MARTES, 19 DE NOV

Todavía le falta

Tras unos buenos 20 minutos iniciales, La Lepra se quedó en el complemento, dejándose llevar puesto por su rival, y se tuvo que conformar con un empate en el Nuevo Gasómetro, cuando todo había arrancado para tener una jornada favorable. La lesión de Armando Méndez tuvo un fuerte impacto anímico y marcó un antes y después en el encuentro. Ramiro Macagno, la figura rojinegra.

 

Newell’s Old Boys todavía tiene mucho por trabajar y corregir si quiere reinvertarse y volverse un equipo serio, competitivo, que verdaderamente sea confiable y pueda aspirar a recuperar el protagonismo, ese con el que no se amiga hace tiempo. Tuvo una gran oportunidad para empezar a dar esos pasos que lo acercaran a la meta en el Bajo Flores, pero nuevamente, por impericia propia, se encargó de dejar pasar el tren, cuando tenía todo para armar una fiesta.

Es que mejor no pudo haber arrancado el partido para La Lepra en el Nuevo Gasómetro. Ante un San Lorenzo diezmado por una inhibición que le imposibilita todavía usar a sus refuerzos, el conjunto de Sebastián Méndez salió afrontar el encuentro con el convencimiento anímico que necesitaba y pegó de entrada, con un golpe fuerte sobre la mesa. Desde el comienzo, mostró cimientos futbolísticos que lo hicieron ponerse en ventaja casi desde el vestuario, con un golazo elaborado por una gran jugada colectiva. Y todas las señales le siguieron sonriendo en ese inicio ampliamente favorable.

El rojinegro estuvo en ventaja rápido y manejó el desarrollo a voluntad durante unos primeros 20 minutos más que interesantes, donde Éver Banega fue conductor, eje del juego, el paraguayo Cardozo se mostró punzante por su sector y encontró un cómplice ideal en el uruguayo Armando Méndez, que perforó a la defensa azulgrana cada vez que se lo propuso por derecha, y el ‘Colo’ Ramírez había logrado desquitarse con la red tras una sequía prolongada. Escenario ideal.

Sin embargo, ese envión del inicio se vio rápidamente apaciguado por una acción clave, que marcó un antes y un después en el juego. El uruguayo Méndez sintió un pinchazo en la zona del isquiotibial derecho y tuvo que salir reemplazado. Desde ahí, Newell’s no volvió a ser el mismo. Sintió el impacto anímico de haber perdido a su mejor jugador hasta ese momento, y jamás volvió a imponer condiciones en el encuentro. Fue a partir de allí que San Lorenzo creyó en sus posibilidades.

El Ciclón empezó a ganar divididas, puso enjundia y logró cambiar las características del juego, jugándose más como le convenía. La Lepra estuvo bien parada atrás, a partir de la fortaleza y solidez de los guaraníes Gustavo Velázquez y Saúl Salcedo, impasables, pero perdió preponderancia en la zona medular. Banega estuvo mejor marcado y la influencia de Cardozo disminuyó, siendo escaso el aporte de ‘Panchito’ González por la banda izquierda, más allá de correr mucho. Por ello, Ramírez estuvo muy sólo arriba, fácilmente absorbido por Romaña y Campi.

Aún así, en esa primera etapa, el local no logró trasladar el cambio de dominio en situaciones concretas. Pero todo cambió en el complemento, donde empujó más y fue metiendo a Newell’s contra su arco. Allí, además de la tarea de los centrales, que seguían sacando todo, se volvió muy sobresaliente la labor de Ramiro Macagno, quien varias veces se encargó de desactivar intentos azulgranas, que vinieron con más decisión.

La Lepra se quedó mucho, siendo obligado a meterse muy atrás y refugiándose en la solvencia de su arquero, quien se erigió como figura para bloquear chances peligrosas rivales. Los de Méndez solo resistían, aferrándose como podían al 1 a 0. Las respuestas tampoco llegaron desde el banco, porque Gabriel Carabajal reemplazó a un extenuado Banega y pesó poco, decidiendo mal con el balón. Así, de tanto ir, San Lorenzo tuvo su premio con una jugada que incluyó una serie de rebotes y el ingresado Sebastián Blanco definió cruzado de derecha, desde el piso, para igualar las cosas.

Ya con la igualdad, el rojinegro volvió a tener algunos ataques y salió algo de su área, fruto de que hubo más espacios, pero terminaron siendo más intenciones que acciones reales de peligro. Los dirigidos por Romagnoli también se desinflaron tras el empate y carecieron de precisión en los metros finales para llevarse algo más. El empate terminó siendo lo más justo para ambos, porque Newell’s tuvo un arranque perfecto, pero no lo pudo sostener, y San Lorenzo se le vino encima y terminó emparejando merecidamente la historia.

Todavía tiene piezas que aceitar Méndez para encontrar un funcionamiento más regular. La Lepra tiene raptos de inspiración, pero luego entra en baches pronunciados que dificultan sus posibilidades. Necesita que el fútbol aparezca más frecuentemente y no a cuenta gotas, para ello hace falta una mejor producción general, sobre todo de los encargados de la gestación. A ello debe agregarse una mejor sincronización colectiva: que Macagno haya sido la figura en los dos últimos partidos dice mucho de todo lo que falta mejorar.

 

 

 

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