No hacía pie en el medio, porque Franco Ibarra y ‘Caramelo’ Martínez estaban desconectados, ya que ni marcaban ni clarificaban la salida, y también ofrecía ventajas en la última línea, sobre todo porque su rival supó encontrar los espacios a espaldas de los volantes centrales y los capitalizó perfecto, con un juego directo, vertical, a un toque. Matías Galarza, Ulises Ortegoza y el mencionado Botta fueron una complicación permanente para el fondo auriazul.

Axel Werner salvó un par de veces a Central de quedar en la lona con intervenciones certeras. ¿Lo único bueno? Jaminton Campaz estaba en su tarde, y encontró en Ignacio Malcorra a su antiguo y mejor socio en el campo. Haciendo gala de esas ‘pequeñas sociedades’ que tanto glorificaba César Luis Menotti, el colombiano y ‘Nacho’ se entendieron mucho con la pelota y, por ellos, el Canalla empezó a crecer y por lo menos se acercó más al arco de Guido Herrera.

El equipo de Lequi lo pudo empatar con un penal que Malcorra cambió por gol abriendo el pie de zurda contra el palo derecho del uno de la «T». Igualdad necesaria para serenarse y volver a arrancar. Por la conexión de su mejor dupla se permitía ilusionarse arriba, pero de mitad de cancha para atrás seguía con filtraciones. Claramente, cualquier cosa podía pasar. El ritmo frenético hizo muy entretenido el trámite. Así se fueron al descanso, con promesas de más emociones en la segunda parte.

En el complemento, Central se encontró con una posibilidad para llevar el partido a su molino. Es que, nuevamente con un remate desde los doce pasos caldado al del primer tanto, a los 15 minutos, otra vez Malcorra cambió por gol una falta contra Enzo Copetti, de floja labor, en el área. A ello le vino la expulsión de Ortegoza. Tenía terreno favorable para administrar lo que quedaba con inteligencia y permitirse certificar el resultado favorable. Pero no supo llevar bien la ventaja.

Es que, si bien pudo haber liquidado la historia con un par de remates de Campaz que fueron bien resueltos por Herrera, el Canalla siguió sin dar garantías atrás. Nunca aprovechó el hombre de más en el campo. En vez de descansar con la pelota e imponer condiciones, eligió seguir haciendo un desarrollo de ida y vuelta, con el peligro de que atrás flaqueba y el mediocampo estaba en una jornada olvidable. Así, dejó crecer a un Talleres que cada vez se fue animando más, creyendo que podía llevarse algo del Gigante.

Sin justeza arriba y sufriendo con cada embate abajo, el desenlace se veía venir. En un centro de Ruiz Díaz desde la izquierda, ya en los minutos finales, Tarragona anticipó al pibe Giménez en la dividida y, con un toque preciso de derecha, definió contra el palo izquierdo de Werner, que solo atinó a mirarla. Castigo para Central por no haber podido desarrollar una estrategia efectiva para jugar con la diferencia que tenía, más el escenario favorable con el que contaba. Por como se dio el encuentro, la igualdad terminó siendo justa.

Así, el Canalla se resignó a quedarse solo con un empate cuando tenía todo servido para aprovechar el gran banquete que se le habá presentado. No obstante, nunca hizo los méritos suficientes para aprovechar la posiblidad, más allá de una buena tarea de Campaz y Malcorra, mientras tuvieron resto físico. Dejó pasar otra chance de recuperar terreno en el plano local y la esfera internacional en 2025 comienza a verse lejana, más allá de que aún quedan muchos puntos en juego. La principal razón para argumentar esto es que pareciera no tener con qué.

Se dijo anteriormente que al mercado de pases le faltaron al menos dos o tres nombres que marcaran la diferencia, de esos que llegan y juegan. Como están las cosas, en este equipo un enganche con panorama, calidad y visión de juego (Botta hoy dio muestras de ello) era más que necesario, aportando soluciones de las que ahora se carecen, sumado a un competidor confiable para’Gusa’ Sández por el lateral izuiqerdo y un volante derecho con actividad, a diferencia de lo que se ve hasta ahora de Augusto Solari, cuyo rendimiento en nada se parece al de aquel jugador punzante y con llegada que se vio en el Racing de ‘Chacho’ Coudet. De los que llegaron, claramente el que sigue estando en deuda es Copetti: en su defensa puede decir que es poco abastecido.

 

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